Narra Nacho
-¿Cómo que has tenido que ir a la casa de Gonzalo?.-Le grité a mi hermano desde el otro lado de la línea.
-Está muy mal por la muerte de su prima.-Suspiró.
-Micaela está esperando, y no puede volver a su casa por que su tío no piensa venir a recogerla. ¿Me puedes decir que hago ahora con ella?.-Pregunté molesto.
-Que duerma en mi habitación, y la casa...como si fuera suya. A ti no te afecta.-Resolvió.
-Claro, mientras yo estoy con Flor, ella por ahí dando vueltas sola.-Bufé.
-Te tengo que dejar.-Colgó.
-¡Idiota!.-Grité, pero él ya me había dejado.
-¿Qué pasa?.-Preguntó la rubia.
-Ramiro no puede venir. Se ha muerto la prima de nuestro íntimo amigo, y ha tenido que acompañarlo.-Expliqué.
-¿Eso significa que pasaré la noche oyendo como tú y esa hueca lo hacéis?.-Alzó una ceja.
-A mi tampoco me agrada.-Suspiré.
-Pues cancela tu cita.-Se cruzó de brazos.
-Eso no va a suceder.-Negué.
-Te odio Nacho.-Se dio media vuelta y salió en dirección al jardín.
Pasé mis manos por mi cabello tratando de pensar. ¿Qué se supone que debía hacer? no podía cumplir todos sus caprichos, además la culpa es de Ramiro no mía, yo no tenía por que aplazar o cancelar mi cosas por sus problemas. En ese momento el timbre sonó y arrastrando los pies, me dirigí a abrir la puerta.
-Nacho.-Se abalanzó Florencia sobre mí dándome un beso. Yo se lo seguí.
-Sube a mi habitación ahora voy.-Le di otro beso. Ella sonrió y subió las escaleras.
Narra Mica
Ya había llegado esa estúpida. ¿Me está diciendo a mi que no por esa? sino fuera por que estoy amenazada por el mafioso más peligroso del Salvador, mi tío a quién lo le importa una mierda mi vida o dignidad ética, le patearía a Nacho sus partes íntimas para que tuviera un buen recuerdo mío para toda su vida.
-Mica.-Se acercó a mi, yo le hice caso omiso y seguí mirando a la piscina.-Voy a estar arriba con Flor, si necesitas algo...
-Si necesito algo entro e interrumpo, por que no tengo nada mejor que ver como te acuestas con esa media neurona. Lárgate.-Lo corté.
-¿Tanto lío vas a armar sólo por que estoy con ella? tu ibas a estar con Ramiro, y el se ha desentendido. No es mi problema, es el suyo.-Se cruzó de brazos.
-Un problema...-Reí amargamente pasando mi lengua por mis dientes.-Así que soy un problema.-Me giré lentamente para mirarlo.
-No quise decir eso.-Recapacitó.
-Me voy, prefiero irme sola andando. Con suerte me secuestran, me matan y os pierdo a todos de vista.-Me levanté del borde de la piscina dispuesta a irme.
-No vas a ningún lado.-Me jaló del brazo.
-Ah no, mejor me quedo siendo un problema entre tu y tu nueva mascota.-Dije llena de rabia.
-Cálmate y deja de atacar, deja de estar a la defensiva. ¿Quieres que se vaya? bien, iré y la echaré, y como siempre la señorita Micaela se saldrá con la suya por que yo como un imbécil le hago caso.-Me gritó. Nunca lo había visto así, ni si quiera cuando peleábamos, estaba realmente molesto.
-Si tanto te jode tener que perderte un polvo por mi, no lo hagas. Estaré viendo la tele.-Me solté de su agarré y entre a la casa de nuevo.
Narra Nacho
¿Es que nada le parecía bien? ¿No se podía calmar con la histeria? ni come ni deja comer. Suspiré pesadamente y entré a casa, subí las escaleras y me dirigí a mi habitación, donde me estaba esperando Flor tumbada en la cama, como un regalo.
-¿Por qué has tardado tanto?.-Preguntó.
-Me ha llamado mi hermano, cosas suyas.-Mentí.
-Bueno ahora es momento de relajarse.-Bajó sus manos hasta mis pantalones pero la detuve.
Narra Mica
-Adiós linda.-Despidió a la rubia hueca de Vigna. Acto seguido paso detrás del sofá donde estaba sentada y se dirigió a la cocina a servirse un jugo de naranja.
-¿Cómo ha ido?.-Pregunté sin apartar mi mirada del televisor.
-No ha ido de ninguna forma.-Respondió mientras se acercaba y se sentaba a mi lado.
-¿Y eso?.-Sentí curiosidad. El suspiró molesto.
-No he hecho nada Mica. No me apetecía.-Contestó. Ahí si lo miré y alcé una ceja.
-¿Y ese repentino cambio?.-Pregunté.
-No estaba con ánimos de querer hacer nada ¿podemos dejar el tema?.-Me miró.
-No.-Me negué.-Quiero saber por qué.-Lo miré con una sonrisa victoriosa, había ganado.
-Eres muy sádica. Sabes de sobra por qué, pero te encanta escucharlo. Entre otras cosas por que soy un caballero y no iba a hacerlo estando tu aquí rondando sola. Así que borra esa sonrisa de tu cara.-Me fulminó.
-Mira Nacho lo haces todo demasiado complicado. Te gusto, reconócelo.-Lo animé. Necesitaba tenerlo para mí antes de que se cumpliese el plazo, así me lo ganaría a él y a su confianza y todo sería más fácil.
-No puedes ser tan cínica. Me haces la vida imposible ¿y quieres que te regale los oídos?.-Dijo atónito.-¿Qué quieres de mi?.-Gritó.
-Nada.-Susurré. Tenía razón, lo estaba volviendo loco. Quizá esto no era lo correcto, estaba haciendo con alguien lo que tanto critico y odio de mi padre y de mi tío. Lo hacía por un bien común...¿pero de verdad valía la pena pagar un precio tan alto?. Claro que no, tenía que echar todo esto para atrás, no podía convertirme en esto, no podía hacerle esto.-Lo siento, será mejor que me valla.-Dije sintiéndome la peor persona del mundo.
-No, no quiero que te vayas. Siempre duermo solo aunque esté acompañado de chicas.-Dijo cabizbajos, ¿quería decir que conmigo no se sentía así?. Fue como un nuevo puñetazo directo a mi cabeza, a mi conciencia, estaba jugando con los sentimientos de alguien.
-Es que tú no lo entiendes.-Comenzó una lágrima a rodar por mi rostro.-No sabes lo complicado que es todo, tu eres ajeno a mi mundo. No sabes quién soy, o quién es mi familia y te aseguro que para nada te agradarían.-Chillé, pero no era contra él. Estaba liberando todo mi dolor y rabia contenida.
-No me importa, nadie elige a la familia o nacer en un lugar o en otro.-Rebatió.
-No quiero nada de ti, nada material, no quiero nada.-Dije hiperventilando debido a la ansiedad que me causaba el saber lo que estaba haciendo. Yo sabía perfectamente a que me refería, no quería su dinero, cosa que mi tío sí, y estaría dispuesto a matarme por él.
-Nunca he pensado que lo quisieras.-Se acercó lentamente a mí.
-Aléjate.-Exigí, pero el continúo acercándose, hasta llegar a darme un abrazo.-No me lo merezco.-Seguí llorando mientras empapaba su camiseta.
Necesitaba contárselo pero había mucho en juego, y el papel cada vez se me estaba cayendo más. Tenía que hablar con mi tío. Si quería el dinero de Nacho me iba a tener que dejar tenerlo yo, en una casa lejos del Salvador con unos guarda espaldas, pero lejos de ellos. Si íbamos a hacer que él pasara por ese infierno, quería que fuese bajo mi supervisión y no bajo los maltratos de ellos.
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Manual de lo prohibido; Nachoela
FanficTodo el mundo ha oído hablar del síndrome de Estocolmo, donde la víctima se enamora de su secuestrador. ¿Pero qué hay del secuestrador, puede llegar a sentir algo? cuando esto ocurre se da el famoso Síndrome de Lima. Nacho nació en una cunita de...