Ahogo un chillido.
Es un soldado o al parecer un miembro importante de la SS, yo confié en Agnes y nos traicionó.
Maldita traicionera, yo confiaba en ella.
Las lágrimas se asomaban en mis ojos.
Agnes se acerca a su esposo, lo toma de la mano y dice:
-Querido, si te las llevas no las maltrates tanto, se merecen algo mejor que esto.
-Querida, sabes que se merecen por lo que de su tipo ha hecho -dice con repugnancia, pero su rostro se suaviza.- Pero a petición tuya, seremos más suaves con ellas, veo que hicieron un buen trabajo con las cortinas, ya tengo un trabajo para ustedes.
Eso no me relaja, moriremos de todos modos.
Parecía que los soldados esperaban alguna señal, pero después entraron en la cocina y nos arrastraron hasta el camión.
Quería gritarle a Agnes, fue un juego muy sucio, pero en la guerra todo se vale.
**********
Cuando llegamos al campo de concentración el cual no sabía su nombre y la verdad no me importaba porque pronto moriría, pero no dejaría que Abuela y Bony sufrieran haré lo que sea para mantenerlas vivas.
Ya me acordé del nombre del campo era, Ravensbrück.
Todavía tenía la cajita musical, no la abandonaría por nada, me recuerda a mi hogar con mi familia completa, felices todos.
Resultó que nos hicieron cambiar de ropa a unos uniformes muy feos de rayas con unos suecos de madera, el uniforme me quedaba algo grande así podía guardar la cajita de música.
"En la entrada de todos los campos de concentración había una inscripción que decía 'Arbeit Macht Frei' que significa el trabajo os hará libres".
Llegamos temprano resultaba que cuando decían que nos iban a tratar bien fue que nos pusieron a coser, remendar o de plano fabricar los feos uniformes de rayas.
Jamás había visto tanta ropa en pilas tan grandes, parecían montañas pero bueno.
Al final del día nos regresaron a un lugar que parecía ser el comedor donde nos dieron una sopa de vegetales sin sabor y media hogaza de pan, la cual se la di a Bony para que no tuviera hambre, mi apetito se quedó en la casa de la persona que nos traicionó. Conocí a unas chicas bastante calladas, casi no hablaban por miedo a que les dieran los golpes que les daban. Al parecer las que llegaban siempre eran mujeres, pues me di cuenta que era un campo exclusivo para mujeres.
Nos llevaron a dormir, terminamos durmiendo en el piso, ya que no había suficientes camas para dormir. Nos contaron que en otros campos, hacían experimentos con las personas que había ahí, les ponían inyecciones con químicos a ver que pasaban, a los gemelos; a uno le cortaban una extremidad para ver si el otro la sentía, también los soldados para divertirse el llamado "¡Ataque aéreo, cuerpo a tierra!" en el cual los prisioneros debían sostener un escalera y cuando los soldados gritaban "¡Ataque aéreo, cuerpo a tierra!" en ese momento todos los prisioneros debían tumbarse en el suelo unos encima de otros sin soltar la escalera y aquel que la soltara era asesinado a balazos o desgarrado por los perros de los guardias. También había cables y colgaban a las personas ahorcándolas por días, primero les ponían una silla, les hacían decir cosas graciosas para después quitar la silla y que se quedaran ahorcados.
Después de eso ya no quise escuchar más, me sorprende lo afortunadas que somos, la verdad, no me gustaría pasar por ese tipo de cosas. Eso era demasiado horrible. Estaba agotada y poco a poco no me dí cuenta de que me había dormido.
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I would die for you
Historical FictionHistorias de crueldad y desesperación que se vivieron durante el holocausto judío de la época de la Alemania nazi, se pueden contar por miles. Esta es una historia más en la que se palpa el amor y la fraternidad de la familia. La máxima prueba de a...