IV Vela

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Siento un golpe en mi costado y el misil corta el aire a mi lado. Veo a Alvin encima de mí. Va a mover sus labios, pero la explosión no me permite verlo. Temo que el fuego queme mi piel, el calor es abrumador.

Ahora sólo escucho un zumbido taladrante.

—¡¿Te encuentras bien?!—pero mi grito parece un murmullo.

Vuelvo a llamarlo sin lograrme escuchar. Veo que el rubio se mueve. El robot camina hacia nosotros. Cada paso hace mueve la tierra. Vuelve a sacar un pequeño láser que queda entre nuestros cuerpos. Trago saliva.

Entonces Alvin me sostiene de los hombros. Señala al robot y luego pasa su pulgar sobre su cuello, como cuando amenazas a alguien de muerte... ¿Qui- quiere destruir al robot? Se da unas palmadas en la nuca.

Asiento, creyendo que he comprendido. Él se levanta y comienza a correr, Tofu se le une varios metros más allá, subiendo a su hombro. El animalito debió de salir volando con la primera explosión. Lo imito, corriendo al lado contrario, justo antes de ver cómo el robot me dispara otra bomba.

"Es como esquivar un balón en quemados" pienso, perdiendo un poco el equilibrio pero recuperándome... hasta que el piso comienza a moverse, pero no a causa del robot.

Del suelo salen unas luces largas que comienzan a alzarse. Éstas resplandecen y de la nada salen paredes, árboles, edificios. Intento seguir corriendo, pero los muros son sólidos. ¿Cómo es eso posible? Tanteo las paredes por un momento para confirmarlo, hasta que veo el láser del robot llegar a mi mano. Salto a un lado sin esperar a saber lo que pasará. Mis oídos comienzan a volver a escuchar, pero son disparos interminables, una metralleta como en las películas. Me pongo en posición fetal mientras balas hirvientes caen sobre mí. Cuando se detienen, veo las marcas de disparo en las paredes falsas. Sin pensarlo más, me arrastro hasta una puerta para entrar a un edificio.

Atrapo todo el aire que puedo. Fuera de aquí escucho más disparos. Pienso en Alvin y en cómo en cualquier segundo podría morir si no hago algo, si no lo ayudo... pero ¿qué podría hacer? Soy débil, no soy como Tom... Veo mis manos y aprieto mis puños. El poder de Alvin no podría causarle ningún daño a un robot. Era sólo una persona contra una máquina de guerra... .

Asomo un ojo por una ventana con el cristal roto. La máquina dispara sin parar contra un edificio que reconozco como el teatro chino de Los Ángeles al que mis padres me llevaron hace tiempo. Y ante mí la espalda del robot, con una especie de tapa. Eso es lo que Alvin me había señalado al darse palmadas en la nuca. Debía de ser como esa parte importante en una computadora... nunca supe su nombre.

El techo del teatro se desploma y los escombros vuelan por los aires.

"Apresúrate" pienso.

Levanto mis manos y las apunto contra la máquina.

Ahora ha dejado de disparar. Y más allá yace el edificio en el que se encontraba Alvin. Destruido por completo. En un momento siento cómo toda mi sangre se va hacia mis pies. No quiero aceptar que acabo de ver morir a alguien... pero no hay tiempo.

El robot ahora me apunta a mí.

Veo el resplandor del láser brillando hacia mí, sé que apunta a mi frente. Exhalo y cierro los ojos. Y en mi mente recuerdo una vez en la que se había atorado un balón mío en un árbol. Esa vez le pedí ayuda a Tom para bajarlo, pero él creía que podía usar mi habilidad para bajarlo yo mismo. Así que me prometió una caja de Chocolates Panda si lanzaba un rayo de luz al balón. La idea de esa caja me obligó a levantar las manos, y los vítores de mi hermano hicieron que antes de lo que pensara el balón cayera al pasto. Ésta vez no era diferente. Sólo que la caja, era Alvin.

AlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora