Nadie debería de jugar con el amor, es un arma de doble filo. Sin embargo, cuando Bon desobedece esta advertencia las cosas toman un nuevo curso en la historia; un accidente genera nuevos sentimientos, que quizás, en algún momento nacerían.
Pero eso...
Dentro de la cabeza de Foxy se había pronosticado una lluvia de sentimientos confusos que amenazaban con convertirse en una tormenta descontrolada. Literalmente el pobre chico se había quedado de piedra cuando escuchó a Bonnie, su mejor amigo, pronunciar con relativa facilidad esas palabras y dejarlas al aire como si fuese lo más natural del mundo.
"– Fox, creo que me gustas"
¡Y una mierda Bonnie!
El sólo recuerdo de esa pequeña escena alcanzaba para hacer su rostro arder y acumular la sangre en sus mejillas. Se encontró a sí mismo estático mientras era arrastrado hasta la enfermería junto a la alterada voz de Chica que llegaba hasta sus oídos como un eco. Estaba hecho piedra; sus extremidades no le respondían y el cerebro se le había quedado congelado de golpe.
– Espera, espera. ¿Dices que unas flechas los golpearon de la nada? – Reconoció la voz del Estropajo de fondo mientras la única chica del equipo comenzaba a explicarle de principio a fin la situación. Springtrap no podía estar más confundido pero aun así accedió a ayudarlos a llevar al pelirrojo hasta la enfermería aunque este pudiese mantenerse de pie, aun así caminaba automáticamente mientras no salía de sus cavilaciones.
Foxy se preguntó cómo estaría Bonnie, pero cuando desvió su mirada hacia el más bajo (quien estaba siendo cargado por Freddy) los latidos de su corazón se incrementaron de forma aterradora.
– Pero sí no nos ha pasado nada – Comentó Bonnie con su siempre suave voz, pero eso no fue suficiente para tranquilizar a su alterada amiga. Freddy tampoco estaba muy bien que digamos después de haber sido testigo de tal suceso tan más extraño. Incluso Fred se había callado de pronto y hasta ese momento no había dicho ni pío. – Oigan, chicos... ¿me están escuchando?
Puede que para lo que había pasado Bonnie se viese muy tranquilo, pero la realidad en su interior no era así. Estaba tan confundido con lo que había dicho él mismo que prefirió no volver a hablar hasta que llegasen a su destino y aprovechar el viaje en la espalda de Freddy para tratar de hallar una posible respuesta al porqué de sus aceleradas palpitaciones.
El pecho le estaba doliendo.
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– ¡Hey, Bon! ¿Te encuentras bien? – La preocupada voz de Joy le estaba llamando a tierra firme, pero aun así no era suficiente. – ¿Bon?
Sentía las manos heladas, casi mojadas. Como sí hubiese estado sosteniendo una pieza de hielo por un tiempo indefinido. Se había quedado ahí parado como un tonto cuando escuchó del propio Bonnie decir cinco palabras que se grabaron en su mente con letras de fuego. Lamentablemente se había aproximado tanto a ellos como para ser capaz de escucharlas aun sí su voz era muy bajita en ese momento.
"– Fox, creo que me gustas"
¿Qué era lo peor del asunto? Él lo había provocado y ahora no podía evitar sentirse tan mal.
