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[...]

Se detiene al ver a su jefa junto a un hombre esbelto y frunce el ceño.

—Justin, este es el detective Mira—dice ella antes de que él lograse preguntar.

—¿Pasa algo?—cuestiona fingiendo que está confundido.

—¿Hay algún lugar donde podamos hablar?—pregunta el detective cuando lo mira y Justin asiente para luego caminar hacia una oficina—Así que trabajas con Nate, ¿verdad?—vuelve a preguntarle cuando ambos se sientan.

—Sí.

—¿Cuando fue la última vez que lo viste?—el hombre apoya los antebrazos en el escritorio.

—El miércoles, en la tarde del miércoles—le contesta mientras asiente con seguridad—. De hecho él me pidió que lo cubriera mientras manejaba algunos mandados.

—¿Qué clase de mandados?—rápidamente el cuerpo de Jay se tensa por completo y se agarra las manos.

—Uhm, él no dijo—Drew lo observa escribir todo lo hablado en una libreta.

—Aja, y esto sería cerca de...¿qué hora?

—9:00, 10:00, por ahí va la cosa.

—¿Él se fue a través del frente?—comienza a balancearse en la silla.

—Sí.

—¿Seguro?—la penetrante voz del detective por aún más nervioso a Justin.

—Sí, ¿por qué?

—Porque, la puerta principal funciona a través de un sistema sin llaves, como sabes, registra cada instancia dentro o fuera, ¿quieres saber la última vez que alguien abrió esa puerta?—un silencio incómodo se cuela a la habitación—4:00, a las 4:00.

—Ah.

—Dijiste que fue cuando, ¿9:00 o 10:00pm? Es un poco extraño, ¿no crees?

–No, puede que lo esté recordando incorrectamente—se encoge de hombros y comienza a moverse inquieto, y con ganas de irse—. Él pudo haber salido por la puerta lateral o por las áreas de carga y descarga.

—Oh, seguro—el hombre se levanta y Justin lo sigue mientras sonríe torcidamente, su mentira ha salido de maravilla—. ¿Tú y Nate eran amigos?—se apoya en el escritorio.

—Bueno, trabajamos hombro a hombro, él es una persona estupenda y todo.

—Hasta que intentó despedirte.

—¿Qué? No, eso no sucedió, Nate y yo éramos amigos.

—Oh, ¿así que ahora no lo son? ¿Hace unos minutos sí?—el moreno sonríe y lo mira fijamente—La primera ve confusión, la segunda la confesión.

—¿De qué se trata esto?

—El método estándar. Entonces ahora, él te pidió a ti que lo cubrieras el miércoles por la noche, ¿nueve o diez? ¿Dijo a donde iba?

Justin se remueve en el asiento y hace una mueca:—Creo que iba a conocer a alguien, recibió una llamada, o algo así.

—Es gracioso, porque la primera cosa que hicimos fue revisar los registros telefónicos. Y la última persona con quien habló fue su novia—ambos se miran fijamente.—, a las 5:32 de la tarde.

(...)

—Hola—saluda a Holly cuando entra al sótano, le deja la comida cerca y observa las demás envolturas con comida dentro, la cual ni ha tocado—. Tienes que comer algo—la mira pero esta le da la espalda—. Holly, vamos—ella se mantiene en silencio—Vamos, no hagas esto.

(...)

A la mañana siguiente, los pensamientos acerca del asesinato de Nate lo atormentan, causando que se estrese física y psicológicamente. Golpea con el puño cerrado el tazón de cereales y suspira, ya no aguanta más, no aguanta con el remordimiento el cual le carcome.

Abre la mano y se la observa, está esta balada en sangre, pero sin embargo, no le importa, la cierra y continúa dando golpes pero esta vez a la mesa.

(...)

—Ahora sé lo que estás haciendo—le susurra a Holly, la cual una vez más lo ha ignorado desde que entró—, no va a funcionar. Solo habla conmigo, por favor—Holls se mantiene quieta en su lugar mirando a la dirección contraria a la que él se encuentra y se abraza aún más a sus ya huesudas piernas.

—Se acabó, Justin.

—No entiendo.

—Porque si no me puedes ayudar, si no me puedes dar lo que necesito, entonces nadie lo puede hacer—susurra lentamente sin dejar de ver el suelo.

—Dime, dime lo que necesitas—luego de eso, por fin ella lo mira.

—Sabes la respuesta. Me pones en una jaula—las lágrimas se hacen presente en las mejillas de la joven—. Eso no es amor, eso es propiedad—deja de mirarlo—. No me diste nada, todo lo que hiciste fue encerrarme.

—No puedo dejarte ir. Sabes eso.

—No te lo pedí.

Frunce el ceño:—¿Entonces qué quieres?

Holly humedece sus labios y observa una de las rejas:—Pruebas.

—¿Pruebas?

—Un dedo.

—¿Un qué?—la observa confundido—¿Un dedo? ¿Mi dedo?—Holly lo mira y asiente lentamente para luego observar como Justin niega con la cabeza—No, no, no, no—a medida que él le contesta eso, ella comienza a llorar—. Eso es de locos, ¿no puedes ver eso? Esto es de locos. No. Estoy tratando de salvarte aquí.

—Y estoy tratando de dejarte.

—No me puedes pedir eso, Holly. Y no voy a hacerlo.

Mascota© | Justin Bieber | FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora