Capítulo 3

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" ¿Dónde está Valentina? "

Al entrar a la casa todos los niños se sentaron en la mesa llena de polvo que estaba en lo que parecía ser el comedor.

-¿Tendremos que esperar aquí a Albert?- preguntó Felipe.

-Si, pero no seas cobardes-dice James

-Pero, si llega la loca,¿Qué haremos?- dijo Jack

-No llegará- dice James nervioso.

Se abre la puerta dejando pasar a Albert y su prima Valentina.

-Comencemos- dice Albert.
-Bien, no le tengo miedo-dice James

El tablero estaba al centro de la mesa mientras todos de miraban con miedo.

-Pongan sus manos- dice Albert.

Comenzaron a jugar, cuando se movió por primera vez el objeto en el tablero todos ahogaron un grito, Felipe miraba a su mejor amigo, James, mientras que él tenía su mirada fija en en tablero.

-¿Quien es mejor?- pregunta James- Yo o Albert.

Se mueve hasta la letra "N", lentamente avanza hasta la letra "I", cuando de un momento a otro se escucha la puerta de la casa, alguien estaba metiendo las llaves a la puerta para abrirla, la "Loca" del pueblo había llegado.

-¡Ya verán qué haré con sus cuerpos!- grito desde a fuera

- Rápido vamos arriba-susurro Valentina.

Todos se escondieron en lugares diferentes, por lo que les aterró mucho más la situación.

-No tengan miedo- dice irónicamente la señora.

James le hace una señal a Felipe para que corra donde este.

-Ahora- susurra James corriendo

Felipe, Jack, Valentina y Albert lo siguen, pero Jefferson no era tan rápido y astuto como ellos por lo que la señora lo atrapó por el cuello, hablando en Latín.

Nadie quiso ayudarlo, puesto que ayudar a su amigo significaba arriesgar la vida.

-Yo me largo- dice James y corre a su casa.

-Vamos-dijo Valentina tomando del brazo a Albert.

Todos los niños se van a sus casas, escuchando el horrible sonido de gritos de auxilio de su amigo, pero eso no impidió que se largaran del lugar.

Al llegar a sus casas ninguno comentó algo sobre este hecho.


J

ames se sentó en el sofá de la gigantesca y lujosa sala de estar.

-¿Cómo te fue?- pregunta su hermano mayor entrando en la sala.

James no contestó, estaba aún procesando lo que había ocurrido.

-Debo irme- dice James abriendo la puerta de la mansión, estaba arrepentido, quería ir a sacar a su amigo de ahí, por primera vez él no estaba pensando en su beneficio.

-¿Qué haces?- pregunta el señor Shanks, quién estaba recién llegando del trabajo.

James se quedó en silencio, sabía que debía dar una buena excusa, puesto que su padre era demasiado astuto.

-James, cuando pregunto algo debes responderme- dice el señor Shanks haciendo que James recuerde la pequeña discusión de esa mañana.

-Yo...- dice James- Es que... Yo...

-Te pago tu educación para que aprendas algo y ni siquiera aprendes a hablar fluido- dice cada vez más enojado el padre de James.

-Perdon, sólo iba a recibirte, por eso abrí la puerta

-James...

Se queda un silencio en la casa, todos sabían lo que estaba por venir, sin embargo nadie iba a intervenir en eso.

-¡Cuantas veces te eh dicho que no me mientas!- grita el señor Shanks agarrando por el cuello a su hijo golpeándolo con la pared.

-Lo siento papá- trata de articular el niño.

-¡Te pago la escuela y tú me traes unas miserables notas!

-Pero me esforzaba en estudiar- decía James a punto de llorar.

-¡Estoy colmado contigo niño!

-¡Ya suéltalo!- grita la señora Shanks, quién ya hace unos minutos escuchaba la discusión.

-¡Tú no te metas!- dice arrojándole a James

El señor Shanks se va a su oficina mientras James se quedó con unas cuantas lágrimas en su rostro.


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James ShanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora