Conociéndonos

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El pelaje de un gato es tan suave y esponjoso, acariciar un gato da una sensación de bienestar sobre todo cuando éste comienza a ronronear. Era el mismo caso con el felino que tenía enfrente, tamaño humano por cierto. Su dulce y tranquilo ronroneo hacia que mi corazón se apaciguara y que la excitación se me calmara. No podía haber algo peor que estar desnudo en medio de un bosque y el peor del caso es que era con un hombre, y que más con un hombre, era un hombre gato el sólo pensar en cómo se vería susodicha idea me daba una sensación extraña en el interior. El felino comenzó a despertar. Yo me sentía muy apenado de la sola idea de tener que apreciar su cuerpo totalmente desnudo, por ende sólo tenía algunas características de los gatos oreja, cola y el ronroneo y uno que otro comportamiento gatuno, pero dejando eso de lado era un humano en toda la apariencia física, tenía las mismas características que un humano podía tener, lo único diferente eran la orejas y la cola de gato, pero nadamas era diferente en él.

En cierta forma me alegro, por el acto que habíamos llevado acabo la noche anterior, si es que conozco la fisionomía de los gatos, habría una parte que no me hubiera gustado sentir, en especifico...

Despertó, se levantó y comenzó a buscar su ropa, eso lo hizo parecer tan humano. Cuando lo pude contemplar por completo una parte de mi se hizo notar a la vista. Apenándome del acto me dediqué a vestirme también. Después de todo no se podía significar nadamas de lo que era, todo solamente fue la pasión del momento no hubo nadamas allí, solamente eso.

Una vez nos acabamos de vestir, yo decidí a conocer más de él, hice una sentencia.

—Esto, creo que después de "eso" sería mejor que nos conociéramos un poco más-. Dije con un tono apenado, mientras íbamos caminando por un camino de hierbas entre el bosque. No podía evitar ponerme colorado de sólo recordar lo que había sucedido.

—¿Qué te interesaría saber de mí?-. Dijo sin más, con un tono de voz desanimado y a la vez alarmante.

Yo me quedé viéndolo mientras caminaba arrastrando la cola de gato entre sus patas. Yo me preguntaba cómo es que no era capaz de caerse con ella. Después de hacerme tan tonta pregunta solté lo que tenía que decir.

—¿Cuál es tu nombre?-. Solté la frase en cuestión, esperando una rápida respuesta.

—Mi nombre...-. Hizo una pausa, miró hacia el cielo—no tengo nombre-. Hizo una mueca de dolor, como si tuviera un recuerdo realmente doloroso, al observar su ojos, me di cuenta de que tal vez fue una pregunta que no debí hacerle—¿y el tuyo?-. Me dijo después de haber pasado unos instantes.

—Yo soy Fremey-. Lo dije con un semblante de preocupación, por no saber si había hecho una pregunta que no debía. Cuando me di cuenta él ya estaba muy cerca de mí rodeándome, con los brazos y colocando su mano frente a mi boca.

—No hagas ruido-. Me dijo mientras me tumbaba en el suelo, era una situación un tanto molesta para mí.

Escuché un ruido atroz, como si de una explosión se tratará. Ése ruido era tan cercano, tan cercano que comencé a sentir una gran preocupación en mi interior, por unos instantes, la explosión ya no se escuchó nuevamente, pero algo en mi interior, una intuición, me decía que algo muy malo estaría por ocurrir en breves momentos, así que no podía sentirme realmente tranquilo, en que situación había venido a parar, mi cabeza se llenó de muchos pensamientos inútiles, no había en que pensar yo era una persona que siempre había estado sola y no gozaba de muchos amigos, una persona que siempre ha estado sola nunca sería extrañada por nadie, así que no había nada de qué preocuparse, suponía que esta decisión tan tomada a la ligera no había sido para nada mala, es más fue buena idea; aunque hay algo en mi interior que no entiendo y es con respecto a él, y lo que estaba ocurriendo ¿qué destino me esperará de ahora en adelante? Era algo impensable para mí.

Cuando despierteWhere stories live. Discover now