4. Venganza

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Te haré daño por esto. Llegará un día en el que creas que estás a salvo y feliz y tu alegría se convertirá en cenizas en tu boca. Entonces sabrás que la deuda ha sido pagada.

George R.R. Martin [Juego de tronos]



Kyungsoo

Echaba de menos poder sentir el frío.

Ya ni siquiera recordaba cómo era sentir el gélido aire acariciar su piel desnuda, temblar de arriba abajo y tener todos los músculos del cuerpo en tensión debido a la baja temperatura.

Si Kyungsoo hiciera ahora una lista de las cosas que echaba de menos, estaba seguro de que no terminaría nunca. Cada minúsculo detalle de su pasado, Kyungsoo lo echaba de menos con locura. Como el constante olor a libros nuevos de la librería, como las canciones viejas que sonaban en la radio cada mediodía o los pasteles de manzana de la cafetería de al lado. Tantas y tantas cosas que ahora mismo daría lo que fuera por recuperar y que no obstante, solo tenía que levantar la vista para que la cruda realidad le diera un fuerte golpe en la cara.

Sentado en el borde del acantilado, con sus pies colgando por encima del vacío, Kyungsoo contemplaba todo lo que en esos momentos estaba sucediendo en la tierra. Sus ojos iban de aquí hacía allí sin parar, de un país a otro y de una casa a otra, viendo tragedia tras tragedia.

Ya ni siquiera le quedaban lágrimas que llorar. Así que simplemente se limitaba a dejar que todo lo que contemplaba se incrustara en su mente para así no olvidarlo nunca. Porqué él era el causante de todo lo que estaba pasando y estaba dispuesto a pagar ese precio aunque sabía que ningún dolor era capaz de igualar lo que él había causado.

Se sentía miserable. Un egoísta. Un asesino.

Había ordenado cerrar las puertas del infierno poco después de que Yixing le enseñara todo eso. No podía soportarlo más. Dio la orden sabiendo todo lo que eso conllevaba. Odió tener que ser él quien tuviera que tomar esa decisión, quien tenía que elegir entre arrebatarle a él mismo lo que más amaba o a otros.

Por ello, intentó borrar el recuerdo de Jongin de su mente, no era capaz de hacer frente al recuerdo de su rostro, no merecía ni siquiera pensar en él. Pensar en Jongin solo hacía que todo su alrededor se sacudiera de pesar y tristeza.

Cansado de hundirse en su niebla de pensamientos, Kyungsoo se levantó del sitio en el que estaba sentado y se encaminó hacia los jardines, donde lo esperaba quizás la única puerta que lo podía llevar al sitio en el que ansiaba estar.

Por el camino, se encontró con Yixing, quién no parecía tener mejor cara que él.

—¿Dónde vas, Kyungsoo?

—Volveré pronto.

—Si me permites darte mi opinión, no creo que sea buena idea.

—Yo tampoco, pero creo que si sigo aquí voy a volverme loco y estoy seguro de que no queréis que un loco esté al mando.

Yixing no parecía del todo convencido, en la sombra de su expresión se escondía algo que Kyungsoo no supo explicar pero que tampoco le importó lo suficiente como para pensar demasiado en eso.

—Tengo algo que decirte—le dijo Yixing cuando Kyungsoo ya estaba a centímetros de cruzar el portal.

—Lo que sea que tengas que decirme ya me lo dirás luego. Ya nada puede ir a peor.

Kyungsoo cruzó el portal sin mirar atrás, sabia que lo que estaba haciendo era huir de sus responsabilidades y el peso que se llevaba con él era insoportable pero una parte de él necesitaba aquello y sabía con claridad a dónde dirigirse para encontrarlo.


Chaos (Angelus II) [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora