19 de diciembre 1994
NARRADOR: JIM MORIARTY (16 años)
Tras la extraña charla con la chica del instituto (a la cuál ni le he pedido el nombre) llego a mi casa caminando. Es muy tarde, ya las nueve, a atardecido y la calle esta desierta cuando meto la llave en la cerradura.
Termino de recojer mis "cosas" para que, cuando la policía londinense registre la casa, no pueda acusar a mi familia de mis actos... (bueno, a mi madre, mi hermano puede pudrirse en Guantamo). En realidad, yo ya había mandado a unos "compañeros de negocios" a hacer mis maletas, pero son gente, y eso signica estúpidos.
Tardo media hora preparándome (la perfección necesita tiempo). Me miro al gran espejo de al lado de la puerta de salida.
Voy hecho un pincel. (Que bueno estoy y soy posando)
Miró a mi madre, desvanecida en el sofá.
-Adiós, mamá.
Cierro la puerta trás de mi y doy un par de pasos hacía delante, por el jardín delantero.
-Si te vas, ni se te ocurra volver.
Ese que acabo de escuchar, es el estúpido de mi hermano, especialista en decir su opinión cuando nadie se la ha pedido, ser el hijo perfecto y hacerme sentir alguien malo comparado con la normalidad que caracteriza su vida.
-¿No tenías que estar trabajando en tu estúpida estación, hermanito? Ya sabes, en vez de meterte en mis asuntos.
Me siento en un banco del jardín y él me sigue, ¿Quién le ha dado permiso!?!?!
-Hace unos días vino gente de muy dudoso aspecto a recoger tus cosas, solo digieron que venían por las cosas del señor M... Supongo que hablaban por ti...- suspira y me mira- Y ahora me doy cuenta de que te vas y, por si no fuera suficientemente raro, le dices a mamá adiós, cosa que nunca haces... ¿En que lío estas metido?
Esta hablando cómo si robase o algo por el estilo, ¿En serio me cree tan poco peligroso?!?!?
- Escucha,- me sale una pequeña sonrisa- solo puedo decirte que estoy en algo muy grande... Algo que tu pequeña cabecita de humilde jefe de estación no entendería.
-Soy tu hermano mayor, puedo enterarme de muchas más cosas de las que tu crees...- Me quedo mirando pensativo las estrellas mientras Tom se prende un cigarrilo- Cómo de que ahora tienes una cita con Sandra Moran, la ex de Carl Powers...
-¿Qué insinuas?
Da una gran calada a su cigarrilo
- Insinuo que pareces tener cierta obsesión con el tal Carl...
-¿Crees que necesito saber quién es más inteligente? ¿Qué por eso he quedado con Sandra? ¿Para verificar si soy más inteligente que él? - le digo indignado
Se rie fuertemente.
-Con que es eso? Solo INTELIGENCIA.
-De que otra cosa...
-Pfffffff.-interrumpe mi pregunta- Te creía más adulto... Siempre serás un crío?. Venga, no me mires así, ya sabes de lo que hablo... De.... eso.
Me levanto enfadado
-Eres tan normal, tan adolescente... Que a veces me da pereza hablarte... Cambiando de tema, ¿Me pasas un cigarro?
-Jajajaja, adonde vas!!!! Eres un renacuajo, todavía no puedes.
-Pues entonces dame un abrazo.
Se pone pensativo.
-¿Y esta repentina muestra de afecto?
Me encojo de hombros
-Es posible que esté un tiempo fuera... Además, estoy trabajando en algo importante y bastante peligroso...
-Anda ven aquí,- nos abrazamos- no hace falta un motivo. Nunca habíamos tenido el más mínimo contacto físico, esto es un gran avance.
Nos separamos del abrazo y él me alborota el pelo con la mano.
-La gente puede decir lo que quiera sobre ti,- me dice emocionado- pero yo se que mi hermanito pequeño es incapaz de hacer nada malo.
-Chao!- le digo alejandome y llamando a un taxi.
-Adiós, suerte con tu cita- me responde él burlón mientras me subo al taxi.
-Cortfield Gardens, y rápido.- el taxi arranca mientras yo me prendo uno de los cigarrillos de la caja que le robé a mi "querido" hermano mientras creía que le daba una "muestra de amor fraternal".
-Idiota manipulable- se me escapa entre risas.
Para hacerle justicia, he decir que todo el mundo lo es, todos tienen un punto de presión, alguien que quieren....
La verdad es que nunca entenderé porque las personas quieren, aun sabiendo que eso les autodestruirá poco poco, sino antes o después alguien lo hace.
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Nuestra historia
Fanfiction31 de diciembre... Las familias celebran juntas las navidades, todas menos una... La de Sandra Moran, han pasado 4 años desde el suicidio de su amado marido y no puede evitar, en fechas cómo estas, el recordar su vida junto a su amado...Todo normal...