Zero-One

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Eran aproximadamente las 8 de la noche, Momo Coffee estaba a minutos de cerrar, Barbie y Faye (Otra chica que trabajaba en el café junto con Barbie) estaban ordenando todo para ya cerrar cuando un chico de cabello blanco con las puntas de color celeste eléctrico, de estatura para ambas alto y de buen cuerpo a pesar de que venia con un abrigo se pudo notar su físico bastante trabajado. Entró al local yendo directo al mesón en donde estaba la señora dueña del local a la cual saludó de manera cariñosa, al parecer ese joven era hijo de su jefa, esta nunca le había contado de la existencia de un hijo.

Su joven amiga la miraba extrañada, no sabía lo que le estaba ocurriendo en ese momento por lo que la movió haber si con eso salia de sus pensamientos y le podía tomar un poco más de atención.

-Oye Barbie por favor reacciona... Estas hecha una tabla aquí mismo. -Dijo la más baja de ambas tratando de hacer volver en si a su amiga.

La joven de cabellos negro largo por fin dejo de estar con esa maldita boca abierta mirando al chico, una notable sonrisa de oreja a oreja se formó en su blanco y aterciopelado rostro, se giro tomando de las manos a su amiga saltando emocionada.

- ¡Faye, el es Hoseok, el dueño de la empresa a la cual yo quiero entrar a trabajar! -Gritó en voz baja para que la jefa y, obviamente Hosoek, no se dieran cuenta de que ambas meseras estaban mirándolos entretenidas, eso si, Barbie era la única atenta a el ya que a Faye poco le importaba eso.

- Por favor Barbie cálmate, solo es un chico mimado del montón... No es como que te vaya a hacer caso, y si lo hace quizás que trato sea el que te de.

Por más que la joven de nacionalidad China tratara de pensar cosas buenas tenia que caer en la realidad de al chico al cual quería era un empresario, pero como lo quería, en que sentido ella se moría por el, simple, ese hombre siempre dio innumerables sumas de dinero para que escuelas de arte se equiparan de materiales, como no amar a un hombre que le dio la oportunidad de estudiar lo que ella más quería. Esto hizo que se deprimiera al notar su triste realidad pero por lo menos ahora lo podía ver en su forma más natural. Faye, una joven de 22 años algunas veces podía comprender a su amiga, no la culpaba de nada, en Corea habían chicos lindos cada día por lo que no perdía las esperanzas de que algún día ella encontraría al hombre de sus sueños y pudiera ser feliz, pero por ahora tenia que preocuparse de que su amiga estudiara para sacar su titulo en artes, la carrera que ella tanto quería estudiar.
Luego de pasar por todo eso el joven de cabello blanco salió sin su abrigo a la terraza y se puso a escribir algo en una de las pizarras en donde se anotaba el menú del día, al parecer iba a dejarle algún regalo escrito, como un mensaje de superacion que a el tanto le gustan, Faye notó que Barbie ya no estaba en condiciones de trabajar por lo que suspirando se levantó de la mesa tomando una bandeja.

-Voy a ver si el quiere algo para tomar antes de cerrar, tu por quédate aquí. -Salió a donde estaba el joven escribiendo, parecía estar concentrado decorando y remarcando que hasta le dio pena ir he interrumpirlo pero su trabajo era atender a los clientes.- Buenas noches, ¿Le gustaría algo para tomar?

El joven levantó la mirada sonriendo y asintiendo suavemente con su cabeza, a la luz de la luna no pudo negar que se veía extremadamente guapo pero no se dejó caer a sus pies, algo sonrojada tomó su libreta lista para anotar el pedido del mayor.

- Me gustaría un americano con un poco más de azúcar de lo habitual por favor. -Llevó su mirada directamente a los ojos de la chica como si algo quisiera decirle, no con palabras si no que con sus ojos.

- E-Enseguida lo traigo... -Rápidamente entró al local para preparar el café que le había pedido el hijo de su jefa. No se tardó mucho pero ya no tenia ganas de llevarlo por lo que fue donde Barbie y le dejó el café.-

-Te haré feliz hoy, llévale este café a este chico, yo seguiré limpiando lo que queda ¿Vale?

-¿Enserio puedo llevárselo yo? ¡Gracias! - Con una gran sonrisa tomó el café para ir a dejarlo al joven, no sin antes depositar un dulce beso en la mejilla de su amiga en forma de agradecimiento.-

Al salir del local a la terraza en donde se encontraba el chico pudo notar que estaba en su celular, quizás enviando mensajes por que lo había visto bastante entretenido en lo suyo, esto no impidió que dejara el café en su mesa y acomodara algunas cosas, pero al estar bastante nerviosa no controló sus movimientos haciendo que el vaso de café se derramara en el regazo del chico, un grito se escucho de parte de ambos pero el joven fue quien dio un salto de su silla cerrando con fuerza sus ojos.-

- ¡Agh! ¡Quema! -Rápidamente tomó una servilleta que había cerca de su alcance para secar un poco algo completamente inútil.-

- ¡Lo siento mucho no fue mi intención tirar el café! -Estaba apunto de llorar por lo ocurrido pero justo salió la jefa echa una furia directamente donde la joven.-

- ¿¡Que demonios te pasa mocosa, acaso no tienes cuidado?! -Iba a seguir hablando pero el chico de mechas azules la detuvo negando.-

-Tranquila mamá fue mi culpa... Yo pasé a tirar el café cuando iba a dejar mi celular en la mesa. -Una pequeña sonrisa le dedicó a su madre antes de hacer una ligero puchero, que sinceramente lo hizo ver demasiado tierno en ese instante.- Pero ¿Me puedes traer algo para secarme?

De inmediato la señora fue por algo para su hijo, la chica miró sorprendida al chico sin saber que decirle, le había salvado su pellejo en el trabajo pese a que casi lo deja sin hijos.

- P-Porque le dijiste que fue tu culpa, si yo ti...- Fue interrumpida por una extraña mirada del joven, no sabia como describirla exactamente, ¿Odio?

- Que ahora no haya dicho nada no significa que no me vas a pagar este favor que te hice, de alguna manera vas a tener que remediar esto.

¿ Había escuchado bien? ¿Acaso el joven la estaba amenazando? ¿O directamente no estaba entendiendo nada de lo que había pasado? Más no pudo hacer ninguna pregunta ya que su jefa había llegado con unos paños húmedos para poner y secar en parte, el pantalón de su hijo.

- Barbie tu limpia este desastre mientras yo voy a buscar algo de ropa que tengo para Hoseok.

Y su jefa desapareció por la misma puerta dejándola sola con su hijo, que de tenerle admiración pasó a tenerle miedo, no sabia en que rollo se había metido, no entendía que debía pagar y porque el joven de tener una linda y tierna apariencia cambio a ser alguien frío y poco tolerante, dejó de pensar y comenzó a limpiar el café que cayó en la mesa y el suelo, el chico la estaba mirando de pies a cabeza, al parecer la chica a sus ojos le parecía atractiva, no lo negaba para ser apenas una joven estaba bastante dotada en todo sentido, quizás ella su tipo porque sus ojos no se despegaban de ella.

-Te espero a la hora de cierre afuera. -Dejó el trapo húmedo a un lado y tomó su abrigo para entrar al local y decirle a su madre que se iba a ir a casa para cambiarse y ver que nada grave había pasado, Barbie no dijo nada, no tuvo tiempo ni para respirar, pero que iba a hacer, le botó el café en las piernas y el la salvó de que su jefa la eche de patitas a la calle.


Mercury [Wonho +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora