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Cuando me siento en la banca de un parque me suele pasar que mi corazón se transforma en el corazón de un tigre.

Un tigre en el circo al que han entrenado para saltar sobre círculos de fuego y levantarse en dos patas como un perro.

A veces, el público, que ha visto tantas veces mi acto, se aburre y el domador me obliga a realizar el truco de decir "mamá". Me tira un latigazo y trato de hablar, pero solo me salen rugidos, hasta que de tanto látigo y desesperación, logro emitir unos sonidos extraños que parecen sílabas de un bebé y logro decir algo parecido a má-má.

La gente aplaude y recuerdo que mi mamá me protegió en la selva y saltó contra el cazador que la mató en el instante. Siempre pienso en eso cuando escucho los aplausos.

Cuando mi corazón de tigre se vuelve a transformar en mi propio corazón, inhalo aire profundamente y me quedo mirando el pasto verde del parque.

No puedo hablar, ni reír, ni llorar. Regreso, poco a poco, a los sentimientos de mi humanidad, hasta que al fin, exhalo el aire y me relajo.

Cojo mi maleta y me pongo de pie para regresar al circo de los humanos.  

  Imagen: Melanie Mikecz  

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  Imagen: Melanie Mikecz  

FANFICTION - Diario de Sabah (La estrella de Haruna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora