Nadie es lo que parece ser (FrancescoxRayoMcQueen)

Capítulo 2

Dios mío, sé que merezco ser apaleada, pero es que de verdad no he tenido tiempo ni inspiración para seguirla, además haber entrado en bachillerato el año pasado me puso muy paranoica y no quería distraerme xD

Este es mi último año en bachillerato, a ver cómo escapo /u\

Primero de todo quiero daros las gracias por acoger mi historia tan bien, de verdad, me siento muy halagada por vuestros votos

Sois simplemente... wow, es que ni yo me esperaba que mi primer capítulo de una historia mía llegaría a tener 300 votos o más y de verdad me habéis hecho sentir bien y con ganas de seguirla

Así que muchísisisisisimas gracias y aquí está el segundo capítulo   :*

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Sentía la cabeza un poco pesada y abrió los ojos despacio, notando la falta de luz en la habitación. Parece ser que alguien ya había previsto que le molestaría la luz, así que las cortinas estaban cerradas y no dejaba pasar apenas la luz por su color granate.

Rayo se puso sentado en la cama de forma pausada para asegurarse de que su cabeza estaba bien. Cuando estuvo sentado correctamente miró a su alrededor, tratando de recordar qué había sucedido y saber dónde estaba.

¡Maldita sea! ¡Se había quedado dormido delante de su enemigo de carreras!

Se levantó y se dirigió a la puerta, abriéndola y siendo cegado levemente por la luz que había en el pasillo. Una vez la vista aclarada, el rubio caminó despacio por lo que parecía ser una extensión infinita de suelo hasta que llegó frente a muchas puertas tanto delante suyo como a ambos lados.

Confuso, decidió dirigirse a la única puerta que estaba frente a él. La abrió lentamente, esperando no encontrarse con Francesco y así fue, el italiano no estaba allí. Suspiró de alivio y destensó sus hombros para mirar a su alrededor y observar su entorno.

La habitación tenía un sofá de esos que tenía un especie de cama pequeña al final, delante de este había una pequeña mesa de café y frente a esta, a cierta distancia, había una televisión con una pantalla algo grande para su gusto. También, en un rincón había una estufa de leña en la que junto a ella había un sillón lo suficiente ancho para dos personas, pero no tanto como para llegar a ser un sofá.

Se adentró más en ella y se situó en el centro, mirando a una puerta al fondo del salón, la cual estaba medio abierta y se veía que daba a una cocina con comedor. Se acercó a abrirla y entró dentro, pero dió un salto de miedo cuando escuchó que la puerta dela cocina se había cerrado. Giró la cabeza lentamente y ... Casi le habían dado ganas de matar a la persona que le estaba mirando con una sonrisa burlona, signo de que había visto su pequeño susto.

- Así que aquí estás -dijo el castaño, acercándose a él un poco demasiado para el gusto de Rayo.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó el rubio con el ceño fruncido y alejándose hasta una distancia aceptable.

- Vivo aquí. La pregunta sería más bien qué haces tú aquí, pero ya lo sé, así que no hace falta respuesta -contestó Francesco, dirigiéndose hacia la máquina de café-. ¿Quieres uno?

- No lo creo -lo rechazó, sospechando que le había echado algo a su anterior café-. Y tienes razón, estoy aquí para irme y no verte hasta la próxima carrera -dijo, yéndose a buscar la puerta de salida.

Francesco no lo siguió, pues sabía que no podría salir,estaba cerrado con llave y no se conocía la casa como él para saber por dónde debería salir. Añadiendo también el muro que rodeaba la casa, el cual era lo suficientemente alto como para que los paparazzis no pudieran tomar ni una sola fotografía.

A los cinco minutos y cuando se había terminado su taza de café, vió a un mosqueado Rayo McQueen entrando de nuevo en la cocina. Francesco levantó las cejas en su dirección a modo de pregunta y el rubio se sonrojó levemente.

 - No sé donde está la salida -dijo mirando sus zapatos.

- Tranquilo, no hará falta -contestó el castaño. 

Rayo levantó la vista a la altura de sus ojos, con el ceño fruncido y mirándole de forma interrogante.

- ¿Qué quieres decir con eso? Dime ahora mismo dónde está -dijo ahora más molesto aún.

Aunque había ganado confianza, Rayo tuvo que dar un paso atrás por la mirada seria que le dirigió Francesco. Esto no pintaba bien. Retrocedió rápidamente hasta la pared al darse cuenta de que el castaño siguió sus pasos. Ahora no tenía escapatoria. Francesco puso ambas manos a los lados de la cabeza de Rayo y acercó su rostro al del contrario hasta el punto en el que sus respiraciones se estaban mezclando.

- No hará falta porque no vas a salir -dijo con un tono bajo pero autoritario-. Y menos después de todo lo que he hecho para llegar hasta aquí.

Rápidamente juntó sus labios, tomando de sorpresa al ojiazul, quien abrió sus ojos a más no poder e intentó separar a Francesco, siendo esto en vano. Sin embargo, cuando el italiano introdujo la lengua de forma brusca, Rayo la mordió y aprovechó el retroceso del otro para correr.

Corrió todo lo que pudo hasta que llegó a una ventana y salió por ella rápidamente, siguiendo su trayecto hasta una especie de puerta que debería tener rejas, pero carecía de elllas y era totalmente opaca.

Sintió una mano en su boca y pocos segundos después una aguja en su cuello. Luchó todo lo que pudo, pero lo que le habían inyectado estaba haciendo efecto rápidamente y pronto sintió cómo las fuerzas lo dejaban y sus párpados comenzaban a caer.

- Lo siento, pero tú te lo has buscado -oyó antes de caer inconsciente por segunda vez desde que estaba con el italiano.

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Quien piense que Francesco guarda demasiadas drogas que levante la mano :D)/  *le tiran piedras* D: ;-; vale, vale, lo siento T.T

Entiendo que estéis enfadado/as, pero es que de verdad que no he tenido tiempo, es más, entre el comienzo del cap y el final puede haber fácilmente un margen de un curso entero.

Así que este capítulo va para todo aquel lector/a que haya esperado por la continuación :3

Hasta los votos han aumentado de 300 a 400 desde la última vez :v

;-; soy una persona horrible, espero y os guste ;-;