Especial 6

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Como si estuviera bajo un hechizo, como si estuviera soñando

Quiero darte una bienvenida brillante

Fuertemente voy a sostener tus manos

Te lo prometo, te protegeré

Nuestra preciosa historia nunca va a cambiar

El día que vengas, en un día caluroso

Como si estuviera bajo un hechizo, como si estuviera soñando

They day you come- Seung Woo

-Kise y yo nos vamos a casar.- dijo el moreno sin reparos.

La habitación se hundió en un absoluto silencio.

Aomine algo incómodo tomó la mano de su novio y la apretó, pasará lo que pasará no se retractaría nunca. Porque recuerda, todo por Kise, su amado e infantil rubio.

Kise, por su lado, miró a Daiki con miedo, esperando una reacción por parte de sus padres o de los padres de Aomine.

-¡Ya te habías tardado, Daiki!- el primero en hablar fue el padre del moreno.

Daiki se limitó a abrir sus ojos desmesuradamente, sin poder creer que tenía la aprobación de su querido padre.

-Realmente pensé que nunca se comprometerian.- esta vez habló la madre del rubio.

-Naturalmente ustedes se deben de casar, parejas así no se ven todos los días. Tienen mi aprobación.- la señora Aomine sonrió.

-Cuida de mi hijo, Daiki.- el padre del rubio dijo con una pequeña sonrisa, casí imperceptible.

-¡En verdad!- gritó el menor de todos.

-Si, sabemos que son muy jóvenes, pero los ayudaremos con los gastos, aunque ustedes deberán de conseguir un trabajo.- informó el señor Kise.

-Se casarán y en unos años tendrán hijos, un niño y una niña, los dos rubios y de grandes ojos azules. ¡Ay! En verdad que serán bellos.- fangirleo la señora Kise, igual de infantil que su único hijo.

-¡Mamá!- gritó Ryouta con las mejillas tan rojas que fácilmente podría competir con una fresa, una fresa rubia y pasiva.

-No me culpes, mi niñito se va a casar. Le contaré a tus hermanas, ellas estarán muy emocionadas de planear tu boda.

-No se apresuren, todo a su tiempo. - trató de razonar Daiki.

-El burro hablando de orejas, lo dice el que se casara a los 20.

-¡Hey! No soy muy joven, además estamos 100% seguros de está decisión.

°•°•°•°•°•°•°

Junio es el mes más caluroso de todo el año, cuando el sol irradia a toda su potencia, donde las noches eran cortas y los días largos, definitivamente era el mejor mes para una boda acuática.

El enorme y colorido tobogán de agua se alzaba imponente ante los ojos de todos, los giros y curvas eran de miedo y que decir de de aquellos escalones de madera que se tenían que subir para llegar al tobogán.

Justo arriba, en el pequeño espacio que estaba entre el tobogán y la escalera, se encontraba cierta peculiar pareja, frente a ellos un hombre y a los lados la familia y amigos cercanos.

- Al aceptar unir sus vidas estaba dispuestos a ser fieles, respetar, cuidar y sobretodo a amar cada virtud y defecto, por más pequeño e irrelevante que sea. Al hacer ésto están aceptando a su pareja de pies a cabeza sin peros, sin importar el que dirán, sin remordimientos.

*¿Estan dispuestos a aceptar todo lo que el matrimonio lleva consigo?

-Acepto.

-Acepto.

-Puede besar al cónyuge

El moreno se acercó lentamente, con delicadeza acunó la cara de su amado y sonrió. Sonrió por toda la felicidad que se acomulaba dentro de él, al saber que ahora su vida estaba unida y complementada a Kise. Su esposo.

Su vida.

Cuando por fin sus labios se tocaron, miles de sensaciones exploraron. En aquella tierna caricia se decía todo, los sentimientos, los recuerdos, el presente y su futuro.

-¿Listo?- inquirió Daiki.

-Si tú estás listo yo estoy listo.

Ante la mirada atenta de los presentes se lanzaron por el tobogán, importandoles poco los caros trajes que llevaban y sus converse de pareja, Aomine vestía converse amarillos y Kise azules. Al fin de cuentas, era su boda y tenía que ser única y especial. Como su relación, como su futuro, como ellos.




°°°°°°°°

Cuando escuchas por primera vez el llanto de tu bebé tu vida se ilumina. Repentinamente comienzas a ver la vida de otra manera, quieres ser un ejemplo a seguir y dar lo mejor de ti para cuidar a ese nuevo pequeño ser.

Cabello rubio, ojos azules y piel clara, definitivamente su hija sería una rompecorazones. Pero el, Aomine Daiki, se encargaría de alejar a cada uno de los parajes que se atreviera a cortejar a su hija, hasta que apareciera el indicado. Si, talvez era un poco exagerado, era la primera vez que veía a su hija y la sostenía entre sus brazos, faltaba demasiado tiempo para que los hombres comenzarán a acercarse a su princesa.

-Es tan bella.

-Es nuestra princesa.

-Gracias.

-¿Por qué?- cuestionó el rubio.

-Por este maravilloso regalo. Gracias por todo.

-También te amo.

De bodas a pañales (CORREGIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora