Capítulo 3

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Su cabeza estaba a punto de explotar, le dolía como si le hubiera pasado un camión por encima. Apretó los ojos y pensó en si abrirlos o no, no quería correr el riesgo de una ventana abierta o algo por la que entrara el sol. Los abrió, pero la única luz que había en la habitación era la que entraba por la rendija de la puerta medio abierta. Miró hacia ella, volvió a cerrar los ojos y hundió la cabeza en la almohada.

Esta tenía un olor diferente al de su cama... Un momento, no estaba en su cama.

Volvió a abrir los ojos, mirando a su alrededor y viendo que estaba en la misma cama que donde empezó en aquella casa. Suspiró y frunció el ceño al recordar lo que le hizo Francesco, ¿qué demonios le pasaba? ¿Estaba loco o algo de eso? No podía entender porqué el castaño había hecho eso, no le entraba en la cabeza qué es lo que quería de él.

Volvió a suspirar y se asustó cuando la puerta se abrió más, dejando entrar más luz, lo cual le hizo entrecerrar los ojos. Cuando se acostumbró, vio al italiano dirigirse hacia él y dejar una bandeja en la mesilla de noche, sentándose al filo de la cama y mirando su regazo pensativo.

El rubio no pudo evitar la curiosidad por lo que estaría pensando este, así que se atrevió a preguntarlo sin pensarlo dos veces.

- ¿En qué piensas? -dijo con una voz forzada, pues tenía la garganta seca, y tosió (a mí me pasa eso, es muy frustrante ;-;). Ante eso, el ojimarrón miró a Rayo y le alcanzó una botella de agua que había en la bandeja. El rubio lo miró con desconfianza.

- Tranquilo, no le he puesto nada -dijo con una sonrisa y una mirada arrepentida-. Mira, sé que hemos empezado con mal pie...

- Muy malo -dijo el americano una vez que tenía la voz mejor.

- Muy malo -concordó Francesco-. Y es por eso que quería disculparme. Aunque parezca mentira, no quiero hacerte daño. Me han ordenado que te tenga aquí hasta que llegue mi jefe, por lo tanto, no puedo permitir que te vayas, lo siento.

Rayo lo miró extrañado. ¿Su jefe? Un momento, Francesco era italiano, eso y la situación actual solo podía significar una cosa... ¡era un mafioso! Lo miró con los ojos muy abiertos e intentó alejarse lo más rápido posible.

- ¡Eh, eh! -lo sujetó el italiano con mirada preocupada-. ¿Qué ocurre? -se puso encima para que dejara de retorcerse.

- ¡Acabas de insinuarme que eres mafioso! ¿Tú qué crees? -lo miró retorciéndose.

El castaño lo miró extrañado, reproduciendo en su mente la escena anterior y al captar lo que había parecido que había dicho, comenzó a reír a carcajadas. El ojiazul dejó de moverse y frunció el ceño ante aquello, ¿se estaba riendo de él?

- No te ofendas ni nada, pero no has captado el mensaje bien -le dijo el otro mirándolo con una sonrisa-. No formo parte de la mafia, es más, voy contra ella -dijo mientras cogía las muñecas de Rayo en una mano y llevaba la otra hacia su bolsillo trasero.

Sacó lo que parecía ser una cartera y encendió la lamparilla para que el ojiazul viera mejor. Abrió la cartera y le mostró lo que parecía una placa, pero no era del FBI o incluso de la policía. En la parte superior se podía leer Iustitia* y más abajo estaba el nombre del italiano, Francesco Bernoulli.

- No entiendo, ¿qué es eso? -preguntó confundido Rayo.

- Esta es mi tarjeta de identificación, somos una asociación secreta que se encarga de atrapar a delincuentes de alto peligro y a altos cargos de la mafia -comenzó a explicar-. Fue fundada hace muchos años por el FBI americano para atrapar a los mafiosos, función que desarrollaba principalmente, pero a medida que se veía su efectividad, se amplió los campos de Iustitia y comenzó a encargarse de delincuentes potencialmente peligrosos e incluso internacionalmente buscados. Como puedes ver, mi perfil de corredor, es solo una tapadera, cuanto más elaborada, más credibilidad.

- ¿Y qué tiene que ver eso conmigo? -preguntó Rayo-. ¿Por qué me cuentas todo esto?

- Porque al parecer has despertado el interés de uno de nuestros objetivos, y no me extraña -dijo acercándose al oído del rubio-. Eres irresistible -susurró y acarició el oído con sus labios, haciendo que el otro se sonrojara y se estremeciera.

- Ugh, quita -dijo Rayo forcejeando aún más sonrojado. Se escucha una risa por parte del italiano.

- Parece que en la intimidad eres un poco tímido -bromea y ve cómo el rubio lo mira con mala cara-. Era broma. Te he traído algo de comer, no comes nada desde ayer y tienes que reponer fuerzas para la reunión de mañana.

- ¿La reunión de mañana? -preguntó al castaño que se quitaba de encima suya y le ofrecía lo que parecía una tostada con mantequilla y mermelada, la cual aceptó porque confiaba en que esta vez no estaría drogada.

- Sí, al parecer mi jefe quiere verte -dijo con un tono de voz extraño, parecía... ¿celoso? No, eso era imposible-. Quiere informarte de lo que está pasando. Si quieres ducharte, el baño está allí -dijo señalando una puerta-. Te he puesto allí la ropa, pero no sé si te va a estar grande.

- Gracias -dijo el rubio después de tragar el mordisco que le había dado a la tostada, ¡estaba realmente buena!

- De nada -dijo el castaño y se tumbó en la cama mientras Rayo terminaba de comer su tostada.

- Voy a ducharme -se dirigió a la puerta que le indicó.

Cuando cerró la puerta tras de sí, vio una ventana e intentó abrirla, pero ni siquiera se movió. Parece ser que Francesco lo había asegurado todo. No era que creyera que le había mentido, sino que pensaba que había algo que no encajaba. ¿Por qué iba a querer un mafioso ir tras él?

Cuando salió de la ducha, se vistió con una camisa que le estaba ancha de hombros y un poco larga y unos pantalones de deporte que también le quedaban algo largos. Se asomó a la habitación y se dirigió hacia la cama, donde ahora el italiano se había acomodado bajo las mantas. Este, al verlo, echó las mantas un poco hacia atrás y tiró de él hacia la cama, tomándole por sorpresa.

- U-uh, ¿F-francesco? -tartamudeó.

- ¿Sí? -preguntó el otro.

- ¿Esta es tu cama?

- Sí -respondió como si nada, mirándole a los ojos.

- Entonces, ¿qué hago aquí? Digo, es tu cama, no la mía ni la de invitados.

- Eso es porque no sabía cuándo te ibas a despertar hasta que te vi removerte, además, no podía arriesgarme a que te intentaras a escapar de nuevo, no quiero problemas con mi jefe -dijo mientras apagaba la luz y lo apegaba a él-. Ahora a dormir, de seguro que se te quita el dolor de cabeza después de haber comido algo, ducharte y dormir otro poquito más.

- Cómo sabes que me duele la cabeza?

- Trabajo con este tipo de drogas y las han usado en mí, créeme, sé de lo que hablo -respondió-. Ahora shh, a dormir que mañana hay reunión -dijo mientras cerraba los ojos.

- V-vale -dijo al sentirlo tan cerca y cerró los ojos.


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Volvió por quien lloraban Bv

Ok no, es broma ;-; sé que no me quieren, pero yo a vosotros sí, por haber esperado y por haberme apoyado n.n

Como podréis notar, el capítulo es un poco más largo y eso se debe a modo de compensación y aclaración

Os doy mil gracias

Y si por algún motivo queréis seguirme en Twitter (que no lo creo :v) soy taniusqi

Igual que en Wattpad xD todos mis usuarios son así xd

Bueno, espero que os haya gustado y espero subir pronto ahora que tengo más tiempo libre n.n


Nadie es lo que parece ser (FrancescoxRayoMcQueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora