Capítulo 1.

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- No dejes que te gane el corazón - dijo el Sensei a Clary. - En una batalla tienes que ganar y la única manera es dejar tu corazón de lado.
Clary esquivo tres golpes y atacó.
Su Sensei a pesar de ser ciego los esquivo y respondió retorciendole el brazo.
- Estás pensando en no lastimar a el pobre ciego en vez de tratar de ganar - dijo el Sensei y soltó a la chica.
Clary respiró profundo y se concentró.
Estiró su pierna hacia atrás en un movimiento perfecto de kung-fu, hizo un puño con la mano y la apoyo en la palma de la otra.
Los dos atacaban y los dos esquivaban perfectamente.
Clary atacó con una mano hacia el costado de el cuerpo de el Sensei.
El Sensei llevó una mano en muestra de dolor hacia Clary.
- Bien - dijo y atacó a Clary pero esta ya estaba preparada y desvío todos los golpes, exepto uno.
El Sensei aprovechando la distracción de la chica, la lanzó hacia una pared.
Y no en un empujón, por los aires.
Clary se deslizó por la pared tirando todos los Bo que estaban colgados.
Clary rió sarcásticamente.
- Si quieres ser una Shaolin deberás esforzarte más - le dijo su Sensei.
Clary se levantó y pelearon toda la tarde.
Un par ganadas por el Sensei y otras por Clary.
El sol de el sábado ya se estaba poniendo.
- Debería irme - dijo Clary al Sensei. - Mi madre se pondrá histérica.
El Sensei rió.
Clary solo lo escuchaba reír luego de la práctica.
- Describeme el atardecer - dijo mientras se sentaba en el piso.
Clary le describió usando colores, metáforas y expresiones.
- Siempre describes el atardecer como algo glorioso - dijo el Sensei en chino. - Sigo prefiriendo ser ciego.
Clary río.
- No lo creo, Sensei - respondió está en el mismo idioma.
Clary había sido entrenada toda su vida por el Sensei.
El Sensei le había enseñado latín, griego antiguo y el nuevo, francés, chino, japonés, coreano, italiano, inglés y galés.
Clary amaba los idiomas tanto como pintar, la música y las artes marciales.
Hablaba estos idiomas con fluidez, igual a la de un natal.
“Para pelear necesitas hablar el idioma de tu atacante”, le decía el Sensei. Aunque Clary tenía la sospecha de que el Sensei no terminaba la frase.
El Sensei le enseño artes marciales, a usar las espadas, cuchillos, arco y flecha y a montar a la perfección.
Por otro lado también le había enseñado otro tipo de arte.
El piano, violín y flauta, eran los más escenciales para el Sensei.
Aunque Clary jamás mencionaba su gusto por la pintura. No quería hacer sentir mal a el Sensei.
Y Clary tomaba clases de boxeo solo para molestar a su madre.
Su madre se había negado profundamente, pero para su desgracia había un taller en la secundaria.
Aunque tenía que admitir que también iba por el profesor que no tenía más de dieciocho años y estaba muy bueno. Y este le enseño español.
Estaba preparada sin saberlo para ser una cazadora de sombras.
La mejor, de echo.
Tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.
- Adiós Sensei - dijo en chino.
Inclinó su cuerpo hacia el Sensei.
- Cuídate niña - le dijo también en chino.
Clary sintió la blanda arena bajo los pies, ya que el Dojo estaba en una playa.
Caminó hasta su casa en su short negro con rayas blancas y una remera blanca con transparencias.
Se soltó el cabello de camino a casa y se tuvo que sentar en la arena un rato ya que sus Converse negras estaban llenas de arena.
- Déjalo, Izzy - dijo una voz masculina familiar. - No la encontré de ese modo.
- Podrías enviarle un texto - dijo otra voz masculina cansada.
Volteo para encontrarme con Jace y un chico y una chica.
Estos no parecían darse cuenta de que ella estaba ahí, así que se ocultó con el pelo.
- ¡Clary! - gritaba Pandora mientras corría hacia Clary.
“Demonios”, pensó.
Jace se volvió para encontrarla.
- Hola - dijo sonriendo.
Clary saludo con la mano mientras se levantaba para recibir a su amiga.
- Clary, ¿cómo has estado? - dijo Pandora abrazando a su amiga. - Estuviste desaparecida durante todo el sábado.
Clary asintió.
- ¿Me presentarás a tus amigos? - dijo casi riendo y Clary tuvo ganas de matarla.
- En realidad yo solo conozco a Jace - dijo y se lo presento.
- Oh, él es Alec y ella es Isabelle - los presento y se dieron las manos.
- Yo soy Pandora - decía está.
- Clary - decía secamente la otra. - Pandora, ¿qué haces aquí?
Pandora se mostró ofendida.
- El ciego me dijo que estabas llendo a tu casa y murmuró algo en latín - dijo enojada.
- Seguramente que te detesta - murmuró Clary en latín.
- ¡Algo así! - dijo impresionada.
Clary río.
Se dirigió a los chicos que la miraban confuso.
- El ciego es mi Sensei - dijo Clary. - Es ciego pero puede vencer hasta a un demonio, es un genio.
Clary pensaba que el Sensei era su figura paterna aparte de Luke.
Lo amaba como a un familiar y su Sensei la adoraba.
- O tal vez tú eres mala en lo que sea que practiques - dijo Isabelle.
Clary rió.
- No lo creo, gane doce medallas de oro en kung-fu y cuatro de plata - dijo con indiferencia. - Además el Sensei no siempre fue ciego, cuando quedó ciego desarrollo más sentidos de los que ya tenía.
Pandora rió sarcásticamente.
- Por eso nunca se estampa contra una pared - dijo.
Clary le miró mal.
- Si te escuchara, te mataría quebrándote tu precioso cuello al estilo de la mantis. Y yo aplaudiré - murmuró en latín nuevamente.
- ¿Qué? - preguntó Pandora.
- Que no le caes bien - mintió Clary con una sonrisa.
- Esto de que no hables en inglés ni la mitad parte de el tiempo me molesta - dijo Pandora.
Clary la ignoro y se dirigió a los chicos.
- ¿Qué hacen aquí? - dijo con una sonrisa amable.
- Damos un paseo - respondió Alec. - ¿Tú que haces aquí?
- Entreno - dijo Clary señalando el Dojo detrás de su espalda. - El Sensei me dice que debo entrenar todos los días.
- ¿Y le haces caso? - le pregunto Jace. - Pensé que eras de las que no se pueden controlar.
Clary rió.
- Lo soy, pero cuando ponen una espada en tu garganta cuando llegas tarde vienes hasta en burro - dijo sarcásticamente.
Pandora rió.
- Recuerdo tu ojo morado cuando te acompañe - dijo riendo.
- Esa eras tú - le recordó Clary.
Pandora dejo de reír.
Los tres chicos rieron junto a Clary.
El teléfono de Pandora sonó.
- Aguarden - se apartó unos metros mientras hablaba.
- ¿Pusieron una espada en tu cuello? - preguntó Isabelle.
- ¡Izzy! - le regañaron los dos chicos.
- Llegue tarde - dijo Clary riendo. - Sed lex, dura lex. La ley es dura, pero es la ley. Podría haberme matado y lo hubiera entendido.
Los tres la miraron sorprendidos.
- No pensé que una mundana tuviera tanto coraje - dijo Alec.
Clary frunció el entrecejo.
- ¿Coraje? No, le llamo instinto suicida - dijo Pandora por detrás. - Casi te matan ayer. Matt llamó. Casi los rebanan a los dos en tantos trocitos... Matt hizo la denuncia. Cabello blanco, ojos negros y ¿qué más era?... ¡Un cuchillo! - gritó.
Clary rió.
- El pobre hombre trataba de ganarse la vida robando a unos adolecentes, dudo que sabía cómo utilizar un cuchillo - miró a los chicos. - Fue un placer, que nos volvamos a ver.
Dicho eso tomo a Pandora de el brazo y se largó por la playa.
- Ese era el rubio con el que te acostaste - susurró Pandora cuando se alejaron un poco.
Clary asintió con la cabeza.
- Es lindo - dijo Pandora mirando hacia atrás.
- Hay mejores - respondió Clary de mala gana.
Pandora iba a decir algo pero se cayó.
Caminaron hasta la casa de Clary.
Entraban riendo y se dirigieron hacia su cuarto pero la madre retuvo a Clary unos momentos.
- Clary, ¿podemos hablar? - le preguntó.
Clary le aviso a Pandora con la mirada que sí y esta se encerró en el cuarto de Clary.
- ¿Si? Yo no hice nada está vez - dijo a la defensiva.
Jocelyn la miró, soltó una risa y se levantó.
- Creo que debería irme de vacaciones a la casa de el lago con Luke - Clary asintió y siguió su camino. - Quiero que vengas conmigo​.
- Y yo un millón de dólares - dijo sarcásticamente. - Mamá por favor no.
Jocelyn se acercó y acarició la mejilla de su hija.
- Está bien, pero nos iremos en Navidad.
Clary asintió, siguió su camino feliz y cerró la puerta de su dormitorio.
- Cuéntame acerca de esa fiesta - le dijo sosteniendo una sonrisa.
Pandora sonrió.
- Mucho alcohol, mucha droga, mucho sexo... Lo de siempre - dijo Pandora enrrollando su negro cabello en un dedo.
- Iremos - afirmó Clary.
Clary busco su teléfono cuando se dió cuenta de que el Sensei se lo había quitado.
- Debo volver al Dojo, olvidé mi teléfono - dijo Clary. - Quédate, no tardaré.
Pandora asintió y se durmió.
Clary agarro su bolso y salió de su casa para ir al Dojo.

Clary y JaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora