Corrí y corrí todo lo que mis piernas me permitieron en aquel momento, que a decir verdad, no era una velocidad adecuada para no llegar tarde. Seguí corriendo, casi sin aire, hasta que llegué a las puertas de los estudios de grabación. Me paré y recuperé un poco el oxígeno. Una vez que hice que mis pulsaciones reducieran su velocidad, tragué saliva y miré el reloj del móvil. Las 12:15. «¡Mierda! ¡Quince minutos tarde!» pensé aterrada. En aquel momento sólo quería que la tierra me tragase, todo me estaba yendo mal, y no era de decir que aquel día fuera a mejorar. Salí de mis pensamientos y llamé finalmente a la puerta, nerviosa. Mis pulsaciones, otra vez, comenzaron a cobrar velocidad a medida que oía unos pasos dentro del estudio, que seguramente, serían de alguien que venía a abrirme. La puerta se abrió dejandome ver al chico de la tele, cuyo nombre que con los nervios y la ansiedad de aquel momento, no recordaba muy bien. ¿Quizá Neil Horan?
—Llegas tarde —me dijo en tono borde.
—Gracias, no me había dado cuenta —le dije, a la vez que mi rostro presentaba ironía.
—Relájate, nena —dijo, aún sin dejarme pasar.
—Déjame pasar, y a mí no me llames “nena” —le dije haciendole callar.
Al fin me dejó pasar y entré a la vez que él lo hacía. ¿Quién se creía ese imbécil para tratarme así?Pasamos por un largo pasillo, el silencio hacía su trabajo mientras íbamos hacia la sala de grabación, ninguno de los dos articulamos palabra. Yo no paraba de maldecir a Niall, no me gustaba nada como me trataba, no le conocía de nada, y no tenía el derecho de tratarme así. Y eso no da a decir que si me conociera, tuviera derecho a tratarme mal. Se me va a hacer muy difícil besar a éste 'personaje'...
Después de unos minutos de silencio incómodo entre Niall y yo, llegamos a la sala de grabación, donde se encontraba el director sentado en una silla, cruzado de brazos en modo de esperanza por alguien, con el ceño fruncido. Yo, aterrorizada, y como pude, articulé palabra.
—B-buenos días —dije nerviosa.
—¿Sería tan amable de explicarme el por qué de su tardanza? —me preguntó el director acomodandose en la silla.
—Lo siento, no puse el despertador... —coloqué las manos en mi espalda, mi miré hacia el suelo mientras hacía circulos imaginarios con los pies.
—La próxima vez intente ser más puntual, por favor.
Asentí.
El director me hizo una señal para que me dirijiera hasta el estudio de grabación. Eso hice. Una vez por todas, el director me dió los guiones y empezamos a grabar.
[...]
Llegué a casa derrotada después de una larga carrera desde los estudios, hacia aquí. Porque sí, había venido corriendo. En aquel momento tenía un cabreo bastante considerable.
*FLASHBACK*
—¡Tienes que ir allí, imbécil! —gritó Niall.
—¡Está bien! Pero no me llames imbécil, respétame, ¿no? —le contesté.
—¿A ti te voy a respetar? ¡Já! —dijo a la vez que me mostraba su dedo corazón.
De repente, un dolor inmeso me recorrió todo el cuerpo. No se trataba de un dolor físico, si no de un dolor emocional. ¿Cómo se atrevía a tratarme así? ¿Qué le había hecho yo? ¿Por qué es tan cruel? Miles de preguntas sin responder zurcaban mi subsconciente sin destino alguno, me repetía una y otra vez las mismas preguntas, no con la esperanza de hallar la solución, sino con la esperanza de que, cuantas más veces me lo preguntara, más rápido llegaría a la respuesta. Después de aguantar un largo rato sus insultos, yo no daba para más y una lágrima se deslizó por mi rostro. Corrí a por mis cosas y me marché mientras más y más lágrimas salían de mis ojos, a la vez que yo intentaba secármelas con las manos. Corrí hacia casa, destrozada.
*FIN DEL FLASHBACK*
Después de un largo rato de pensamientos inútiles, me tumbé en el sofá, totalmente destrozada, a su vez derrotada y cansada. En realidad, yo yo ya estaba acostumbrada a que la gente me tratara así, no sé por qué me dolía. Pero al fin y al cabo, a el dolor, por mucho que tú estés acostumbrado, nadie se resiste. Las pocas de las escenas que grabamos, las grabamos mal, Niall no paraba de gritar quejándose a la vez que echaba todas las culpas a mí de lo que pasaba. Estoy por decirle al director que intente arreglar un poco el ambiente, porque si seguimos así, la película no va a salir muy bien que digamos.
De repente, se oyó como alguien tocaba la puerta. Me levanté del sofá y me dirigí hacia la puerta, la abrí cuidadosa y lentamente, y detrás de ella se encontraba Niall. No le dio tiempo a decir una palabra, para que yo le estampara la puerta en la cara. ¿Qué quería éste ahora? ¿Cómo se atrevía a venir a mi casa, después de como me había tratado? “Scarlet, abre por favor, tenemos que hablar” se oía detrás de la puerta.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar —respondí cruzandome de brazos.
—Ábreme por favor.
Eché un suspiro de resignación y decidí abrirle la puerta, le accedí el paso.
—Siéntate —le dije.
—Quería pedirte disculpas... —hizo una breve pausa—... por como te he tratado antes.
Yo me quedé callada. El silencio hacía su trabajo mientras que Niall y yo no decíamos ni una sola palabra.
—¿Por qué debría perdonarte? —yo seguía de brazos cruzados— ¿Hm?
—Porque... ¿para qué voy a mentir? No te quiero pedir disculpas, yo soy así, y si no te gusta es tu problema.
—Mira, lo único que te digo es que, no voy a permitir que me hagas la vida imposible. No voy a permitir que me insultes cuando se te antoje, no voy a permitir que me trates como a un perro. —le dije acercándome cada vez más a él— Que te quede claro.
—¿Te puedes relajar?
—No.
—Pues intentalo, porque a mí nadie me va a contestar así —dijo a tan sólo unos centimetros de mis labios.
—Y a mí nadie me va a tratar como tú me tratas —dije cruzandome de brazos y mirándo sus ojos.
De pronto, nuestras miradas quedaron conectadas, segundos después, nos separamos el uno del otro, intentando cortar la tensión de aquel momento. No sé qué me había pasado, pero por un momento, el tiempo se había parado mientras que yo miraba sus ojos del color del cielo. Y al parecer, a él le había ocurrido lo mismo.
—B-bueno, yo me voy —dijo un poco confundido, rascandose la nuca en forma de duda.
—Adiós.
Niall salió por la puerta y yo la cerré a su vez.
El cielo, sí, eso era lo que había visto en sus ojos, por un momento me sentí libre, feliz y valiente cuando miré a sus ojos. No sé que rayos me había ocurrido, lo que sí sé, es que las manecillas de mi reloj mental, se habían parado por un instante. Pero luego, él llegaba con sus borderías y su antipatía y estropearlo todo. ¿Por qué era así? Algo me decía que él no era en realidad como yo creía, que algo le había afectado tanto hasta el punto de convertirse en un ser totalmente malo.
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Tough love.
Fiksi Penggemar«Scarlet Usher era una joven actriz quién le tenía una fobia inmensa a el amor, ni ella sabía el por qué. Un día, la compañía cinematográfica de París, le invita a que protagonice una película, ella sólo había trabajado en series de comedia, por lo...