Crónicas de los merodeadores

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Remus leyendo un libro. Febrero de 1975.
Un fin de semana en la playa.

-Oye, Mooney, no es hora de estudiar, no seas aburrido- dijo Sirius, tirándole una toalla en la cara. Remus se quitó la toalla y continuó con la lectura.
- Se supone que vinimos a divertirnos- comentó James, que miraba hacia afuera, al mar. Habían cuatro chicas tomando sol y Sirius insistió a Remus.
- Tienes claro que puedo con las cuatro, pero sería egoísta de mi parte y lo sé. Así que suelta el libro y acompáñanos. Si vamos tres no va a resultar.
Peter asintió a las palabras de su amigo, aunque se sentía más nervioso que ninguno. No acostumbraba a ligar y si Remus se negaba, no tendría oportunidad. Aunque quizás sería mejor que se negara.
Remus suspiró, levantó la vista del libro, miró de soslayo a las chicas que habían llamado la atención de los demás ( y para ser justos, ellas ya habían notado la presencia de Sirius en el grupo). No tenía ganas de conocer nuevas chicas, ya le bastaba con que Alice estuviera lejos y que la extrañara mucho. Pero sabía que Sirius estaba planeando todo eso con la intención de animarlo también. Así que se incorporó y se unió al grupo.