Capítulo 3

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SIRIO

En mi unidad han sacado a más de 60 chicos en desesperación absoluta que buscan la misma oportunidad que yo les he arrebatado. He temido que me eliminaran a mi, pero afortunadamente no lo han hecho ya que eligen a los que mejor se han desarrollado según el tiempo que llevamos instalados aquí. Ahora solo temo que alguno de mis hermanos no lo logren, no puedo parar de pensar en ellos porque... pues ¿cómo podría? Ellos son mi todo, los que más me conocen, los que yo he cuidado por mucho tiempo y ellos han confiando en mi, desde que buscamos cobijo en un hogar hasta cuando alguno enfermaba o tenía problemas. Seguramente Sunny, Summer  y Spencer deben estar asustadas, por ahí mirando lo que les harán.

Siento los helados brazos del micro-androide moverse dentro de mi carne y adherirse a mi columna quemándome cuando clava un par de tornillos en esta.

–Parece que todo está en orden.– Me dice la mujer de tez morena y con la mano indica que extienda mi brazo.– Solo queda una cosa más, terremoto. Te aseguro que no duele tanto como lo anterior, será solo un segundo. ¿Me repites tu código humano?

Bonito apodo ¿no?, "terremoto", por mi temblor ya debe haberse dado cuenta de que algo me parece que anda mal, pero seguro que lo está mal interpretando, no estoy nervioso por lo que me hagan, sino por lo que le hagan a mi familia. O quizá piensa que ya me he vuelto loco, y puede que tenga razón porque este calor está ¡pff! Si no me derrito antes de salir de aquí  seguro que buscare una forma de hacer que me envíen a un lugar con aire fresco, o agua al menos.

–80170.– Respondo y ella empieza a mover sus dedos presionando algunas teclas de una caja metálica que luego coloca contra mi antebrazo. No entiendo para que sirve hasta que esta suelta en un segundo un chispazo eléctrico y al levantarla se ve mi piel enrojecida alrededor del número 80170 que ahora llevo tatuado haciendo que de un leve gruñido como queja.

–Eso es todo, nene. Puedes subir al avión, mucha suerte ahí afuera, terremoto.–Me despide con una dulce sonrisa y me pone la mano en la espalda para encaminarme a una puerta de metal. El avión.

La puerta del avión se abre dejándome sentir el aire frío y reconfortante que me hacía tanta falta por la falta de oxígeno de afuera, me retiro el sudor mientras entro en esta carroza con alas buscando automáticamente algún rostro familiar, los ojos, el cabello, ¡lo que sea! Y estoy por rendirme cuando una voz chillona me llama por mi nombre desde atrás, me giro y veo los ojos danzantes de Sunny justo antes de que se me ponga encima en un abrazo desesperado.

–Me alegra mucho verte, ha sido un caos estar en la fila, una loca empezó a ponerse agresiva, todo iba muy rápido y no sabía que hacer y... –No para de hablar a toda prisa y la abrazo poniendo una mano en su cabeza para que se tranquilice.

–Ya estás aquí, Sun, ya no tienes nada por qué preocuparte.–Dejo un beso en su frente y la tomo de la mano para traerla conmigo.–Estamos juntos, no deben tardar los demás.

Me tiro en un asiento vacío sintiéndome agotado y Sunny se pone en el asiento de atrás, seguramente para que a su lado la acompañe  Seth, aún con la peleas siguen siendo inseparables y ver que se sienta junto a un espacio vacío me tranquiliza, aún tiene esperanza.

Los minutos pasan y las personas también, algunos asientos se están llenando y debemos estar al menos la mitad de los que entramos, es decir, al menos diez personas.

Una cara conocida se asoma por la puerta y el grito agudo de Sunny me puede asegurar que es Seth quien atraviesa la puerta, y efectivamente está con Spencer. Ambos se acercan y le doy una palmada en el hombro a mi hermano para indicarle que estoy orgulloso de haber cuidado de nuestra hermana, ella viene bañada en lágrimas pero lógicamente está asustada y no esperaba ningún tipo de dolor físico al entrar aquí. Spencer sube a mis piernas y me abraza por el cuello mientras yo la abrazo de regreso y empiezo a acariciar su espalda para tranquilizarla.

–¿Cómo ha ido todo con ustedes?.– Le pregunta Seth a Sunny mientras se sienta junto a ella pasándole un brazo por los hombros y haciendo que ella recargue la cabeza en su hombro. Cada vez que veo a alguien de mi familia entrar por esa puerta un cálido alivio me recorre, y cada vez que veo que un desconocido llena uno de los pocos asientos disponibles me causa un terrible sufrimiento y preocupación debido a la ausencia de mis hermanos, en este caso Summer es la que me falta aquí.

–No llegamos juntos, pero apenas nos encontramos ¡no pude sentirme más aliviada!.– Explica a toda velocidad y sin parar para respirar. Lo hace mientras sigue hablando. Siempre que está feliz o sorprendida empieza a parlotear sin sentido o freno alguno.– ¡Tengo que contarte! Una loca se puso a golpear la pared con la cabeza cuando le han negado la entrada, yo no podía creerlo, apenas...

Dejo de poner atención en Sunny cuando noto que solo quedan tres asientos vacíos. Dos asientos, Summer, por favor llega.

Un alborotado cabello rubio se asoma por la puerta metálica y distingo a un chico alto, serio y de tez pálida y ojos azul cielo que penetran con la mirada cortando el ambiente caminando directamente hacia quien parece ser su hermano para llenar un asiento. Ahora solo quedan dos asientos y Summer no ha llegado.

Siento el tiempo eterno así que me levanto con Spencer en los brazos para ir a buscar a nuestra hermana, pero en ese instante entra por la puerta haciéndome que suelte todo el aire que recién había comenzado a retener. Nos busca con la mirada con un niño tomado de la mano y viene hacia nosotros envolviéndonos a Spencer y a mi en un abrazo seguido de un beso en la mejilla. Puedo respirar con tranquilidad ahora que los tengo a los cuatro junto a mi y veo que están sanos y sin ningún problema. Summer se acerca a los gemelos y los abraza a cada uno plantando un beso en sus frentes mientras el chico va a sentarse en el último asiento vacío del avión.

¡Gloria a Dios! ¡Gracias al cielo que están bien! No sé que habría pasado conmigo si no los veía a todos aquí sentados, seguramente me habría vuelto loco y me hubieran sacado por representar un peligro potencial para la procreación de los seres humanos.

Summer me quita a Spencer de encima mientras recarga su cabeza sobre mi hombro y comienza a mecer a nuestra hermana con cariño entre sus brazos para mimarla mientras le susurra cosas como "que valiente eres", "¡me ganaste!, ó "no te preocupes, yo también lloré", ya que el micro-androide tiene a nuestra hermana aún muy sorprendida ya que la ha tomado por sorpresa, y si a mí me ha dolido no puedo imaginar cómo lo sentirá una niña tan frágil y pequeña como lo es ella; sin duda Summer tiene razón, ha sido muy valiente.

Un conjunto de tres notas tranquilas a piano suenan y una puerta se abre mostrando a un  hombre de aspecto amable y piel morena que se asoma desde la cabina y nos indica con voz asertiva que el vuelo va a comenzar, solo debemos recostarnos, relajarnos y unos visores saldrán del techo de la nave y cubrirán nuestros ojos para darnos instrucciones así que Summer deja a Spencer en el siento junto a mi y ella toma asiento junto al niño con el que entró, y noto que le toma la mano y trata de calmarlo. Todos nos recostamos y el avión empieza a prepararse para despegar, los visores bajan y las aeromozas pasan por todos los lugares para encenderlos. Antes de llegar al mío le doy un vistazo a Summer quién me dedica una hermosa sonrisa y la oscuridad cubre mis ojos con la maquina color gris.

Una colorida grabación con música infantil de como atarse los cordones fácilmente comienza y me muestra a un niño pelirrojo y regordete tratando inútilmente de atar sus agujetas. No tiene mucha ciencia pero sus gordos dedos no lo dejan siquiera ver cómo las esta sujetando. Esto es aburrido, ¿cómo he podido al menos cuestionar la lógica de la grabación? Bueno, al menos no es peligroso, o al menos eso creo. De pronto, la grabación cambia y se muestran una serie de imágenes a toda velocidad que empiezan a causarme un fuerte mareo que me deja adormilado. Cierro los ojos con fuerza sintiendo mi corazón latir con una fuerza exagerada mientras trato sin éxito de retirar el visor queriendo arrancarlo con mis propias manos, pero un ruido seco del mecanismo del avión se escucha y siento cómo nuestro transporte comienza a despegar y levantarse del suelo justo antes de quedarme profundamente dormido de golpe.

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