Parte V

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Lo que decía Eloy era cierto, ahí estaban los chicos que fallecieron en dirección a la casa Maldita de los Fonseca que contibuaba intacta en su lugar como si no hubiese pasado nada o como si el tiempo no hubiera transcurrido. Quizás apareció de la nada al igual que los demás chico que entraban a la casona. Todos ellos desfilaban de nuevo para repetir su infortunio en un ciclo macabro de nunca acabar. Mientras aquellos fantasma entraba a la casa. Cuatro chicos se veían venir en la distancia por el sendero por el cuál ellos habían transitado antes. Se veían que charlaban entre ellos. Dos venían tomados de la mano y los otro dos a su lado. Al llegar cerca de donde se encontraba Juliana, Eloy, Elena y Esteban. Unos de los fantasma pareció verlos lo que a todos le pareció escalofriante. Sin embargo Juliana sintió una fuerte conexión espiritual que no entendió en ese momento.

—Entonces qué esperamos—dijo Eloy, buscando la aprobación de sus amigos.

—Te has vuelto loco enano siniestros —repelió Esteban enérgicamente que continuaba abrazando a Elena—. No vamos ahora mismo de aquí. Ya fue suficiente por hoy de fantasma esto será lo último que hare por ti.

Pero había alguien entre ellos que estaba decidida a entrar. Juliana reconoció al espectro que los había mirado. Lo sabía muy bien por un retrato que siempre estaba en la mesa de noche de su abuelo. Ese fantasma era el de su tío Miguel. Era increíble como se veía de joven aunque estaba envuelto con un aura más luminosa que la de los demás fantasma.

—Sé que lo que diré sonará a locura, pero yo entraré con Eloy —. Dijo plenamente convencida de su decisión.

—Excelente —Exclamo Eloy.

—Pero que has dicho…—Gimió Elena—. Debemos irnos todos.

—Lo siento amiga, pero debo entrar. Algo me dice que mi tío me necesita. No sé como explicártelo. Ustedes váyanse. Váyanse pronto de aquí.

Dirigiéndose a su pequeño amigo le dijo:

—Entremos de una vez…

Pero por más que trataron de salir del área, Esteban y Elena siempre terminaban en el mismo lugar. Estaba visto que el influjo maligno del lugar no los dejaría ir tan fácilmente. Así que luego de varios intentos decidieron entrar juntos a sus amigos. Los cuatros amigos se apostaron al frente de aquella puerta de madera, por unos instantes vacilaron si deberían entrar, pero viendo que seria imposible salir de aquella zona fantasmal. No les quedó otra alternativa a su predicamento. Es así que Eloy tocó la puerta unas dos veces. Al cabo de unos segundos un chico de aspecto espeluznante finalmente le abrió.

—Bienvenidos a la sesión anual del club de misterio en este día de los muertos.

Todos entraron al interior de la casa. Recorrieron en silencio aquel corredor lleno de velas a los orillas del piso del mármol. Juliana no perdía de vista todo a su alrededor, estaba asustada, su cuerpo temblaba. Detrás de ella con pasos cautelosos Esteban y los demás la seguían. Esteban sacó de su bolsillo el móvil pero no tenia señal alguna. Estaba seguro que la presión espiritual de esa casa estaba interfiriendo con la señal telefónica.

—¿Cuál cree que sea el propósito de esta reunión? —preguntó Eloy entre susurro—. Acaso no se han dado cuenta que fallecieron.

—Tal vez si los sepan. Solo que…—titubeó Juliana un poco divagando con su palabras—- es probable que sus espíritus estén atrapados en este espacio astral.

—¡Vaya Julia! …—Expresó sorprendido Eloy sobre la conjetura de su amiga, a quien creía una neófita en estos asuntos—. Hablas como si fueras supieras lo que dices. Dime… ¿Desde cuando sabes sobre temas de fantasmas?

Juliana no supo que responder. Ni ella misma sabia como había llegado a esa conclusión, sin embargo algo le decía que no estaba equivocada en lo que había dicho. Así que se salió por la tangente.

— Idiota. Eso lo sabe todo el mundo o acaso no ves las series de televisión. Todas llevan el mismo patrón de misterio. Y están cortadas por las mismas tijeras, siempre hay un fantasma atrapado o no lo creen ustedes.

Los demás asintieron siguiéndole la corriente a su amiga. A fin y al cabo de qué les valía si eran correcta o no sus palabras. Había que buscar la manera de salir esa esa situación tenebrosa y con vida.

Habían llegado a la estancia principal. Estaban en ella muchos chicos sentados en un círculo. Todos  actuaban como si de verdad estuvieran vivos. Incluso no les pereció extraña la presencia de los cuatros amigos, con un poco de recelos los chicos se sentaron juntos tratando de no llamar mucho la atención, no sabían como reaccionarían aquellos espectros si llegasen a descubrir que eran mortales.

—Hola, no los había visto antes. ¿De qué colegio son ustedes? —Preguntó un chico con la mirada vacía aunque en sus palabras se notaba la curiosidad—. Soy Luis.

Ellos lo observaron sin saber que contestarle a un muerto.

—Hola…—se apresuró Eloy a responder—. Estamos de visita, no se preocupen por nuestra presencia. No los molestaremos en lo absoluto.

Sin embargo, Juliana no tenia la intensión de cumplir con esa aseveración de su amigo y casi como un rayo se levantó en busca de Miguel. Sabia que una extraña conexión la mantenía unida a aquel espíritus. Él estaba al lado de una chica, se veían que eran muy unido por como ella le agarraba la mano.

—Oye —dijo terriblemente asustada al ver que aquel fantasma tenia una expresión de angustia en su rostro— ¿Podemos hablar? Creo que te conozco.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo lograron entrar? ¡Váyanse antes de que sea tarde para ustedes! No lo han entendido aún, han sido engañados.

La expresión de terror al escuchar las palabras de aquel fantasma le habían despertado su instinto de conservación. Era cierto. Pero ya era tarde para salir. Entonces regresó con sus amigos y encaró a Eloy.

—¡Dinos la verdad! Y basta de juegos que ya no eres un niño.  ¿Cómo supiste que la reunión se haría hoy? Te lo advierto no mientas o yo misma te sacaré el alma por la boca.

—¡Juliana! —musito Elena a su amiga al verla tan molesta.

Pero la chica no le hizo caso a Elena. Siguió esperando una respuesta de Eloy.

—No les he mentidos. Les juro que fue así como se los conté. Aunque ahora recuerdo que no conocía a ese muchacho. Pensé que era alguien de otra sección. Es todo. ¿Por qué me tratas asi?

—¡Tonto! Te engañaron para atraernos a este maldito lugar. De seguro ni siquiera era de la escuela. Ahora estamos atrapados en este laberinto de muerte.

—He tratado de comunicarme con mi padre pero no hay señal aquí. —Habló Esteban—. Lo mejor será tranquilizarnos y averiguar que está sucediendo. A lo mejor solo es una ilusión momentánea.

En ese momento un chico se dirigió a los participante de la reunión dando inicio así a una serie de relatos infernales. Los chicos observaron aterrado como aquellas historias parecían cobrar vida al momento de apagarse la vela.

El Club del Misterio 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora