Un día más, la misma historia de siempre.
Zabini, Theo y yo nos encontramos en Hogsmeade, sentados los tres en uno de los asientos pegados a la ventana. Yo miraba curioso a toda la gente que salía feliz de hacer todas sus compras, como reían las chicas por algún cotilleo, como la gente iba de un lugar para otro haciendo Merlín sabe qué... Lo curioso de todo es que, tras el cristal donde miraba con tanta cautela, podía ver, a lo lejos, una melena rizada castaña.
Granger.
Su pelo es inconfundible, y su manera de caminar aún más peculiar, lo que no sabía era el por qué la estaba mirando como lo hacía y un codazo me sacó de mi ensoñación.
-Hey tío, que te nos vas -dijo Zabini- ¿A quién miras tú tanto? -dijo sin disimulo-.
-Eso Draqui... No nos has contado dónde amaneciste la otra noche -soltó Theo-.
Me giro cara a ellos y les miro impasible.
-Primero, no me llames Draqui, segundo, a vosotros no os importa mi vida privada -dije molesto-.
Zabini me miró con cara divertida.
-Lo que tú digas, al final acabaremos sabiéndolo -dice riéndose-.
Los miro a los dos un momento y me meto la mano en el bolsillo y saco tres monedas.
-Invito yo -digo mientras dejo las monedas encima de la mesa y salgo de allí mientras los dos me miran sorprendidos-.
-¿Hemos dicho algo malo? -le pregunta Theo a Zabini-.
-Puede -contesta éste simplemente.
Recorro las tiendas observando cada detalle, cada lucecita que está encendida, cada destello de luz. Camino solo, tranquilamente, no tenía ganas de hablar y menos con esos dos cabezotas.
Inhalo el aire frío y se cala en mis pulmones, como si se me hubiera congelado el alma, pero no, yo aún seguía ahí, caminando hacia un destino no buscado.
Sigo mi camino, camino, camino y más camino, me giro para ver el pueblo y apenas se ve, y sigo...
Inconscientemente, sin saber el por qué lo hice, miré al suelo y un destello débil me cejó unos segundos, me agaché y lo cogí, me lo puse a la altura de los ojos y dije:
-Por Merlín... ¿Qué te han hecho?
ESTÁS LEYENDO
Mi nombre es Malfoy... Draco Malfoy
RomanceYo, Draco Malfoy, juro solemnemente que nunca, en mi vida, voy a caer preso de las tentaciones de una mujer, por muy bella que sea y de sangre limpia, nunca, y repito, nunca me voy a enamorar.