Capitulo 1

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Aquel salón estaba repleto de personalidades, Victoria odiaba las frivolidades pero con tal de no generar pleitos con sus padres, acepto a acompañarlos.
Constancio estaba sumergido en una amena conversación con algunos de los políticos de su partido, cuando el tema por fin salió a la luz, la quiebra inminente de la Familia Santisteban.
-No tienen nada, todas sus inversiones se perdieron con la caída de la bolsa – comento uno de ellos.
-Es una lástima – dijo el otro – yo q Javier, vendería lo que me queda y me largaría a otro lugar, mira que exponer a sus mujeres a semejante escándalo.
-Que más da, por lo menos tienen el consuelo de que su hija mayo, Fernanda logro casarse con un ganadero – dijo una de las mujeres – pobre Mercedes, le tocara irse a vivir al campo.
Constancio escuchaba con atención, no era su costumbre participar en aquellas conversaciones, sus ojos se paseaban por todo el salón, hasta que poso su mirada en una joven y atractiva mujer que trataba de pasar desapercibida.
-Constancio – llamo Enrique – que te pasa?
-Ella? – dijo sin apartar la mirada de la hermosa joven – sabes quién es?
-Claro que se quién es – dijo Enrique – todos lo sabemos, es Victoria, la hija menor de Javier y Mercedes Santisteban.
Al otro lado del salón, Mercedes presentaba a su hija menor con todas las personas, Victoria era consiente que lo que hacía su madre era mostrarla como un objeto, la idea le había quedado clarísima cuando su madre impidió que le dijera a cualquiera su interés por la cocina, pues según Mercedes a los hombres lo menos que le interesaba era una mujer con aspiraciones.
-Meme – dijo Victoria – necesito ir al tocador.
-No te tardes Victoria, aún falta presentarte al anfitrión de la gala.
Victoria se limitó a sonreír a la fuerza y le dio la espalda, lo único que deseaba era despegarse un momento de su madre y tomar un poco de aire, así que camino hacia la terraza, quería despejar su mente y prepararse para una de las noches más largas de su vida.
-Aguanta Vicky – se repetía en voz baja con la mirada al cielo y sus manos sujetando la fría baranda de balcón– solo un rato más.
-Sin duda es hermosa – dijo Constancio mirando a Victoria, su espalda blanca, sus cabellos negros y brillantes, su perfil era maravilloso, tenía los ojos color verde, verde como las esmeraldas más finas, su piel parecía tan suave.
Victoria sintió un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo, cuando miro hacia atrás, se encontró con una mirada perturbadora, unos ojos grises que brillaban por el deseo, su mirada recorriendo su cuerpo le hizo sentir asco, alarmada, tomo aire y camino hacia la entrada al salón, pero entonces sintió como aquel hombre la tomaba del brazo y se quedó helada.
-Victoria, cierto? – pregunto, clavando su mirada en su boca color carmín.
-Así es – contesto ella sin dejar ver el pánico que recorría su cuerpo.
-Es un placer que se encuentre esta noche en mi fiesta – dijo el sonriendo.
-Es usted el anfitrión? – dijo ella secamente.
-Sí, para mí es un honor conocerla señorita Santisteban – dijo el sin soltarla pero aflojando el agarre.
-Seria correspondido, si supiera quien es, señor…
-Belmonte, Constancio Belmonte.
-Señor Belmonte – repitió ella – ahora si me disculpa, necesito mi brazo, me esperan adentro – dijo soltándose de sus manos y dejándolo solo mirando hacia la terraza.
-Una bella criatura con un fuerte carácter – dijo el recordando la suavidad de su piel – ya veremos, Victoria, ya veremos.
.........
-Esto si es una verdadera sorpresa – dijo Victoria sonriendo – que haces aquí?
-Como que hago aquí, tú crees que ibas a ser la única persona normal en este lugar – dijo el sonriendo.
-Ya enserio Jerónimo – dijo ella contagiada por su sonrisa – a que viniste?
-La verdad, a cubrir el evento del gran licenciado Belmonte – dijo con ironía – sabes ese hombre en realidad es toda una caja de sorpresas.
-No me digas – dijo ella sin mostrar interés – pues a mí no me da confianza.
-Vicky, es político, no puede darte confianza, además el tipo ahí donde lo vez dándoselas de gran señor, ese hombre oculta tantas cosas, y adivina quién está dispuesto a destaparlas todas – dijo riendo.
-Obvio tu – dijo riendo a carcajadas.
Jerónimo y Victoria eran grandes amigos, aunque había algo más, se querían, y se habían prometido quererse para toda la vida, pero quizás fue el destino quien decidió que no se pertenecían el uno al otro, Jerónimo se había casado con otra mujer, algo que había roto todas las esperanzas de formar una familia con él, aun así era tan grande el cariño que le tenia que no estaba dispuesta a apartarlo de su vida.
-Estoy interesado en ella – dijo el concretamente – que es lo que quieres?
-Solo necesito un empujón Belmonte, necesito salir de deudas y refinanciar mi negocio – dijo Javier.
-Dinero, es eso lo que necesitas? – Pregunto y le dio un sorbo a su wiski – eso no es problema, lo tienes Javier, pero quiero a tu hija, quiero a Victoria solo para mí.
-Puedo hacer que ella, salga contigo y si las cosas funcionan de pronto ella…
-Creo que no has entendió Javier, quiero a tu hija, la quiero para que sea mi mujer, quiero que sea mi esposa, quiero que sea mía, mía solamente y para siempre.
Aquel pacto se selló con la entrega de una cuantiosa suma de dinero, a cambio Javier en dos semana le entregaría a su hija en el altar, saldría de apuros económicos, pero sin darse cuenta estaba firmando la condena a cadena perpetua de su hija, la estaba atando a de por vida a él.

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora