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-¿Una bicicleta?

Andrómeda se echó a reír ante la ocurrencia de Ted, ya que ella recién había aprendido como se llamaba ese vehículo tan gracioso. Ahora, luego de haberse casado en secreto, su esposo había decidido llevársela de paseo en aquella...aquella cosa. Su risa alegró al muchacho, que había temido que luego de haber huido, la joven se sintiera triste, luego de la adrenalina de huir y casarse en secreto. Que de repente comprendiera que había dejado muchas cosas atrás. Lo que no entendía es que ella ahora, por fin, era libre. Ella se subió a la bicicleta con una sonrisa y partieron por un sendero de flores blancas. Cantando.

Crónicas de los merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora