cap 48

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Él abrió la boca para responderme pero fue interrumpido, nuevamente, por unos golpes bastante fuertes en la puerta.

—¡Se que estas ahí, maldito!— gritó Anibal— ¡Sal ahora y enfréntate!

Claude tenía su semblante serio e inexpresivo, se encamino hacia la puerta pero yo lo detuve sosteniéndole el brazo.

—Claude por favor...

—Estaré bien— me interrumpió.

—Yo se que estarás bien, pero por favor no lo mates.

Vi un destello de decepción y tristeza en sus ojos, pero realmente no podía hacer nada más.

—Quedate aquí.

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue. Pude ver que Anibal no estaba solo, también venía Sebastian.

¿Con que vergüenza viene Sebastian al lado de Anibal? ¿Anibal esta enterado de lo que Lucia y Sebastian hicieron? ¿Anibal, Sebastian y Lucia se habrán aliado para hacerme todo esto? ¿Pero por qué? ¿Con que fin?, no lo entiendo, sinceramente, no lo entiendo. Como sea, el caso es que a Sebastian le importa poco, casi nada los sentimientos de las personas que lo rodean...Bueno, era un demonio ¿Qué podía esperar?.

Cuando Claude salió, Anibal pretendió clavarle un cuchillo en el hombro, pero Claude fue mas rápido y hábil, a lo que hizo que Anibal se clavase él mismo el cuchillo. Sin embargo, pareció no dolerle, no importarle. Aunque lo entiendo, conozco ese sentimiento. Ese tal, el de perder a la persona que amabas...Aunque no lo se, si realmente ellos se amaban ¿por qué tubo que pasar todo esto?. Mi cabeza la tengo hecha un lío.

¿Saben qué? Ya no más. No voy a seguir siendo la típica chica que solo sabe caer, llorar y necesita de alguien que la proteja. Es más, mi prioridad en estos momentos es mi hija, yo soy quien la va a proteger y si eso implica dar mi vida, entonces lo haré.

Subí rápidamente a la habitación y busque la daga que años atrás, Sebastian me había dado para poder asesinar a Victoria. Luego de tomarla, baje y salí. Cuando lo hice, la primera y única mirada con la que me cruze fue con la de Sebastian, y me asuste y enfurecí porque fue como un imán que me atrajo rápidamente a sus ojos. Saliendo de ese desagradable (no tanto) trance me di cuenta de que ni Claude, ni Anibal estaban por ningún lado

—¿a donde se fueron? — dije preocupada

— Se metieron al bosque, probablemente deben estar peleando.

—¿¡Qué!? ¿¡Y como es que no has hecho nada!?— enfurecí — se supone que es tu amigo imbécil... — me interrumpí a mi misma recordando todo lo que no quería — claro...¿qué tipo de amigo se acuesta con la esposa de otro, teniendo una propia?, él nunca fue tu amigo...yo nunca fui tu esposa, amor o algo significativo para ti.

Pude ver un destello de tristeza en su mirada, pero fue muy leve, ya que rápidamente su “tristeza” paso a la nada.

Solo lo mire nuevamente a los ojos, decepcionada. Así que pasé por su lado para entrar al bosque, a lo que él me sujetó del brazo

—¿A donde crees que vas?— preguntó con su penetrante mirada

—Al bosque...a arreglar las cosas que un cobarde como tú, no ha podido.

Se quedo callado pero no aflojaba su agarre, a lo que tuve que hacer fuerza para soltarme. Hecho esto, corrí en dirección al bosque, no los encontraba así que seguí derecho y justo al lado de un precipicio, en medio de árboles, estaban Claude y Anibal. Cuando llegue no me sorprendió mucho lo que vi, Anibal estaba tirado en el suelo, consciente pero dolorido.

— Tranquila, solo le di un golpe bajo. No voy a usar mi verdadera fuerza en él si eso es lo que quieres.

—Esto...si...

Anibal se sentó y recostó su espalda contra el tronco de un árbol.

—Anibal...—me acerque— quiero que me respondas un par de preguntas. ¿Por qué hiciste esto? ¿Estabas consciente de la relación entre Sebastian y Lucia?

—No te voy a decir nada— dijo con una mirada que solo mostraba tristeza y desesperación — Dios...chica tonta, venía con la intención de matarte, pero ahora que te tengo al frente...no puedo— dijo apretando los dientes.

—Anibal...— a pesar de todo esto, me sentí mal por él, después de tantos años de “amistad”, no me puedo creer nada de esto.

—Tú... No sabes el dolor tan desgarrador que hay en mi interior en estos momentos— dijo con los ojos inyectados de sangre— antes de Lucia me sentía perdido de mi mismo, vacío, sin ningún propósito en la vida, pero cuando la conocí...wow, toda mi perspectiva del mundo cambio— sonrió amargamente — sin ella...ya no tengo nada.

Dicho esto se levanto acercándose al abismo.

—¡Espera Anibal!— dijo Sebastian apareciendo— ¿¡Qué vas a hacer!?...alejate del precipicio— dijo cauteloso.

—Yo...¿acaso ya no he sufrido bastante?—dijo, sacando detrás de su camisa, una pistola

—¿¡que vas a hacer con eso?!— pregunte exaltada — Anibal, cálmate, no vayas a hacer alguna locura.

—¿Locura?— dijo riendo— ¡pero si esto no es una locura!— se puso serio— es mi salvación...le voy a poner fin a mi historia, que de lo único de lo que se trata es de dolor y de tragedia...ya no tengo a nadie, estoy solo...¡ya no tengo un jodido propósito para vivir!— gritó.

—¡Claro que lo tienes!— dijo Sebastian— ¡es tu hijo y se llama Yuri!

—¿Y a mi, de que me sirve Yuri?, si lo único que me trae son recuerdos de ella— con el arma, apuntó a su propia cabeza — Diganle que lamento no haber sido un buen padre, que siga con su vida y que sea muy feliz con la persona que él realmente ama.

—No, no, claro que no— dije— ¡eso se lo vas a decir tú, de frente y con un abrazo!

—sonrió cálidamente — Adiós.

Y disparo.

¿Alma o corazón? (Sebastian y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora