Capítulo 1

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SUMMER

Llevo mis manos a los azulejos blancos de la pared y dejo que el agua caliente corra una última vez por mi espalda mientras el vapor inunda la habitación. Descubriré mi destino dentro de pocas horas, y no tengo miedo de lo que me pueda pasar, porque sé que para lograr mi objetivo tendré que hacer sacrificios. No más agua caliente, no más lecturas, quizá no tendré más comida o no tendré familia, incluso podría terminar sin saber quien soy realmente.

—¡Summer!.—Escucho la voz de mi hermana tras la puerta, que enseguida me hace darme cuenta de que me he pasado de tiempo en la ducha y podrían reprenderme, así que rápido cierro la llave del agua.

—Ya salgo, Sun. Dame unos minutos.—Digo sintiendo el aire helado por el cambio de temperatura y pasando mi cabello mojado hacia atrás para después tomar la toalla blanca que está colgada junto a mi.

Envuelvo mi cuerpo con la toalla y suspiro abriendo un poco la puerta para asomar mi cabeza. Veo a Sunny leyendo en voz baja por ultima vez su libro favorito, aquel que yo le leía desde niña. Mi hermana cierra "El sueño de una mujer" y lo deja sobre sus piernas cerrando los ojos con tristeza. Ambas sabíamos que este día llegaría pero no imaginamos que sería tan doloroso desprenderse de lo poco que tenemos. A Spencer aún no la traen del aula de clases, y los chicos están en el recinto conjunto al nuestro.

—Quisiera llevarlo con nosotras.—Susurra mi hermana con la voz quebrada mientras me acerco a ella para abrazarla y dejar un beso en su cabeza.—Tengo miedo de olvidarlo todo.

—Te prometo que no será así, Sun. No lo extrañaras. Recuerda que las mejores historias se quedan en el corazón, no en la mente.—Intento sonreír citando a mamá pero es imposible ocultar mi pena.

—No sabes si podremos recordar con el tiempo, puedo olvidarme de ustedes.

—Eso no va a pasar, Sun.—La abrazo con más fuerza cerrando mis ojos que arden por contener las lagrimas, pero antes de poder decir algo se escucha un golpeteo en la puerta.—Iré a vestirme, ¿si?. Deja que pasen.

Cuando asiente, me levanto de la cama y camino de regreso al baño. Una vez adentro tomo el uniforme la blusa y el pantalón, ambos color celeste y me siento en el suelo para cepillarme el cabello. Me miro una ultima vez al espejo, con miedo de olvidarlo todo, y aun más de olvidarme a mi misma. El día en que decidimos entrar al sistema no creímos que tendría un final tan amargo. Y aunque quisiera quedarme en este lugar por siempre, debo salir a enfrentar lo que viene. Nadie le ha dicho a Spencer que deberá perder su memoria, solo esperamos que realmente no recuerde que se lo ocultamos. Y tener que verla ahora por ultima vez y fingir que todo estará bien será lo más difícil que haré en mi vida.

La puerta se abre y Sirio entra un poco extrañado de verme sentada en el suelo, pero no dice nada, solo me ofrece su mano para levantarme. Nadie mencionará nada mientras Spencer este aquí, pero ella es lista, pronto se dará cuenta de que nada anda bien. Sun esta realmente triste, yo asustada, Sirio preocupado... El único que parece despreocupado es Seth, pero es por cuidar de Sunny, aunque él siempre lo niegue. Acepto la ayuda de mi hermano sonriéndole apenas como agradecimiento. Cuando estoy por salir del baño el cierra la puerta y me abraza fuerte. Sirio siempre ha tenido como objetivo cuidarnos, aunque a veces sea exagerad, pero sabe que ahora no podrá cuidarnos más.

—Me vas a hacer mucha falta.—Le digo recostando mi cabeza en su pecho para escuchar su corazón. Sus latidos me envuelven y me hacen soltar el aire que había estado reteniendo por los nervios.—Si nos encontramos allá...

—No pasará nada, Mer. Yo voy a encontrarlos a todos.—Promete con un suspiro cuando alguien llama a la puerta.

—Summer, te buscan.—De nuevo Sunny me llama tras la puerta.

Miro a mi hermano con una ligera sonrisa de apoyo y salgo del baño para toparme con la instructora de sistema del área en el que vivimos. Amelie aparenta ser menor de lo que es realmente por las medicinas y productos que les brinda el gobierno a sus empleados, se encuentra embutida en un traje naranja de una sola pieza, el cual combina perfectamente con su cabello del mismo tono que esta recogido en un moño alto. Me miran con cierta decepción y el aire se pone tenso de pronto cuando con sus grandes y azules ojos me hace una seña para salir al pasillo. Por intuición miro tras de mí cuando Sunny corre a dónde esta Sirio para tomarle la mano mientras el se encuentra mirándome preocupado.

—¿Hay algún problema?.—Pregunta él mientras yo camino a lo largo de la habitación para salir.

—En un momento le informo señor Awen. Primero debo hablar con su hermana.

Cuando llego al pasillo escucho la puerta cerrarse tras de mí y encuentro a Seth cargando a Spencer mientras duerme. Mi hermano me indica silencio y yo me acerco para cargar a Spence y así él pueda descansar.

—¿Con qué le puedo ayudar? No sé si usted lo sabe pero me quedan pocos minutos aquí, y quiero pasar tiempo con mi familia.—Le contesto insolente mientras mezo a Spencer.

—Estoy al tanto de eso, Summer. Lamento mucho tener que sacarte.—Sus ojos me miran con sinceridad y suelta el moño en su cabello para liberar un poco de estrés.—Me han llamado del servicio de litros y me dijeron que te pasaste de agua. No tendrás por ahora un castigo porque hoy es tu último día. Pero prométeme que te vas a cuidar y a tus hermanos.

—Lo haré.—Se acerca con los brazos abiertos y me abraza con fuerza. Amelie y yo siempre hemos sido buenas compañeras, soportaba nuestras travesuras e incluso se divertía con nosotros.—Gracias Amelie.

—Hacemos lo que podemos.—Me dedica una falsa sonrisa y la puerta se abre y Sirio sale de nuevo por esta.

—¿Está todo bien? Pásamela.—Dice al verme con Spencer en brazos y él la toma para que yo no cargue.

—Los cinco son buenos chicos, Sirio. Hagan que sea la instructora mas orgullosa. No solo son la primera oleada que llevaremos, sino nuestro primer éxito.—Con estas palabras, Amelie besa nuestras mejillas seguida a besar la cabeza de Spencer y se va por el pasillo de regreso a su oficina.

Me quedo en el pasillo sola con Sirio y Spencer, el eco del silencio rebota en todo el edificio, como si no hubiera nadie, pero la realidad es que todos están en mi situación. Después de hoy no recordaré nada ni a nadie. Durante todos estos años no nos han dejado ver a otras personas, solo nos tenemos a nosotros, solo Spencer ha podido hacer amigos en el aula de clases. A ninguno le duele salir de aquí, pero a todos nos duele es olvidar.

Sirio abre la puerta hacia la habitación y cuando entro me topo a los gemelos viéndose cara a cara. Mis ojos se dirigen a los de Sirio llenos de lástima. Esta decisión la tomamos hace años, pero ver como les arrebato lo único que tenemos me pesa en la sangre como la enfermedad a una familia. Los segundos se vuelven eternos, el aire se vuelve denso, el ambiente pesado, y el frío insoportable. Creo que así se sienten las personas cuando un ser querido muere. Y no existe más nada que pueda hacernos sentir mejor.

El chirrido de la alarma que indica que ya hay que salir se vuelve lejano, y el monótono silencio desaparece en una tormenta de golpes en el techo. Los pasos de las personas que viven en el mismo recinto que yo se escuchan, y es la primera vez que nos veremos. Nunca tuvimos contacto unos con los otros, pero hoy será diferente. Por primera vez veré los ojos de alguien más, quizá algunos sean claros o algunos más profundos que otros. Puede que sea la primera y última vez que vea a una chica o un chico de mi edad, pero no importa porque lo olvidare en minutos. Aunque la simple ilusión de ver a alguien como yo, me envuelve en curiosidad.

Avanzamos hasta la puerta, la cual se abre por si sola como indicación para que todos salgamos ya, y veo solo color celeste pasando por el uniforme que todos llevan mientras caminan a toda prisa para llegar a la base de separación como olas en el mar. Van tan rápido que todos parecen ir corriendo, o yo parezco verlo todo con lentitud, ni siquiera puedo ver los rostros de las personas ya que el mundo parece dar vueltas por unos segundos.

Miro tras de mí cuando Spencer, ya despierta me toma de la mano cuando Sirio la toma en brazos. Seth también me toma la mano y sujeta a Sunny de la otra para empezar todos juntos a avanzar entre el mar de personas que inunda el pasillo.

Son pocos los minutos que me separan de mi destino. Son pocos los metros que debo recorrer hasta abordar en aquel avión hacia un mundo desconocido. Son pocos los latidos de mi corazón que quedan hasta separarme de las personas que amo. Son pocos los momentos que me separan de la verdad.

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