Capítulo 12

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<<El cielo nocturno está lleno de nubes en movimiento, estrellas ardiendo con su propia luminosidad, y una luna creciente brillando en lo alto del firmamento. Podría escribir algunos versos, los versos más tristes esta noche porque yo la quise, y ella en algún momento me quiso.

En las noches como esta nunca pensé en tenerla en frente, casi rozando su alma y devorando su cuerpo. Oigo la noche inmensa, más inmensa sin ella, y este verso cae como una lágrima del rocío.

Qué importa que mi amor no puede corresponderla, la noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo.

De otro. Será de otro. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor y tan largo el olvido, porque en noches como esta la tuve casi entre mis brazos y mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escriba. >>

Hermione cerró el libro y se acostó.

*                                                                                                                                                                                                  *

Después del "gran" baile al que no asistí, llegó el día de la culpabilidad y de los llantos, chicas que aún no se habían ido a sus dormitorios, lloraban sin consuelo por los pasillos del colegio, con una máscara en la cara y con los tacones en las manos.

-No sabía que anoche se celebró un baile de máscaras -dije en voz alta-.

La chica me miró, entre triste y enfadada y se fue corriendo del lugar, dejando que se me escapara una risita.

Era muy temprano, demasiado temprano para que la gente estuviera despierta, la hora perfecta para dar una vuelta y aclarar la cabeza. Exactamente no sabía muy bien lo que pasó anoche, entre el golpe de la cabeza y ese sueño extraño, una Hermione triste, una ventana, una habitación, una noche...  No sabía exactamente que pensar sobre todo lo ocurrido, era demasiado irrealista y por una vez en su vida, no sabía qué hacer.

-Draco Malfoy -nombraron su nombre tras él- deberías de estar durmiendo como todos los alumnos que anoche asistieron al Gran Baile.

-Director Dumbledore, -me giré para verle mejor, sabía que era él desde el principio que habló, su voz era demasiado reconocible- no asistí al baile, no me encontraba demasiado bien y me fui a dormir pronto -mentí-.

Dumbledore sonrió y sacó de su túnica un caramelo de limón, desenvolvió el envoltorio y se lo metió en la boca.

-Demos una vuelta -se puso a caminar decidido- Señor Malfoy, aunque no lo sepa, yo lo sé todo, -me miró de reojo y sonrió- este viejo mago a vivido y sabe muchas cosas, sobretodo cuando un alumno tiene la cabeza en Merlín sabe donde. -Hace una pequeña pausa para relamer su caramelo y prosigue- Sé que la Señorita Granger no acudió como estaba acordado con su acompañante Ronald Weasley, sé que estuvo con usted -paró delante de un seto con flores- ¿ves esas flores? 

Asentí con la cabeza suavemente, dirigiéndome a las rosas rojas que habían plantadas.

-¿Qué piensas sobre ellas? -me preguntó-.

-Son preciosas -dije-.

-Mira más adentro.

Le miré, confuso y me hizo una seña con la cabeza para que le hiciera caso, me acerqué más a ellas y vi que una no había florecido todavía.

-Esa pequeña que ves, va a ser la más hermosa de todas, y hay que cuidarla porque, aunque no lo creas, son muy delicadas, por fuera parecen fuertes por la cantidad de espinas que tienen, es su coraza para protegerse ante los peligros -sonrió divertido-.

-Director, no entiendo lo que me quiere decir... 

-A veces es mejor no saber las cosas que quieres saber.

Y dejándome perplejo y sin ningún sentido, se fue.

Realmente no le di muchas vueltas a lo que me dijo el Director, simplemente seguí con mi marcha, intentado despejar la mente.

Hora de la comida en el Gran Comedor.

No estaba allí.

La Gran Biblioteca.

No estaba allí.

Torre de Astronomía.

No estaba allí.

Hora de la cena.

No estaba allí.

Durante todo el día la estaba buscando y no había aparecido, no había bajado a comer, no había ido a estudiar como normalmente suele hacer... ¿seguiría en su habitación? 

-¡Draco! -me gritaron en la oreja mientras me servía un poco de puré de patatas-.

-Zabini, gracias por dejarme solo, entre tu y Grang... Digo, -carraspeé- entre tu y Goyle me vais a dejar sordo del todo.

Zabini me miró, confuso, pero no dijo nada.

-Anoche te estuvimos esperando en el baile, ¿dónde estabas? -me preguntó cambiando de tema-.

-En mi habitación -respondí-.

-Llamamos varias veces y no contestabas -me acusó-.

-Estaría en el baño, ¿a caso eres mi padre para saber dónde estoy en cada momento? -le reproché- no me encontraba bien y no salí, fin de la historia.

-En fin... -suspira- esta noche vamos a jugar un rato a los Naipes Explosivos, ¿te apuntas?

-Lo siento Zabini, en otra ocasión, esta noche tengo un asunto que resolver...

Las horas pasaron largas y aburridas, se hicieron las tantas de la noche mientras esperaba, bajo una torre, que una luz en lo alto de esta se encendiera. 

No sabría el tiempo exacto que pasó allí abajo, pero fugazmente, se encendió la luz, es luz que estaba deseando que se encendiera y que le decía: Ya estoy en casa.



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⏰ Última actualización: Jun 17, 2017 ⏰

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Mi nombre es Malfoy... Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora