Acercamiento: Deidara e Izuna (2da. Parte)

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Izuna cerro sus ojos un momento, le era muy doloroso recordar eso, Deidara no dejaba de verlo asombrado. Poco a poco iba entendiendo el carácter de Madara.

- Pero... ¿Cómo eran antes de eso?

- Bueno -pensó Izuna- creo que era como tu

- ¿Eh?

- Si, de hecho aún lo sigue siendo, el hermano mayor que protege a sus hermanitos. Pobre de aquel que nos hiciera llorar a mi o a Fugaku

Izuna sonrió al recordar a las múltiples victimas que Madara enviaba al hospital. Aunque era un estudiante modelo, las peleas que tenía lo metían en serios problemas, pero al azabache no le importaba. Solo procuraba que Fugaku e Izuna, no sufrieran

- ¿Y qué paso cuando Madara-sensei entro a la preparatoria?

- Bueno...

PVO'S IZUNA

Como los tres éramos muy estudiosos, cada quien logro una beca en las mejores escuelas, Fugaku y yo en la secundaria y Madara en la preparatoria. Gracias a esas becas, no teníamos que pedirle nada a Tomoe, pero ella seguía pisoteándonos, haciéndonos sentir inferiores. Pero eso acabo un día. Como te conté, Fugaku era muy enfermizo y un día, el pobre sufría fiebre y vómitos, pero a nuestra tía no le importaba.

Incluso decía que si moría mejor, Fugaku por más que trataba se mantenía alejado de ella, pero un día, mi hermano no pudo más y vomito sobre la alfombra favorita de Tomoe

- ERES UN CERDO

- No fue mi intención...

- SI COMO NO

Sin importarle que Madara y yo estuviéramos viendo, la tía tomo una vara para darle su castigo a Fugaku, pero Madara no se lo permitió cuando ella quiso dar el primer golpe

- ¿Madara?, ¿Qué estás haciendo?

- Ya es suficiente, no permitiré que les pongas un dedo encima a mis hermanos -quitándole la vara

- Eres un maldito

Pero la tía no término, Madara le había asestado una fuerte bofetada que la derribo al suelo, recuerdo que la mano de mi hermano mayor temblaba, quizá de tanta ira contenida por muchos años.

- LARGO... LOS TRES FUERA DE AQUÍ - grito Tomoe

Mi hermano en silencio entro al cuarto donde nos quedábamos, luego me llamo, mientras deje a Fugaku en el sillón. Rápidamente, Madara y yo empacamos nuestras pertenencias, que no eran muchas. Madara cargo con las maletas y yo sostenía a Fugaku, cuando salimos de esa casa, sentí un gran alivio pero...

- Madara, ¿Qué vamos a hacer ahora?

- Ya tengo todo resuelto - nos sonrió

De inmediato paro un taxi y nos dirigimos hacia un edificio de departamentos, ahí nos esperaba una anciana, quien nos recibió amablemente más al darle medicina a Fugaku. Vi cómo le dio a Madara unas llaves

- Fugaku, ¿puedes caminar?

- Si - respondió un poco débil

- No, mejor espérenme aquí

Poco después, Madara volvía por nosotros y cargo a Fugaku en su espalda. Grande fue nuestra sorpresa cuando nos detuvimos frente a una puerta

Pídela y Yo la PongoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora