Erick

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Su cuerpo era tan flaco y debilucho, su postura no era recta. Incluso el pastor alemán lo llevaba a arrastras, cualquiera lo podría destrozar a golpes, cualquier lo podría domar. Los hombres aparecieron... Pero esta vez solo eran tres, el parque estaba vacío, con pocas personas corriendo sin dirección aparente y con miradas vacías. Los tres hombres se acercaron a él, uno lo tomo por la espalda y le tapo la boca con la mano, otro lo tomo de las​ piernas, lo cargaron, y el tercer hombre abrió la puerta de una camioneta negra polarizada, el perro se lanzó encima del hombre que lo tomo de los pies pero con una patada lo lastimo y el perro salió huyendo. Él joven debilucho movía sus manos torpemente intentando golpear a los grandes hombres, pero era imposible; ya dentro de la camioneta uno de los hombres saco un arma.

—Callate, o te dispararé- ordeno él hombre con autoridad y él joven acato la órden- Erick Navas, tienes que acompañarnos.

Erick intento tranquilizarse pero no pudo, y empezó a gritar pidiendo auxilio, aunque realmente nadie lo pudo escuchar; Y uno de los hombres lo empezó a golpear sin compasión hasta reventarle el labio, romperle la nariz y dejarlo inconsciente...

Simplemente desconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora