Capítulo 8.

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- ¡Dios mío! ¿Dónde te has metido?-

Dinah me abrazó fuertemente. Como había dicho Lauren, me había recibido en la puerta de su casa. Yo tuve que responderle el abrazo sin ganas, y con una falsa sonrisa. Fingir se me daba muy bien, solo yo sabía que por dentro estaba destrozada. 

- Luego te cuento- Solté con perseverancia.  

- ¿Cómo que luego me cuentas?- Se quejó. 

- En serio, Dinah, no tengo ganas de hablar.

Ahora sí que lo dije en serio, y ella me comprendió. No sé cómo, pero dejó el tema. Ella podía pensar que me había pasado cualquier cosa grave, por eso supongo que me respetó. 

- Bueno... Entonces entremos.- Me miró preocupada.

Tampoco quería hacer que se sintiera así. "Tendrás que fingir mejor" Me dije. Por primera vez, me notaron que no estaba bien, y eso lo había conseguido Lauren. Supongo que me afectaba más de lo que imaginaba.  Entramos al portal y subimos las escaleras, era un primero, ella picó y abrió su madre.

- Esta es mi madre, Milika.

- Buenas Milika.- Volví a sonreír. 

Ella también me saludo, y se dirigía a preguntarme donde había estado. Pude fijarme como Dinah le lanzaba una mirada para que dejara ese tema. En ese momento agradecí a Dinah bastante. Milika rectificó y pasó a decir: 

- Bueno hija, ¿por qué no le enseñas la casa a nuestra invitada? 

- Claro- Dijo Dinah sonriendo. 

Me enseñó cada parte de su casa, era bastante bonita decorada con muebles de madera. Y finalmente pasamos a su habitación, ella señaló el colchón del suelo. 

- Esta es tu cama- Se rió. 

- Perfecto- Sonreí 

- Era esto o que durmieras en la habitación de invitados. 

- Mejor contigo- Ahora ella sonrió y nos miramos. 

Seguidamente Dinah de un bote saltó a su supuesta cama un poco alta quedándose sentada. Ella hizo palmadas con una mano a su lado en significado a que yo me sentara. De su misma forma me senté y recogí mis piernas sentándome como un indio. En solución a buscar un tema dije: 

- Muy acogedora la casa. 

- Gracias, pero la que es acogedora soy yo, no le des el mérito a la casa.

Nos reímos. Así empezó una agradable conversación de todo un poco. No me preguntéis como pero hablamos desde tattoos y piercings hasta los tipos de abuelas que hay. Riéndonos con la risa floja. Me vino bien ese momento para olvidarme un poco de.. eso. Nos costó, pero dejando a un lado las risas, Dinah dijo: 

- Oye, que he pensado que como no tienes ropa, ir al centro comercial. – 

- Me parece perfecto. – No lo pensé dos veces. Me había traído dinero suficiente y a parte de mi maleta perdida, nueva ropa me hacía falta. 

- Así lo sirvo de excusa para mi madre y me compro algo yo también. 

- Jajaja, aunque en teoría no he de comprar mucho. Mañana ya me voy.-  Se quedó un rato pensando. 

- ¡Hostias es verdad! Y yo que te quería presentar a mis amigos... 

La verdad es que se me hacía muy corto a mí también. En teoría me quedaba aquí tres días, dos noches vamos. Y una ya la había pasado, una que no quería recordar, recordarlo se me hacía agradable pero en seguida venían todos esos pensamientos, sinceramente, me sentía mal. Hubiera preferido estar con Lauren sí, pero sin hacer nada. ¿solo he sido un juego para ella?  Ella no quería nada más conmigo, ¿entonces...? Quizás había hecho lo mismo con más personas, no tenía por que sentirme única... ¿Veis? Mejor dejarlo.  

Contando esa noche, la segunda y última sería esta. Así que mañana era el día de marcharse. Puse cara apenada. 

-          Qué pena Dinah, si es que tres días son muy pocos.- Entonces nos miramos un rato y nos abrazamos. 

- ¡A comer!- Gritó su madre desde la cocina. 

Nos desenlazamos de ese abrazo y nos sentamos en la mesa después de haberla puesto. De comer había unos macarrones buenísimos y mientras comíamos Milika me preguntó bastante sobre mí para conocerme, y cuando Dinah percibió que ya era suficiente,  cambio de tema y  dijo: 

- Mamá hemos pensado de ir esta tarde al centro comercial. 

- Claro, buena idea. Enséñale también un poco de la ciudad a tu amiga. 

Dinah me miro y sonrió. Después de comer Milika nos llevó al centro y quedamos en que nos recogería a las 20:30. Dinah y yo íbamos de tienda en tienda probándonos cosas. Mientras yo sostenía una camiseta bastante mona Dinah saltó de vuelta con el tema: 

- ¿Me vas a explicar ya donde has estado esta noche? 

Tras esa frase, así y sin más, recordé el momento de aquel primer beso tan tierno que había provocado un escalofrío por mi espalda. Eso si que había estado bonito. Sonreí por fuera mientras agachaba mi cabeza. 

- Va, tía, tú has ligado.- Dijo al ver mi reacción. 

- Se podría decir- Quise contestar divertida. 

- ¿En serio?- Nos miramos y echamos a reír.- Y qué ¿es muy guapo? 

- No te lo puedes imaginar- Dinah hizo una sonrisa pícara. Pasó un rato. - ¿Y te trató bien? 

- Me trató genial. 

- Pero... 

-          Ay, mira estos jeans que bonitos- La interrumpí y dejamos a medias el tema. 

Pasamos a la woman's secret y es que la ropa interior a mí me vuelve loca. Como ya tenía muchos, me controlé y solo me compré unos sujetadores negros con rejilla. Monísimos. Me pueden. 

Entre risas y cháchara se hizo en nada las 20:00. Nos dirigíamos a casa y como la madre de Dinah no tenía ganas de cocinar nos pedimos unos kebabs. Muy buena tarde.  Vimos la tele hasta las tantas, y al final optamos por irnos a dormir. Mañana yo no me podía levantar muy tarde. 

- Buenas noches. 

- Bona nit. 

- Buenas noches niñas. 

Milika apagó la luz, pero yo me quedé con los ojos abiertos y mirando el techo, pensativa. Finalmente me puse los cascos, fueron pasando muchas canciones y me fuí adormeciendo hasta que sonó "sin ti todo anda mal": 

"Ahora que la soledad me advierte y dice que tú estas lejos y ausente ahora que mi piel, mi boca y mi ser sólo quieren que tú estés conmigo" 

Estaba ya dormida, pero en esos versos automaticamente abrí mis ojos como una reacción y de mala manera me quité los cascos y apagué la música.

Por fin, dejando los pensamientos a un lado, me dormí.

La suerte de mi vida. (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora