Especial 4

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Escribo tu nombre sin saber por que, 
Te encuentro en mis brazos al amanecer, 
Se activa el latido de mi corazón, 
Vuelvo a ser un niño vuelvo a ser yo. 

(...)

Tu frente y la mía, nariz con nariz, 
Y todo el planeta es nuestro jardín, 
Yo cierro los ojos intento dormir, 
Le pido a la luna que no te deje ir, 
Ahora soy distinto soy dueño del sol, 
Tu eres mi vida mi respiración. 

Y no puede ser, 
Estoy loco de amor… Otra vez 

Y yo no quería esto, 
Se que no te merezco, 
Mi corazón es de cristal, 
Yo no soy nada si no te tengo en mi vida, 
Tu eres mi alma y sin ti no puedo andar. 

Te quiero- Hombres G

Las gotas de sudor corrían libremente por toda la piel de la espalda del pelirrojo, mientras su frente picaba gracias a la peluca de cabellos cortos y blancos que hacían una incómoda fricción con la suave piel de su frente. Seijuuro soltó un cansado suspiro y trató de continuar concentrado en caminar con aquellos tacones que, en su opinión, solo servían para lastimar los pies de quien los usará.

-¿En verdad es necesario usar todo esto?, es muy apretado y caluroso- susurro el pelirrojo hacía su amigo.

-Si, si. Es indispensable para la misión, o ¿acaso quiere ser descubierto?- respondió Tetsuya sin mirarlo.

-¿Ustedes debían también venir vestidos así?- señaló Akashi mirando a Tetsuya de arriba hacia abajo, admirando el traje negro, peluca rubia y lentes oscuros.

-mmmh, si. Es para evitar ser descubiertos, hay que ser precavidos con todo Akashi-kun.

-¿Tambien era indispensable que todos vinieramos?- inquirió el menor.

-¡Claro!

-Podríamos haber usado algo más normal ¿no crees?

-¡Ya! shhhh, no le quite la diversión al asunto, Akashi-kun.

Akashi suspiro por decimocuarta vez en el día y le dedicó una mirada a sus amigos, todos venían vestidos de mujeres mayores, hombres barbudos, ¡incluso Shintaro vestía de zanahoria!, el pelirrojo enfocó su mirada en su pequeño novio y lo encontró vestido con una peluca negra, bigote y un chaleco enorme al igual que el pantalón de un asqueroso color verde, Kouki aperentaba ser un hombre mayor y gordo, ésto último era por el gran vientre de seis meses que el castaño cargaba.

-Ya casí llegamos, solo cruzamos está calle. Todos tómense de las manos y hagan una cadenita.

Todos en cadenita cruzaron la transitada calle y llegaron a su ansiado destino. El edificio se alzaba gran e impotente ante los ojos de los presentes. Akashi tomó la mano de Kouki y sonrió ampliamente.

-¿Listo?

-Naturalmente.

°°°°°°°°

-Por el poder que me otorga la ley yo los declaró marido y cónyuge.

Risas, aplausos y felicitaciones se escucharon en el lugar. Pero la pareja simplemente se dedicaba a mirarse el uno al otro, sin decir palabra alguna, porque realmente no era necesario; y eso era lo más bello del amor, poder saber lo que el otro piensa sin la necesidad de actos o palabras, elegir el camino más difícil, elegir quererse sin importar lo que pasará, elegir el camino más complicado pero el más feliz.

De bodas a pañales (CORREGIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora