Me senté en el mostrador de la cocina con un tazón de cereales, todo estaba en silencio y el reloj marcaba las seis y media de la mañana. La oscuridad llenaba la habitación cuando una figura alta y delgada apareció por el pasillo.
-¿Noah?- Pregunté. Parecía sorprendido por mi estadía en la cocina, llevaba zapatillas deportivas, short y una mochila.
-¿Kim?- Respondió mientras prendia la luz, lo que hizo que mis ojos se achicaran de golpe. -Perdón.
Y apagó la luz que había prendido, sacó algo para tomar de la heladera y se sentó en el asiento que estaba a mi lado.
-Me parece extraño que estés levantado a las seis de la mañana como si fueras a jugar a la pelota.- Dije mientras agarraba cereales.
Pude distinguir su sonrisa en la oscuridad.
-Creo que debería contarte algo importante.
Asentí dando la aprobación para que continuara.
-Como vos ya sabes a los chicos les está yendo más que bien, sus vidas están hechas, cumplen sus metas, hacen lo que aman. Mike tiene un taller super completo que trabaja las 24 horas del día, es uno de los mejores mecánicos. Benja el mejor boxeador de la ciudad, del sur y está entrenando para conseguir todavía más. Caleb está estudiando lo que le gusta, siempre fue bueno con los números y está demás agregar que solo le faltas vos para ser feliz completamente, ayer se lo veía espléndido.
》Kim, yo nunca pude hacer eso "encontrar mi lugar", vos bien conoces mis frustraciones. Quería estar acá a los 16 y sé que ya no tengo 16 y que el reloj me persigue. Conseguí entrar como reserva en un equipo importante, es un paso más cerca de lo que pude haber estado antes. En una hora tengo la prueba final. Te lo iba a contar pero no encontré el momento y lugar adecuado. ¿Qué pensas al respecto?No había nada que me pudiera decir mejor que eso. Verlo jugar profesionalmente en un estadio, gritar sus goles en una cancha y que su nombre aparezca en programas de deportes había sido toda una utopía antes, pero hoy ya no. Noah cumpliendo sus sueños era algo que me llenaba.
-Estoy desbordando de felicidad, esto es increíble.- Me acerqué para abrazarlo y lo exprimí como una naranja. Tanto esfuerzo había tenido su recompensa. Al separarme pude ver su rostro claramente, el sol ya había empezado a asomarse por la ventana, y sostuve su cara con mis manos, no pensaba olvidarme jamás de este momento, quería una foto mental de su rostro.
-Sobre Caleb tengo que volver a decir...-
Lo interrumpí.
-No, no vas a decir nada.- Decreté enojada.- No sé que pensar ni que decir, ¿Qué espera el de mi? ¿Qué esperan ustedes de mi? ¿No se dan cuenta de que tengo una vida que arreglar tan solo con pensar en tener una relación? ¿No se dan cuenta de lo difícil que es esta situación? Soy un desastre, ¿cuándo supuestamente tengo que ordenar mi vida? ¿Tengo solo hasta que ustedes se vayan para elegir? Y decime por favor, ¿qué margen de error tengo?-
Se quedo en absoluto silencio y pude ver que su mirada se dirigía a sus manos. Todo pareció quieto en varios minutos.
-¿Entonces?- Insistí. La pregunta anterior no estaba contestada y mientras más pensaba más me perdía.
-Estoy masticando.- Respondió con la calma que lo caracterizaba. Miré la mesa y sus manos, no había nada que masticar. Miré su cara, su mandíbula no se movía. No tenía que masticar, por lo que no entendía a que se refería.
-¿Masticando qué?- Pregunté desconcertada a su comentario.
-Estoy masticando el silencio.- Contestó saboreando las palabras.
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La Primera Dama.
Short StoryKim. Caleb, Benjamín, Mike, Noah. Cuatro chicos en un departamento. Un chico enamorado. ¿Podrá Caleb recuperar a Kim? ¿Hasta que punto dará todo por ella? Entre el amor diferentes dificultades van surgiendo pero, ¿lograrán vencer sus miedos? Recuper...