Capítulo 3

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La adrenalina empezaba a hacerse presente en sus venas, de algún modo se sentía asustada, pero, por otro lado, quería mandar a todo el mundo a la mierda incluyendo a cualquier policía que sea capaz de acercarse o preferible a aquel hombre que juró tantas veces amarla. Quería correr hacia él para golpearlo con fuerza y quizá entre lágrimas preguntarle y rogarle que le diga qué fue lo que hizo mal. Todo a su alrededor se mantenía estático, las personas la rodeaban corriendo de un lado a otro, aunque ella solo los miraba como en cámara lenta mientras apenas escuchaba su alterada respiración por los leves sollozos que salían de su garganta.

— ¿Acaso quieres ir presa? — la pregunta sarcástica que soltó alguien a su lado la hizo regresar.

— Yo...— no lograba encontrar algo coherente que decir.

— Vamos, sube antes de que lleguen. — el chico de ojos azules habló mientras señalaba a su espalda al lugar vacío y disponible en su motocicleta.

Su rostro giró en dirección a la meta de la carrera, él estaba cerca. Justin corría con desespero empujando a cuanta gente aparezca sin importarle si es hombre o mujer, su único objetivo era llegar hacia ______ para abrazarla y decirle que la extrañó demasiado; sin embargo, ella toma la decisión de correr fuera de él. La castaña con el corazón en la boca subió rápidamente hacia la motocicleta del chico misterioso, lo tomó fuertemente de la cintura y apoyó su cabeza sobre su espalda.

— Vámonos de aquí por favor. — apenas logró articular, el muchacho haciendo caso enseguida de su petición y arrancando el motor para alejarse de la multitud.

— ¡______! — es lo último que oyó, su voz... esa grandiosa voz.

Los sonido emitidos por las patrullas de los policías se alejaban conforme avanzaban hacia la ciudad, sus lágrimas no paraban de correr por sus mejillas ahora frías por el viento que golpeaba en su rostro.

— ¿Estas bien? — el desconocido giró levemente su cabeza hacia ella cuando había parado por el semáforo en rojo.

— Si. — asintió mientras con la manga de su chaqueta quitaba los restos de tristeza de sus mejillas—. Gracias.

— No hay de qué. — el muchacho sonrió antes de ponerse nuevamente en marcha hacía donde sea que se estaban dirigiendo.

Ha este momento ya nada importaba, ni con quién estaba ni a dónde se dirigían. Apoyó con confianza su cabeza sobre la espalda del chico, cerró sus ojos tratando de borrar todo lo sucedido. ¿Qué hubiese ocurrido si ella no iba hacia allá? ¿La buscaría? No lo sabía y eso en verdad la carcomía por dentro y más aún al recordar la escena de la chica rubia y su exnovio.

— ¿A dónde vamos? — se animó a preguntar, el chico solo soltó una risa dejándola confundida.

— ¿Te gustaría ir a comer? — preguntó con una sonrisa amable.

— Me gustaría. — afirmó ella volviendo a tomar la posición anterior como si la confianza entre ellos dos ya existiera.

No pasaron más de 10 minutos cuando el chico aparcó y le dijo que habían llegado. Ahora sintiendo un poco de vergüenza desenredo sus brazos de su cintura y con cuidado bajó de la motocicleta. Ambos se dirigieron a un puesto de hamburguesas y hot-dogs que se encontraba en el centro de un parque.

— Así que...— empezó él—. No se tu nombre.

— ______ Preston. — respondió—. Tampoco sé el tuyo.

— Colton Moore. — ella asintió sin saber que más decir—. Eres de pocas palabras ¿eh?

— Supongo. — lo miró—. Y tú hablas mucho.

Cómo mirarte «J.B.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora