31 de diciembre... Las familias celebran juntas las navidades, todas menos una... La de Sandra Moran, han pasado 4 años desde el suicidio de su amado marido y no puede evitar, en fechas cómo estas, el recordar su vida junto a su amado...Todo normal...
Se me hizo trizas el corazón al notar el vacío a la izquierda, pero no era un vacío sin más, es mucho más: es SU vacío. El que me persigue a donde vaya, sobre todo en la casa...
-DESPIERTA, SANDRA!- me decía la señora Hian sacudiendome cómo si no hubiese un mañana. Pero a mí cómo si se acababa el mundo, no quería levantarme. Tampoco es que hubiera alguien esperándome al hacerlo.
-No quiero, dejeme dormir.
-No puedes pasarte en la cama toda la vida...- La estaba a punto de callar, cuando abrí lo ojos y me tope con los suyos, siempre bondadosos, rodeados de las marcas del tiempo. Si algo era capaz de enternecerme, era la señora Hian.- Se te olvida que hoy es un día muy especial...¡Es navidad!- Me senté en el borde de la cama.
Tengo una cosa clara, lo único que no había cambiado en toda mi vida:
"La navidad, esa época de paz y tranquilidad entre las personas, en la que nadie daña a nadie. La gente normal y la navidad son tan aburridooooooos."
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Resumen: La navidad es un mierda.
-Oh si, ¡Se me olvidada que hoy era un día tan especial! ¡Mire mi cara de felicidad!- dije señalanso mi notable expresión de enfado.
-Tampoco hacía falta ser tan sarcástica, señorita- salió de la puerta dando haciendo ademán de que la siguiese.
Miré triste por la ventana, Londres estaba nevado por completo y el frío me helaba los huesos.
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