3. Agujero

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Y yo te elijo a ti; en cien vidas, en un centenar de mundos, en cualquier versión de la realidad, te encontraría y te elegiría.

Kiersten White [El Caos de las Estrellas]


Jongin

Jongin alzó la cabeza al ver de repente un rastro de luz que se proyectó a su lado. Lo que sus ojos vieron en ese momento era casi imposible describirlo con palabras.

Un enorme agujero se abría por encima de él, por encima del oscuro laberinto en el que se encontraba. Las nubes oscuras del cielo se apartaban formando un círculo perfecto y dejando ver lo que antes Jongin creía que no vería nunca jamás.

Un cielo azul y unas nubes tan blancas como lo fueron una vez sus alas.

Todos los caminos del laberinto se iluminaron de repente, era como un primer amanecer luego de mucho tiempo, la combinación de colores pasó de un negro a un gris claro y Jongin sintió algo de calidez cuando la luz se proyectó encima de su piel. La sensación fue tan maravillosa que Jongin hizo una mueca que se asimilaba a una sonrisa.

Llegó un momento en el que el agujero era tan grande que Jongin tubo que cerrar los ojos ante la intensidad de esa luz. Tantos días, meses, años quizás, sin ver ninguna pizca de luz que ahora sus ojos le ardían.

Se levantó del suelo, temiendo que todo eso fuera un simple sueño. Siguió observando como el agujero aumentaba de tamaño y algo dentro de él tuvo una premonición.

Esa vez, no era solo una imaginación suya. No era su cerebro que le jugaba una mala pasada ya que ni en un millón de años sería capaz de imaginarse algo así. Jongin comprendió, por fin, cual era la situación ahora.

El infierno por fin abría sus puertas y eso significaba que su oportunidad de ser libre había llegado por fin.

—¡Es él! ¡És él quien mató a la reina!—gritó una voz detrás de él.

*****


Algunos se arrastraron por el suelo para besarle los pies, Jongin se apartó sorprendido y asqueado a la vez. Su espalda chocó contra otro cuerpo, al girase, se encontró con otro hombre mucho más alto que él, más corpulento y con un profundo ceño fruncido mirándolo fijamente, juzgándolo como si fuera un espécimen raro.

Jongin no entendía todo lo que estaba pasando a su alrededor, de repente, cuando el cielo del infierno se abrió iluminando todo el lugar, de los lados del pasillo del laberinto en el que se encontraba empezó a aparecer personas, no, no exactamente personas. Eran demonios, demonios como él. Tenían alas oscuras y cuernos en su cabeza y avanzaban hacia él uno detrás de otro. Al principio eran solo sombras inconsisas pero a medida que se acercaban a él, las sombras empezaban a cobrar forma humana.

En un abrir y cerrar de ojos se encontró rodeado. Demonios sucios, con ropajes rotos y rostro manchados de suciedad y sangre. Seres como él, con rostros cansados y tristes que se acercaban a él algunos gritando y otros murmurando una misma frase.

"Él mató a la reina"

¿Qué reina? Le hubiera gustado preguntar, pero su voz apenas se hacía oíble entre tanto jaleo. Tanto tiempo sumergido en el silencio que Jongin se sintió abrumado ante tanto ruido.

—Mataste a la reina—le dijo un demonio que tenía delante mientras le agarraba de ambos hombros con fuerza. No había apenas gritado, pero su voz era fuerte y poderosa, podía escucharse claro y alto.—La reina está muerta.

Jongin jadeó de dolor, el agarre de ese demonio dolía pero consiguió que formular palabras apenas claras. —¿Qué reina?

El otro frunció los ceños al oír su pregunta y con un golpe de codos apartó a todos los que estaban al lado de Jongin. Luego lo agarró del codo y lo arrastró entre la multitud.

Chaos (Angelus II) [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora