Academia Mágica A.M.I.S.

Capítulo 30

Aquellos en los que podría confiar.

          Este día ha estado lleno de sorpresas, pero esta se lleva el mayor premio.

          Frente a mi tengo a Geraldine junto a un gran encapuchado y detrás de ellos, yace Demid arrodillado en la tierra.

- ¡Lánzame!.

          Le grita la chica albina a su compañera, y esta baja en picado para arrojarla contra sus enemigos. Agnet, junta sus brazos sobre su cabeza totalmente extendidos, para luego transformar todo su tren superior en un gran taladro. Cae girando a una velocidad increíble. Va tan rápido que una persona normal moriría al instante por la agitación.

          Sin embargo, Geraldine y su compañero evaden el ataque sin problemas haciéndose a un lado. Mi antigua compañera se apresura a atacar a Agnet aumentando su velocidad, pero Demid dejando solo un destello en el aire se lo impide, bloqueando su golpe.

- ¡Ya detente, hermana!. No quiero pelear contigo –La expresión de dolor en el chico es grande. ¿Y quién no lo estaría si ves que un familiar tuyo te traiciona y te quiere asesinar?-.

- ¡Entiéndelo que es por tu bien! –Le replica la chica-.

- ¿Entonces piensas dejarlo morir así como así? –Intento persuadirle con las palabras-.

          Detrás de ellos, Agnet se levanta para posicionarse y atacar en cualquier momento.

- ¡No morirás! –Dice casi al borde de las lágrimas- Te protegeremos. . .

          La chica baja la cabeza un momento retirando su brazo, con el cual había atacado, pero yo no desaprovecho la oportunidad y me lanzo contra ella, sin embargo, como era de esperarse, el otro tipo no está pintado.

          El sujeto se coloca de pie en frente de mí. Ahora que lo veo más de cerca, es gigante. Me sobrepasará por al menos dos cabezas. Su cuerpo es robusto y sus músculos casi sobresalen de su ropa. Levanta sus manos para quitarse la capucha y dejarse ver.

          Su piel que bordea entre lo blanco y lo moreno, se ve bastante áspera y dura. Sus facciones están bien marcadas. Tiene los ojos De un color miel profundo. Su cabello es bastante largo, de color castaño claro y lo lleva todo engominado.

- Es hora de acabar con esto –Su voz suena bastante dura. Aunque no denota más de 30 años-.

- Bien. . . –Asiente Geraldine y retrocede- Déjame a mi hermano –La chica mira con ferocidad hacia adelante esperando la respuesta de su compañero-.

- No tardaré aquí.

          El tipo levanta su brazo derecho para atacar. Es tan grande que lo único que se me viene a la mente es bloquear el golpe, sin embargo, no creo que eso sea suficiente, saldré mal parado si lo bloqueo con solo los brazos.

          Deja caer su puño con todo su peso, pero delante de mí aparece Tabatha con un gran círculo de defensa para parar el ataque a duras penas. Otra vez salvándome esta niña. ¿Qué no ve que saldrá lastimada?.

- ¿Por qué sigues haciéndolo?.

          Le pregunto cuando su círculo se rompe en pedacito, mientras que ella comienza a jadear.

- Porque. . . yo te protegeré.

- Tch.

          Qué molesta.