Capítulo 4

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Al tener una casa en el centro tuvimos que conducir muy poco, eso para nosotras era una gran ventaja ya que cierta persona que no voy a nombrar se tarda la vida en hacer vete a saber que.

Al entrar vi que el campus era enorme y que el edificio era inmenso. Me perderé más de una vez pensé llegando al parking del campus junto a Mayra que la llevaba detrás.

Nose como però Mayra y yo salimos a la vez de los coches, cosas de mellizas supongo. Al cerrar nuestros coches vi que todo el mundo nos estaba observando y había ciertos murmullos, que odiosa es la gente joder.

Variïs grupos se habían parado para adorar a nuestro bebes coches o simplemente para admirarnos a nosotras.

Cansada de tantas miraditas y tantos cuchicheos me fuí junto a Mayra para ir a secretaría ya que teníamos que recoger nuestras taquillas, horarios y libros. Por suerte, en Stanford se pueden usar portatiles asi que mi hermana y yo usariamos los Macbooks Pro que nos habían regalado por nuestro décimo noveno cumpleaños.

No dimos ni tres pasos que ya nos estaban silbando y gritando barbaridades.

- Oye bonitas y si os venís a mi casa y nos la pasamos bien los 3 juntitos?

- No seas egoísta Jefferson que yo también quiero joder!

- Porfavor chicos callar que estas bellezas seguro que se van conmigo y vosotros estáis aquí haciendo el patetico.

- Yo me tiraba a la rubia que tiene un polvazo máximo.

- Pues yo a la morena que tiene pinta de mamarla bien.

- Uff que ricas estan joder, veniros conmigo no?

Harta de las gilipolleces que decían esos media mierda de homosapiens abrí la boca para decir algo però fui interrumpida por alguien.

- Mirar bonitos,- Dijo Mayra con toda la calma del mundo- En vez de hacer el gilipollas en medio de la entrada podéis ir a otro lado a enseñar vuestra cara de pringaos y fracasados que tenéis en otra parte, que aquí la gente ya viene con mala hostia por ser básicamente un lunes por la mañana y no necesitan vuestra presencia que molesta aún más. Gracias.

Todos los chicos que habían comentado se callaron de golpe, los que estaban cuchicheando también, y los que nos estaban mirando desde que bajamos de los coches tenían los ojos como platos.

Mi hermana al ver que ya se había hecho respetar volvió ha hablar.

- Veo que vuestras lenguas se las ha comido el gato, ya no decís nada?- Preguntó enarcando una ceja mientras se cruzaba de brazos.- Bien pues a no ser que queráis que vuestra vida sea una pesadilla dentro de un infierno ni os acerqueis a nosotras, entendido?

Todos asintieron y Mayra contenta de la impresión que hizo me cogió de la mano y me dirigió a secretaria.

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2017 ⏰

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