1. Partículas

424 43 26
                                    

No importa en donde puedas estar, te encontraré. Buscaré en el universo hasta encontrarte de nuevo. No pienso dejar ir ni siquiera los recuerdos más diminutos.

Exo [Universe]


Kyungsoo

¿Qué era Kyungsoo?

Solo un conjunto de células que conformaban un solo ser. Para el universo, Kyungsoo era una diminuta partícula flotante, solitaria, independiente y casi tan carente de vida que al mínimo soplo podría hacerlo desaparecer.

Su historia era lo que le daba su identidad, sus emociones y pensamientos. Aunque a él le gustaría poder deshacerse de ellos, quitarse esa capa pesante y densa de su mente que le nublaba todos los sentidos.

—Llévame con Minseok—intentó que su voz sonara fría y exigente mientras el filo de la espada se mantenía pegado al cuello del otro ángel. Éste lo miró con miedo y sorpresa durante unos segundos pero cuando Kyungsoo le indicó con la cabeza que avanzara, el ángel no perdió el tiempo y empezó a caminar por los anchos pasillos del templo con Kyungsoo pisándole los talones.

El cielo era un lugar tranquilo, los ángeles se mantenía ocupados haciendo sus tareas y nadie se preocupaba o se interesaba por lo que le pasaba a los demás. Al carecer de sentimientos, cada ángel se centraba en lo que por deber le tocaba hacer y callaban, no se relacionaban más allá de lo necesario y cada uno iba por su camino. El mundo del cielo carecía de sentimientos y emociones, el amor y el cariño eran solo un mito, por lo tanto si no existía algo llamado amor tampoco podría existir algo como el odio. Por eso se mantenía la paz, porque no había nada por el que luchar o sacrificarse, el mundo del cielo era un mundo vacío.

La eternidad era rutinaria, monótona, muerta. Gracias a eso, nadie se fijó en ellos dos ni en la espada que llevaba en la mano. Kyungsoo sabía que si le clavaba esa espada en el pecho de ese ángel, este no moriría pero sí se doblaría de dolor. La herida tardaría varios días en sanar.

El otro ángel lo guió hasta una enorme puerta plateada y fue entonces cuando Kyungsoo se guardó la espada en su vaina y con una simple mirada le indicó al otro que se fuera. El ángel, como si fuera un triste sirviente se fue dando grandes pasos.

Kyungsoo se quedó solo delante de la puerta. No tuvo que empujarla para abrirla ya que ésta se abrió sola haciendo un gran estruendo. Se limitó en dar los pasos necesarios para entrar.

La intensidad de toda la luz que lo aguardaba allí dentro hizo que tuviera que cerrar los ojos durante unos segundos. Cuando sus ojos por fin se acostumbraron, lo que Kyungsoo vio lo dejó casi sin palabras.

El suelo era una plataforma de mármol brillante, con ranuras que parecían rellenadas de oro puro. Las paredes desnudas se alzaban hasta el techo que se encontraba a muchos metros de suelo, si Kyungsoo alzaba la cabeza, se maravillaría de los trazos perfectos y delicados que conformaban el conjunto de dibujos. Antiguos ángeles, héroes y ejemplos a seguir para los actuales, vestidos con una fina capa de seda blanca. La belleza en sus frías fracciones los hacían parecer irreales, incluso crueles.

Kyungsoo se limitó en mirar hacia adelante debido a que allí era donde se encontraba su objetivo. En el medio del templo, unas escaleras que conducían hacia un trono de oro, allí donde solo el más grande de los ángeles podría sentarse.

—¡Kyungsoo, amigo mío! Cuánto tiempo sin verte.

La voz de Minseok era justo como recordaba, potente e intimidador. Había pasado tantos años desde la última vez que se vieron, pero no obstante, a diferencia de Kyungsoo, Minseok no había cambiado lo más mínimo.

Chaos (Angelus II) [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora