Narra Mica
Era mi primer día de clase. Traté de vestirme lo mejor que pude mientras hacia ejercicios de respiración. Vivía en el peor lugar de todo Colombia, en el Salvador. Mi madre había fallecido en un ataque de la Mara 18 y mi padre era un activo, mano derecha del jefe, de la salvatrucha. Eran las pandillas más peligrosas del mundo, con más muertes a su cargo que la mafia Siciliana o cualquier mafia actual.
Si bien muchos estaban en la cárcel, eso no les impedía actuar, o manejar los hilos desde ahí. Yo vivía en una finca, ya que mi padre podía permitirse el lujo. Aunque más que para vivir bien, era poder mantener sanos y a salvo a los rehenes que intercambiaban por sumas inmensas de dinero. En eso se basaba la MS, secuestros, drogas, muerte, tratar de controlar la mayor parte del barrio...la violencia era brutal y no se andaban con reparos. No les importaba matar a inocentes que nada tenían que ver con las bandas, si tenían que quemar autobuses cargados de gente como venganza contra la pandilla enemiga lo hacían. No tenían escrúpulos, y la gente lo veía como algo normal.
La vida en el Salvador no valía nada. Recuerdo el año pasado cuando fui a ver a unos amigos a la cancha de fútbol. En mitad del partido mataron a navajazos a uno de los jugadores, y nadie hizo nada, ni si quiera se alarmaron. Continuaron jugando como si nada. Para ellos la muerte, la violencia, la pérdida de un ser querido...causados de manera violenta, fría y en sus caras era algo normal, ¿Qué iban a hacer ellos? si trataban de revelarse no les iba a esperar mejor destino.
Yo era temida por todos, pues sin mi padre ser el jefe, era el hermano de este. Había varios líderes, y mi tío era uno de ellos. Mi padre por su lado no quería el papel de jefe, o cabecilla, prefería ser el segundo, la mano derecha. Esto no me hacia quererlo más, u odiarlo menos. Detestaba lo que era, pero tenía una apariencia que guardar.
Si yo odiaba completamente ser temida, tenía que aparentar que era lo que más placer me causaba. Pero cuando no había nadie alrededor, trataba de ayudar a tantas personas como podía, ya fuera llevándoles medicamentos, usos escolares para los niños, comida...Eran barrios marginales, y nadie se preocupaba por los inocentes que pagaban las consecuencias por los actos de otros.
-¿Hoy es tu primer día de clase?.-Escuché la voz ronca de mi tío. Él vivía junto a mi padre y a mi, entre unos mil guarda espaldas, en la finca.
-Como si no lo supieras.-Rodé mis ojos.
-Ya sabes lo que tienes que hacer, o sino la gente del barrio morirá aún más de hambre, ¿sabes? es irónico por que muere más gente por desnutrición que por una bala.-Comentó.
-De todas formas, mueren. Si es de hambre es por que no compartimos, y si es por una bala bueno...desde los años 80 empezó esto, mejor ni me meto en terrenos tan pantanosos, ya que está prohibido hablar de cómo llegamos a esto.-Contesté.
-Si quieren comida que se la ganen.-Se encogió de hombros.
-A lo mejor prefieren morir horadamente que siendo asesinos asueldo, ¿no crees?.-Arqueé una ceja.
-Disimula por un momento que te gusta la posición de sobrina del jefe. Delante mía o de tu padre puedes despotricar y ser lo insolente que quieras, pero fuera de estos muros quiero que ejerzas tú deber de manera efectiva y con orgullo. De lo contrario, tomaré represalias.-Amenazó.
-¿Y cuál es el plan?.-Acabé sucumbiendo.
-Bien.-Lanzó unas fotos sobre la mesa.-Este es Nacho Nayar, ya sabes está podrido en dinero.-
-Si no lo estuviera no haríamos esto.-Lo interrumpí.
-Bien, el plan es que te ganes su confianza ¿Cómo? no me importa, pero tienes dos meses, ni un día más ni un día menos. Una vez hecho esto lo traerás hasta aquí, no queremos secuestrarlo del modo convencional, queremos que sea algo discreto y si el pone de su parte fiándose de ti, mejor.-Explicó.
-Que lo meta en la boca del lobo.-Resumí.
-Exacto. Tiene un mellizo Ramiro Nayar, los sabrás reconocer. Nacho es una presa fácil.-Sonrió.
-¿Y cómo se supone que voy a ganarme la confianza de alguien en dos meses? es una locura.-Me quejé.
-Hazlo, por que sino mataré a todo el que se me cruce por el camino de este maldito barrio, sea de la M18 o de la MS, ¿soy claro?.-Preguntó amenazante.
-Eres turbio, muy turbio.-Hice una mueca de asco.
Narra Nacho
Por fin había sonado el timbre que indicaba el final de la jornada escolar. No podía soportarlo más. Todos recogimos nuestras cosas rápidamente, pero antes de salir la profesora carraspeó exageradamente para que le prestásemos atención.
-Mañana vendrá una nueva alumna, espero que sepan recibirla.-Anunció.-Pueden irse.-Nos liberó.
Todos salimos corriendo. ¿Una nueva alumna? el curso había empezado hace dos semanas, no era algo tan raro, pero no solía pasar mucho aquí. Me pregunto como será.
-¿Podemos hablar?.-Escuché una voz a mis espaldas. Era Flor Moyano, mi ex.
-No tenemos nada que hablar, fui bastante claro Flor. Te quiero lejos de mi.-Suspiré molesto.
-Te juro que no es lo que tu piensas.-Suplicó.
-Claro que no es lo que yo pienso.-Reí.-Es lo que yo vi, y eras tú besándote con Bruno. Olvídame.-Me alejé dejándola sola en mitad del campus.
Pretende que la crea cuando vi con mis propios ojos como se besaba con mi ''amigo''. Que manga de ridículos.
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Manual de lo prohibido; Nachoela
FanfictionTodo el mundo ha oído hablar del síndrome de Estocolmo, donde la víctima se enamora de su secuestrador. ¿Pero qué hay del secuestrador, puede llegar a sentir algo? cuando esto ocurre se da el famoso Síndrome de Lima. Nacho nació en una cunita de...