La nueva

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Narra Mica

Eran las 8:25 de la mañana, llegaba diez minutos tarde. Atravesé corriendo el campus, pero antes de llegar al portón del colegio choqué con alguien, cayendo al frío suelo de piedra.

-Lo siento.-Escuché una voz masculina disculparse. Yo levanté la vista y reconocí inmediatamente al chico. ¿Nacho? o era...¿Ramiro? mierda si quería que esto saliera bien tendría que aprender a distinguirlos.

-Sólo ten cuidado.-Dije mientras me levanté ignorando que me había extendido su mano para ayudarme.

-¿Eres nueva,  no?.-Preguntó con mirada curiosa.

-Sí.-Afirmé.

-No me sonaba tu cara.-Esbozó una sonrisa.-Me llamo Rama.-Se presentó, así que este era el mellizo que debía obviar, ya que el que despertaba el interés de mi tío era Nacho. 

-Yo me llamó Micaela.-Contesté con una sonrisa.-Será mejor que entremos, es tarde.-Propuse.

-Sí, yo tengo física, ¿y tú=?.-Preguntó. Miré mi horario pegado en la portada de mi carpeta.

-También.-Respondí.

-Te acompaño, no te asustes si ves a alguien muy similar a mi. Es mi mellizo.-Rió.

-Ni que fuera tan raro tener un mellizo.-Reí.

-La gente al principio nos confunde.-Se encogió de hombros. Esta era mi oportunidad.

-¿Y cómo los distingo?.-Pregunté.

-Mi hermano es un atrevido, va a intentar conquistarte sí o sí.-Soltó una carcajada.

-Pues pon una vela blanca para traerle suerte, a mi no me interesa.-Me hice la dura. Por su puesto que ese niño de papá y mamá no iba a conseguir provocar nada en mi, pero yo tendría que ganarme su confianza y algo más.

Entramos y recorrimos el pasillo hasta llegar a la clase. Llamó a la puerta y pasó.

-Estaba recibiendo a la nueva alumna.-Se excusó, me usó para justificar su llegada tarde y de paso la mía. Tenía picardía y no le costaba mentir. Iba a ser difícil engañar a este.

-Que no vuelva a suceder.-Nos miró de arriba abajo molesta la profesora. Pasamos por todas las mesas hasta llegar al pupitre de su hermano.

-Siéntate tú con él, yo me iré atrás con Vigna, tiene cara de querer discutir y no quiero que tengas que aguantarla nada más llegar.-Dijo Ramiro. Yo asentí.

-De todas formas me llega a molestar y le bajó los dientes, pero gracias por ahorrarme el esfuerzo Ramiro.-Sonreí falsamente, el rió negando con la cabeza y se fue con ella al final de la clase. Yo me senté y miré, más bien le hice un análisis a Nacho.

-¿Hola?.-Saludó frunciendo el ceño.

-No te alarmes, suelo mirar así a todo el mundo.-Reí divertida por su expresión incómoda.

-Bueno, al menos eres directa.-Se encogió de hombros.

-Nacho.-Extendió su mano.

-Micaela.-Respondí.


Narra Nacho

Así que esta era la nueva alumna, Micaela. Su nombre sonaba suave pronunciado en mí, pero su actitud y expresión corporal decían otra cosa de ella. Si bien tenía unos ojos de un color angelical, su mirada inspiraba algo salvaje y desafiante. Su sonrisa era amplia y agradable de ver, pero denotaba un toque de frialdad y malicia. Su piel era bronceada y suave, parecía brillar por sí misma, pero su actitud era ruda. Ella en sí era una antítesis. 

Manual de lo prohibido; NachoelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora