En camino

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¡Hola! Ya tenía el capítulo listo desde hace cuatro días... Pero se me olvidó subirlo ayer xD Lo siento.

Domingos, día de actualización.

Espero les guste ese capítulo!

No olviden votar!

-Señor Jacques.-Saludo Melina extendiendo su mano hacia él. Era la viva imagen de la profesionalidad, nadie podría imaginar que hasta hace unos segundos se había estado comiendo con los ojos al hombre.

Leonardo sonrió como si le hubiesen contado un chiste, lo que la hizo tensarse. Estuvo a punto de bajar la mano, pero en el último segundo él la tomó.

-Señorita...-Se interrumpió esperando que ella completara la frase.

-Dalton.-Respondió.-Melina Dalton, un gusto conocerlo.

-Apuesto que si.-Respondió él sonriendo irónicamente. Ella ignoró su tono y se dispuso a tomar asiento a lado de Méndez.- ¿Tardará mucho en llegar esta compañera? Comprenderás que tengo una agenda muy ocupada... -Melina lo miró francamente ofendida, estaba a punto de replicar hasta que notó el brillo burlón de su mirada. Sus ojos eran obscuros, lo que la hacía más intensa. Él sabía que era ella, solo buscaba provocarla.

Bien, era más fácil ignorar su atractivo si él estaba siendo un idiota.

-Cuidado.-Advirtió Méndez divertido.- A diferencia de ti, ella tiene un arma y permiso para usarla.

-Gracias.-Dijo Melina sintiéndose mejor.

-¿No puedo tener yo una?- Preguntó el frunciendo el ceño.

-Estamos desesperados, no dementes.-Respondió Méndez pragmáticamente.- Dicho lo anterior, Melina tiene total permiso de usar la fuerza contra ti, si tratas de tendernos una trampa.-Leonardo alzó las cejas y la miró.

-Me gustaría ver eso.-Murmuró provocándole un cosquilleo en las manos. Realmente quería abofetearlo... O tocarlo, cualquiera funcionaría.

-Antes de salir de este lugar, te será puesto un brazalete electrónico con GPS satelital. Cualquier intento de removerlo o desactivarlo, nos será notificado y vendremos por ti. Que quede claro.-Dijo Méndez con voz dura.-No te estamos liberando ni te estamos dando vacaciones. Sales, nos ayudas y vuelves.

Esto hizo que Leonardo en verdad se molestara.

-¿Entonces para que fue toda esa mierda? Si al final terminaré donde mismo... O muerto.-Espetó golpeando la mesa con ambos puños.

-Si te portas bien, hablare con el fiscal que esta llevando tu caso.-Méndez se levantó y Melina lo imitó.- Ya sabes como son las leyes, todo depende de ti si quieres ser un hombre completamente libre de nuevo, entonces tendrás que darnos algo bueno. Mañana temprano vendrán mis hombres por ti, oficialmente serás trasladado a otra prisión, así que esa será tu coartada.

Méndez le indicó a Melina que era hora de irse, así que ambos se levantaron, pero antes de cruzar la puerta ella no resistió echar un último vistazo. La mirada de los dos se conectó y ella sintió un escalofrío por toda su columna. Aun así mantuvo su postura indiferente y abandonó el lugar.

-¿Mañana, señor?-Preguntó una vez estuvieron de camino a la agencia.

-El vuelo a Phoenix saldrá mañana a las doce con cuarenta minutos ¿Alguna objeción?- Preguntó mirándola de reojo.

-Ninguna.

...

-¿Mamá?-Gritó Melina entrando a su casa.

Entre balas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora