jamie's sketchbook; jamion

XXXI. Una pregunta

-Hola, compañeros, sentimos la tardanza -dijo Damon sonriente, subiendo a las gradas (medio estirando las piernas) y sentándose tranquilamente detrás de todos ellos. Jamie le siguió y se sentó a su lado, muy cerca de él. Dave notó ese pequeño y quizá insignificante detalle, pero no quería preguntar y verse grosero, él más que nadie tenía entendido que había chicos muy raros en cualquier escuela de Inglaterra, ¿cuál era la diferencia con esos dos a comparación de los chicos de Essex o los de Mánchester? Ninguna, o eso quería creer.

-Nos quedamos pensando en la inmortalidad del cangrejo -añadió Hewlett, tratando de encontrar una pose para sentirse cómodo.

-¿Los cangrejos son inmortales? -preguntó Graham confundido, volteando la mirada hacia su mejor amigo y el novio de su amigo (sin saber que éste último era su novio, claro).

-¿Qué crees que estábamos discutiendo, tonto? -respondió su mejor amigo con sarcasmo, sonriéndole después del comentario y revolviéndole el cabello con un poco de tosquedad. Graham sonrió y se acomodó el cabello sobre la frente una vez más.

-¿Quién es el compañero? -preguntó Damon al fin refiriéndose a Dave, sacando unas cuantas paletas del bolsillo delantero de su pantalón escolar, de entre todas las paletas que había comprado con Jamie se quedó con la azul-. ¿Quieren una paleta?

-No, gracias -dijeron todos ellos, excepto Jamie, él si agarró una paleta color roja en forma de bolita, parecida a su paleta azul.

-Él es Dave -explicó Alex, sobándose un poco las manos, no por nervios ni porque tuviese frío, sólo estaba un poco aburrido y necesitaba canalizar las energías que no podía liberar en ese específico momento-. Es primo de Celia.

-Vino de Manchester y toca la batería, ¿qué tan genial es eso? -comentó Graham, sonriendo de una forma tan infantil que Damon no pensó que el chico fuese más tierno alguna vez. Y eso ya era algo que todos sabían, entre el pequeño grupito, Graham era el chico tierno, físicamente, puesto que resultó ser casi igual de grosero y mal pensado que Alex y Jamie juntos.

-Es un gusto -dijo Dave, comenzando a sentirse un poco incómodo por tener que estar presentándose a más personas, pero era necesario. Además, estaba haciendo un intento de ser más sociable en Londres, se lo prometió a sus padres y se lo prometió a Celia la noche anterior mientras juntos tomaban la cena a la par que sus padres miraban las noticias nocturnas en la televisión.

-Yo soy Damon -dijo el rubio.

-Yo soy Jamie -dijo su novio.

-Trataré de recordarlo -sonrió nervioso. Iba a ser muy difícil recordar cuál era cuál. Eran muy parecidos, pero al menos ese día sí tenía forma de identificarlos. Damon era el que tenía los labios azules, Jamie los tenía rojos. Y con esos colores pensó que la metáfora del rojo y el azul formando morado sería muy buena para una canción, pero por supuesto, en cuanto recordó que eran un par de varones desechó la idea por completo. En ese entonces Dave no tenía ni idea de que era posible que a un chico le gustase otro chico recíprocamente.

[ . . . ]

-Explícame otra vez -pidió Damon, dejando de jugar con las mangas de su sudadera de algodón, éstas eran tan largas que le llegaban a cubrir las manos hasta la base de los nudillos, acomodándose mejor sobre su silla y mirando atentamente a Jamie.

-Vamos a poner periódico con pegamento encima de la base del volcán -le explicó su novio- y luego lo dejamos secar, y ya. Después lo pintamos.

-¿Tú hiciste la base? -Jamie asintió-. Te quedó muy bien.

-Gracias -sonrió.

La base de su pequeño (no tan pequeño) volcán estaba hecha de una red de alambre en una forma más o menos cónica, estaba un poco torcido y en el centro estaba unida con cinta adhesiva a un vaso de plástico transparente en donde Damon supuso pondrían el vinagre y el bicarbonato y alguna otra cosa para que lo que sea que saliese de su volcán pareciera lava. Al principio pensó que existía el vinagre de colores, pero la risita no ofensiva de Jamie ante sus ocurrencias le dejó en claro que no existía.