COMPROMISO Y SANTIDAD

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Los convenios de gracia nos impulsan a la santidad.
Éxodo 19:1-13

El compromiso parece ser un concepto cada vez más obsoleto para muchos. El Dios de los cielos no parece tener reparos en comprometerse con los falibles humanos.
El Dios de los compromisos. Cuando Dios hace un convenio, lo hace de manera seria. El convoca al pueblo al desierto para dar inicio a una nueva era. El Señor se presenta como superior. El texto dice que Moisés "subió a Dios" y que el Señor "lo llamó desde el monte". Aunque Él hace tratos con los humanos, no los hace con cualquiera; prácticas como "demandar", "exigir" o "reclamar" están fuera de una relación adecuada con el Señor.
Por otro lado, ésta será una era de nuevos privilegios para el pueblo de Dios, provenientes de la gracia divina. Aunque es agradable escuchar los títulos, "especial tesoro" o "reino de sacerdotes", esto incluye la responsabilidad de representar al Señor ante el mundo. Somos su tesoro porque de él es la tierra; somos sacerdotes para llevar al mundo ante Él; somos gente santa porque somos apartados para Él. ¿Qué distinción! ¡Qué gran exigencia!
El Dios de la santidad. La cercanía y confianza que Él mismo nos brinda hacen olvidar que, estrictamente, no tenemos ni el derecho ni la capacidad de acercarnos a Él. Simplemente tocar el lugar de su revelación implica la muerte segura. ¡Qué majestuoso es! Por ello, debemos lavar nuestro ser en santidad y prepararnos en pureza para acercarnos y disfrutar de sus bendiciones abundantes. Dios nos permite estar ante Él, pero no olvidemos que no es nada menos que el Soberano Señor de la Gloria.

¿Le has dado gracias a Dios por comprometerse contigo?
¿Has aprendido a disfrutar de los privilegios y responsabilidades que el Señor te ha dado?
¿Te presentas ante Él con vestidos de santidad?

Señor, permite que mi vida esté siempre limpia; preparada para hacer compromisos contigo.

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