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Un ciervo en la salida del bosque prohibido.
Foto sacada por Lily Evans.

-¡Mira, Mary,un ciervo!- la pelirroja señaló hacia él, como si Mary pudiera haber confundido el ciervo de largas astas con el sauce boxeador que estaba cerca. ¿Qué hacía ese ciervo allí, fuera del bosque?
- Seguro se perdió de los demás- dijo Mary.
-¿Te perdiste?- preguntó Lily. El ciervo la miraba detenido, sin mover ni un músculo. - No te asustes. Nosotras no haremos nada.- Estiró la mano lentamente para que el animal no se asustara.
- Lily, no lo toques.- Advirtió Mary. Aunque no esperaba que el ciervo aceptara la cercanía, por supuesto que iba a correr como loco cuando Lily se acercara a tocarlo, ¿o no?
Lily tocó suavemente la cabeza del ciervo, que se dejó acariciar como si siempre hubiera esperado esa caricia. Era sorprendente. Mary se quedo atónita viendo la escena. Lily sonrió y lo dejó en paz.
- Adiós- dijo. El ciervo la seguía mirando. Parecía sonreír, si es que eso era posible. Luego se internó en el bosque, seguido de un perro negro.

Crónicas de los merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora