Harry
Cuando llegué al hospital mi asistente me avisó que el día estaría desocupado, de no ser por dos señoras con cita a las 9:30am y otra a las 4:00 pm todo estaría tranquilo, igual no podía irme ya que esa noche me tocaba la guardia. Desde que vi a "Acacia" no podía dejar de preguntarme porque ahora todos la llaman así, de seguro lo cambio junto a sus apellidos para no recordar nada de lo que pasó en su pasado, tuvo un pasado muy fuerte en donde su vida era un huracán de emociones, recuerdo cuando la chequé por primera vez, inicios de anorexia nerviosa; como un amigo de su familia yo podía pasar mucho tiempo cerca de ella y recuerdo ver como pasaba largos periodos de tiempo sin consumir ningun tipo de alimento. Se la pasaba nerviosa, mordiendo sus uñas y reaccionando de manera exagerada a cualquier tipo de situación que ella no pudiera controlar. Era un manojo de nervios, una bomba a punto de estallar. Agradezco a Dios poder verla después de tanto tiempo, era una mujer totalmente diferente al desastre que solía ser a los 15
La evidente diferencia de edad era el único límite que pude ponerme cuando la conocí, yo era el mejor amigo del novio de su hermana, cuando ellos vivían...
Pasaba por una crisis existencial cuando la vi en la boda, con esa chispa en los ojos que hasta te hace olvidar que posiblemente pesa unos 30 kilos.
No podía dejar de pensar en ella, no era algo que me pasara normalmente.
Volví a la realidad y me encontré a mi mismo subiendo las escaleras, fue cuando un tono de voz molesto y peligrosamente familiar se aproximaba, levante la cabeza y ví a Sophia caminar con entusiasmo hasta mi, me abrazó fuerte y me besó.
La empujé sutílmente para que no se molestara.
-Sophia. Estoy en el trabajo.- murmuré algo molesto, lo último que quería era volverla a ver.
-Hola guapo, te extrañé, intenté llamarte al celular pero...
-¿cómo conseguiste mi numero?- mi evidente enfado hizo que ella subiera los hombros y desviara la mirada.
-Hablaremos mas tarde al respecto.- me di la vuelta, saludé a los chicos del rodeo y seguí caminando,estaba buscando al Doctor De La Rosa.
Pasé por la sala de espera y la vi, era Janie; se veía tan pequeña, inocente, debió estar cansada, ni siquiera toda la luz que entraba por la ventana la había despertado, me acerque hasta a ella para levantarla
Cuando abrió sus ojos fue como magia, un nerviosismo recorrió mi cuerpo; pero al ver que no había reaccion alguna de su parte intenté deshacerme de ese sentimiento.
Hablamos por unos minutos, se sentía incomoda frente a mi, no la culpo, soy probablemente el único que sabe de su pasado.¿trabajas aquí?
-si,
-¿Enfermero?
-Doctor; cardiologo.- le sonreí esperando reaccion positiva, normalmente a las chicas les parecen atractivos los doctores
-Doctor, creo que yo lo había visto antes- su comentarió me sacó de mis casillas, ¿era enserio su pregunta? Comencé a alterarme.
-¿No me recuerdas?
-¿Disculpa? No, me refiero a que, te vi el domingo en la iglesia pero siento que te había visto antes de
-Janie, ¿No me recuerdas?-
Parece que escuchar ese nombre la hizo desesperarse, comenzó a hiperventilarse y se notaba como sus ojos dejaban de enfocar correctamente, pupilaa dilatadas, estaba teníendo un ataque de ansiedad. La abracé y levanté para evitar que se desvaneciera pero fue tarde. Se desmayó.
MIERDA, MIERDA, MIERDALevanté su cabeza y llame al primer doctor que vi, la subimos a una camilla y la llevamos al cuarto de ginecología, el protocolo incial era que la encargada vozeara el código azul, el cual era familiar cayó en paro, pero ella no era familiar, así que los dos decidimos no seguir el protocolo por esta vez.
Intente reanimarla, mencionaba su nombre y la movia. Comenzamos a estabilizarla, checamos el ritmo cardiaco; bien, signos, todo estaba bien, la presión arterial era mínima, le pedi un coctel a la enfermera, la canalicé yo mismo y conecté el coctel a ella. No era la primera ni última vez que hacia algo así, pero que fuera a alguien que conociera tan bien me ponía nervioso.
Me senté a un lado de la cama, mirandola; no había conocido a una mujer mas bonita que ella.
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LIMERENCIA
Teen FictionEl Doctor Harold Garfel, no es una persona que le interese hacer amigos, no los busca porque llegan solitos, en cambio al ver tanto misterio en Acacia, intenta buscar la respuesta a todas sus interrogantes, en el caso de Acacia es solo una jóven tí...