Capítulo 2

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Preguntas, tenía muchas preguntas. Para empezar, ¿por qué hablaba solo aquel chico? No había podido hacer los deberes en toda la tarde pensando en ello. No, debía haber alguna explicación lógica. Tenía el libro de Lengua abierto, pero no conseguía concentrarme. Quería hablar con alguien, pero no tenía ni un amigo aquí. Suspiré. Y tampoco podía hablar con Molly, era tarde. Necesitaba tanto el consejo de mi mejor amiga, ella y yo siempre habíamos sido como hermanas, nos lo contábamos todo. 

Cuando al fin terminé los deberes, me encontraba cansada. No me había ni acercado a cenar, la verdad es que no tenía hambre, solo quería acostarme en mi cama y dormir, esa parecía una gran idea. Me levanté de la cama, cogí mi pijama, me lo puse y me dirigí al baño. Me cepillé los dientes, una vez hube terminado, me miré en el espejo, mi rostro reflejaba cansancio. Salí del cuarto de baño y me fui derechita a la cama. Cogí la manta y me cubrí con ella, ahora la cama me parecía tan cómoda, cuando llegué aquí y me tumbé en ella por primera vez, me parecía demasiado dura. Supongo que cuando una tiene sueño, cualquier sitio le parece cómodo, apagué la lámpara de la mesilla, cerré los ojos y me quedé dormida

Me desperté y miré el reloj, eran las ocho de la mañana, las clases empezaban a las nueve, aparté la manta y me senté en la cama. Me aparté los pelos de la cara, aún estaba medio dormida, me levanté de la cama, y me dirigía al armario hasta que tropecé con algo y me di un buen golpe en la rodilla. Vi al causante mi caída, una zapatilla.

-Estúpida zapatilla -le dije.

Como si la zapatilla me fuera a responder, que tontería. Volví a levantarme, rebusqué en el armario, cogí unos vaqueros negros, un jersey azul claro (regalo de Molly cuando cumplí los 16 años) y unas zapatillas. Fui al baño y me lavé la cara y los dientes. Ya vestida, me cepillé el pelo, pero esta vez me lo dejé suelto y me puse una cinta de pelo negro. Hoy estaba decidida a hacer amigos. Cogí la mochila, eran las ocho y media, tenía que ir a desayunar, salí lo más rápido posible. 

Cuando llegué, el comedor estaba repleto. Normal, era la hora del desayuno, me dirigí a la cola para pillar algo de desayunar. Cogí una bandeja, en ella puse una manzana, un yogurt, una magdalena, un sandwich de jamón y queso, y por último un zumo de piña y uva. Fui a una de las pocas mesas vacías que quedaban, aparté una silla para sentarme y dejé la mochila encima de otra silla, vi la bandeja de comida y cogí primero el sándwich, esta muy rico. Hasta ahora no me había dado cuenta del hambre que tenía, cogí el zumo y le di un sorbo, y fue entonces cuando lo vi. No me había fijado en él, era el chico de la capucha, lo vi con su bandeja de comida, me parece que se dirigía a una mesa vacía. También vi a un chico detrás suyo, eso no podía significar nada bueno. Había gente que miraban expectantes por ver que es lo que planeaba hacer el chico. Ese chico iba a mi clase de lengua, creo que se llamaba Kevin, y desde el primer momento en que lo vi, sabía que no era una buena persona. Vale, se que no le conocía personalmente, pero siempre había tenido, por llamarlo de alguna manera, la "habilidad" de saber cuando una persona era buena, y cuando no. En ese momento tomó al chico de la capucha por los hombros y lo empujó hacia delante. Cerré los ojos, no quería ver aquello. Odiaba haber tenido razón respecto a Kevin, volví a abrir los ojos y le vi en el suelo junto a su comida, la gente se reía de él. No sé como podían ser tan crueles, si a mi me hubieran hecho eso, yo me hubiera echado a llorar y habría salido corriendo. Pero el no, se puso a recoger algunos de los alimentos y los puso nuevamente en la bandeja, se levantó y se fue a sentar la mesa vacía más cercana. 

Tomé una decisión, puede que luego me arrepintiera, pero ahora no. Cogí la mochila, me la colgué de un hombro, luego cogí la bandeja de comida y acto seguido me dirigí a la mesa donde se sentaba él. Sentía las miradas de todo el mundo clavadas en mi, "Tranquila" pensé, "No dejes que te importe lo que ellos piensen". Llegué a su mesa, el miraba su bandeja de comida, levantó la cabeza y clavó su mirada en mi, yo sonreí. Tenía los ojos de un verde oscuro, y ahora que lo veía más de cerca... también era guapo.

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