Con la cabeza alta.

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-Mi pequeña...-Mi madre se soñó la nariz haciendo bastante ruido, lo que hizo que varios estudiantes que irían conmigo a mi nueva Universidad se diesen la vuelta, y que yo dirigiese mi mirada hacia mis converse grises, blancas en otro tiempo. Ella, por su parte guardó el pañuelo en su bolsillo, y me dio un abrazo de oso.
-Mamá...ya, ya...-Murmuro avergonzada, intentando zafarme. Ella se seca las lágrimas.
-Pórtate bien, cariño. Haz caso a tus profesores, estudia y sobre todo no te distraigas.
Tras sorber ruidosamente, da paso a mi padre, cuya despedida no es tan pegajosa como la de mi madre. Más bien fría y cortante.
-Estudia. No quiero oír ninguna queja por parte del director Watson. Si esto ocurre, te enviaremos a un internado en Inglaterra.
Yo sonrío por fuera, pero por dentro sus palabras me duelen. Más que nada me incitan, ya que cuanto más diga que no me meta en líos, más ganas tengo de desobedecer.
-Adiós.
Me doy la vuelta, y ni siquiera le beso. Sé que cuando me monté en el avión me voy a arrepentir, pero hay que irse con la cabeza alta.

Una señora con una chaqueta de la West Hills, nos guía por el inmenso aeropuerto de Barajas, Madrid. España. La universidad a la que voy se encuentra en Corega, una ciudad en Estados Unidos, pequeña e hispanohablante.
-¡VALENTINA SMITH!- Chilla ella. -Más vale que se de prisa, no querrá hacernos perder el vuelo.
Acelero el paso, y me pongo a la altura de una chica morena y con grandes pechos.
Llegamos a la puerta de embarque, y le doy mi pasaporte a un señor.
-Pase.
"32 B" repito en mi mente. Es mi asiento. Cuando llego a él, la pechos grandes de antes está sentada en el 32 A. Me siento en mi sitio, y me pongo a escuchar música.
Unos golpecitos en mi brazo interrumpen a Charlie Puth, y me veo obligada a quitarme los cascos.
-Pssss. ¿Cómo te llamas?-Pregunta mi compañera.
-Valen. ¿Tú?
-Rebecca. - genial, nombre de choni - una pregunta. ¿Cuánto dura el vuelo?
-8 horas, ¿por?
-Curiosidad.
Estuvimos un buen rato hablando, y me contó cosas sobre Córdoba, su ciudad. También me confesó que era lesbiana, y que sus padres la habían mandado a esta universidad porque se habían enfadado cuando ella se lo dijo. Sin quererlo, al final me dormí.

Me desperté por unas fuertes sacudidas del avión. Turbulencias. Me volví a dormir sin importarme, ya hasta el final, del vuelo.

Desembarcamos, y un autobús nos llevó a la universidad donde pasaría mis siguientes 3 años de vida ( ya que los otros dos había estado inactiva debido a mi expulsión) .Me fijé en los grandes y modernos edificios, con varias casas apartadas en un área vallada. Llegaron autobuses de todos lados, con estudiantes internos en las casas. La señora que nos acompañaba, por arte de magia se desvaneció, y tuve que buscar yo sola la recepción, donde preguntaría por mi correspondiente casa.

Tras una hora dando vueltas, por fin encontré el mostrador.
-Perdone, soy Valentina Smith. ¿Me podría asignar mi casa, por favor?
La recepcionista se ajustó las gafas y comenzó a revolver su escritorio, hasta agarrar un papel arrugado y manchado de café.
-Usted puede elegir entre dos Cabañas, ya que hay una plaza libre en las dos. ¿Braelyn o Buckley?
-¿Puede decirme los componentes de ambas, por favor?
Me miró severamente.
-LAS componentes, Smith. No son mixtas.
Tras decirme todos los nombres, uno de repente me sonó.
-¿Puede repetir el último de la casa Braelyn?
-Claro. Rebecca Morris. - ¡Mi compañera de vuelo!
-Inscríbame en Braelyn, por favor.
-De acuerdo. Estará en él área de los estudiantes de periodismo, y tendrá sus clases con el resto de Cabañas de su área; 4 en total. Tome las llaves, su ficha de estudiante y un mapa del campus. Si tiene alguna duda no dude en venir.

Siguiendo las indicaciones del mapa, llegue al área de casas.

VALENTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora