¿Por qué tenía tanto calor? ¿Por qué comenzaba a sentirse incómodo y adolorido?
JiHoon estaba sudando a mares, estaba seguro que tenía una fiebre altísima o había atrapado alguna enfermedad mortal, porque lo que estaba sintiendo no era normal. Aseguraba ver la luz. Se iba a morir ¡y nunca le pudo decir a sus hermanos cuanto los odiaba por ser alfas y aprovecharse de eso!
Quiso levantarse de su cama pero al hacerlo un gemido lastimero salió de sus labios. No dudó en soltar un chillido que alertó a toda la familia, aunque esto no incluía en demasía a los menores de la casa, SeokMin y Chan. Más bien a los sobreprotectores hermanos mayores que corrieron en busca del pequeño pelirosa que chillaba en busca de ayuda.
Cuatro años habían pasado, cuatro años donde hubieron muchos cambios. Por ejemplo cómo que YoonGi se fue a vivir a un departamento con un chico que había conocido –después de todo JiHoon si había acertado y su hermano si conoció a alguien muy especial aquella noche que llegó muy feliz– y que estaban a nada de casarse también. Joshua y Chaerin comenzaron la universidad mientras que MinGyu soportaba su último año de preparatoria y JiHoon comenzaba su segundo año.
También estaba el hecho de que JiHoon cambiaba el color de su cabello cada mes prácticamente, su madre ya le había advertido que se quedaría calvo y le reprochaba sobre que no debió haber aprendido aquello de YoonGi quién era igual o peor que él.
Cuando los hermanos llegaron un fuerte aroma a frutas les golpeó el rostro, su pequeño hermanito estaba en celo. Y no solo eso, se estaba presentado como un omega.
La madre llegó a la habitación también percibiendo el olor y se acercó rápidamente al adolorido JiHoon que se movía bruscamente en su cama.
—Busquen los supresores, ¡rápido! —ordenó la mujer llena de preocupación por el dolor de su hijo, a toda madre le rompía el alma el ver sufrir a su pequeño. Y JiYeon no podía ver a ninguno de su cachorros sufriendo, aunque sabía que a su pequeño JiHoonie le tocaría pronto su presentación.
Con un temor gigantesco y cubriendo su nariz Joshua se acercó a su progenitora para darle la caja, MinGyu y Chaerin esperaban pacientes a que su mayor saliese. No era que el aroma de JiHoon fuera malo, todo lo contrario. ¡Era demasiado bueno! Pero sentían que si se quedaban un segundo más en la misma habitación que su hermano no se podrían despegar de él nunca más, ni dejarían que nadie lo tocará.
Porque su dulce hermanito era un omega y ahora debían protegerlo de los alfas aprovechadores que había en el exterior. Joshua salió casi asfixiado de la habitación solo un segundo le había bastado para volverse loco y salir de ahí. Si bien, sabían que nunca le podrían hacer daño a su JiHoonie pero los iba a volver locos a todos. Ni siquiera Jimin, la pareja de su hermano YoonGi quién también era un omega y olía muy dulce, era tan penetrante como el del quinto hijo de los Lee.
Y menos había resistido aquella mirada de agradecimiento que su JiHoonie le había dedicado casi se desmaya ahí mismo.
Al día siguiente los alfas conversaban las precauciones que debían tomar en la escuela, por ahora JiHoon no asistiría a la preparatoria hasta que su olor pudiera ser controlado, ya que al ser su presentación éste tardaba en calmar las feromonas a su alrededor y podría ser peligroso. SeokHyun, padre de la familia Lee miraba divertido la seriedad con la que hablaban sus hijos sobre cuidar al pequeño omega.
JiHoon apenas abría sus ojos, los sentía pesados por el cansancio, apenas pudo dormir por la noche, los supresores habían tardado en hacer efecto y su madre lo había estado intentando calmar con pequeñas caricias en el cabello mientras cantaba aquellas canciones de cuna de cuando era más pequeño y tenía pesadillas.
Se sentó en la cama, soltó un largo suspiro. Se sentía pegajoso, necesitaba una ducha, hizo una mueca de asco al tocar su piel para después moverse en la cama dispuesto a levantarse.
Abrió sus ojos exageradamente.
Sintió todo aquel lubricante natural recorrerle todo el trasero, cerró los ojos reprimiendo el chillido nervioso que iba a lanzar.
El pelirosa se levantó con cuidado casi de puntillas, incómodo. El líquido recorría hasta sus piernas, no se reprimió está vez y soltó un gritillo —parecido a un jadeo ahogado— espantado por ello.
No pasó ni un minuto cuando los hermanos corrieron con semblantes preocupados con su hermano, los dos padres –que estaban en la sala de estar– rieron ante la exageración de sus hijos, esta vez entro Chaerin apurada y miro al pequeño que puchereaba. Soltó una carcajada por la escena, su hermano estaba tirado en el piso enrollado en la sábanas parecía una oruga.
—¿Necesitas ayuda JiHoonie? —se acercó a él y JiHoon negó molesto— Claro que necesitas ayuda cariño, a ver, yo te llevó al baño vamos.
Le dio una sonrisa cálida, el pelirosa se dejó hacer por su hermana mayor. Los otros dos hermanos, no se atrevieron a entrar a molestar a su hermano. La presentación era muy incómoda los primeros días y lo que menos querían hacer eran fastidiarlo con ello, se encargarían de cuidarlo para que los días de celo pasaran rápido para él. JiYeon ya les había dado el permiso de cuidar de él, el hermano de su madre era un alfa por lo que ella también tuvo que soportar los cuidados de su hermano. La mujer ya veía que era de familia aquel estado súper nervioso por un miembro omega.
🐺
SeungCheol conversaba con su madre acerca del inicio de clases, ya era su último año y estaba contento de al fin pasar a la universidad. Como era de esperarse estaba estudiando administración de empresas, tenía buenas notas y le habían ofrecido un puesto en el consejo escolar el cuál no acepto porque no le interesaba mucho aquello. Estaba en un equipo de basquetball, era el jugador estrella más no el capitán y eso estaba bien para él.
SunHwa, su madre preparaba la comida para su esposo ChaeHo que seguro llegaría cansado de su trabajo como asistente del director de una empresa. SeungCheol picoteaba la fruta picada que su madre le había servido mientras divagaba, la mujer le había estado insistiendo sobre que le hablara de su vida amorosa, si alguna chica había llamado su atención o quizá un chico lindo. Pero SeungCheol negaba, no había nadie que llamará su atención.
Y se sentía extraño, no había nunca sentido lo que es el sentimiento de gustar, obviamente había sentido atracción física más el gustarle tanto el físico como personalidad. Nada. Nadie. No hay, no existe como decía su abuela cada vez que le preguntaban acerca de que si tenía un poco de pudor. Sonrió al escuchar maldecir a su abuela paterna en su cabeza. Casi no visitaban a la abuela SeolHee, vivía en Daegu y sus padres no tenían tiempo para ir de visita a su vieja casa en aquel lugar. SeungCheol extrañaba Daegu, era su primer hogar después de todo y los primeros años de su infancia hasta la mitad de la adolescencia los vivió en aquel lugar tranquilo.
La puerta se abrió dejando ver al hombre de cabellos negros con un parecido casi exacto a SeungCheol aparecer por la puerta, la madre del mencionado recibió con los brazos abiertos y una sonrisa a su pareja. SeungCheol no pudo evitar soltar un suspiro y hacer un pequeño puchero, el también ya quería encontrar a alguien, o al menos con quién distraerse.
Se sentía vacío sin que nadie le gustará o llamará su atención.
Admitía que tenía muchas chicas y chicos detrás suya pero ninguno le convencía lo suficiente. Siempre les faltaba algo, desde su personalidad o el olor que emitían. Algunos eran muy empalagosos otros que no tenía una actitud muy soportable para el alfa o que no tenían nada en común. SeungCheol volvió a suspirar cansado al recordar aquello.
¿Encontraría algún omega perfecto para él?
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La Familia Alfa ーCoupZi
FanfictionChoi SeungCheol era un buen alfa pero la familia Lee no lo creía. Realmente creían que ningún alfa era lo suficientemente bueno para el único omega de una familia de solo alfas.