Una Vida

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Después de algunos días vivo en una enorme casa, totalmente sólo, a excepción de un gato blanco al que decidí llamar cebolla. Esta viejo y no hace nada más que rodar en la gran alfombra y comer todo el día.

Tengo un trabajo en una enorme empresa, estoy en la cima de los mandos, recién entre y logre todo esto. Me dieron un reloj de oro y mi pensión para que viva a partir de ahora.

Detesto que algo pueda ser tan aburrido, estando tan arriba no hay lugar a donde ir más, de seis de la mañana a seis de la tarde escondido en una oficina haciendo un trabajo para el cual estoy totalmente capacitado sin saber como.

A partir de aquí me dirijo a alimentar a cebolla que cada día esta más energético y sé dedica a buscar ratones y pasear por el tejado con otros gatos.

Fui descendido, ahora debo estar en la fábrica todo el día, es un lugar caliente y sucio, la paga es buena pero a que precio, el dinero no resuelve nada.

Conocí a mi madre, una anciana enojona que con dificultades avanza al caminar, vive en una cabaña en el campo sola, pues mi padre ya no esta.

Cebolla es un gatito blanco ahora, cada día en el espejo mis cabellos se tornan más oscuros y las arrugas empiezan a desaparecer, aquel dolor de espalda que me aquejaba ya no esta.

Sin embargo, ahora trabajo en la oficina como mensajero, es algo muy cansado ir y venir durante todo el dia y la paga cada vez es menor.

Vivo en un cuarto pequeño, con una luz difuminada que ilumina las polvorientas paredes y aquellas ventanas sucias que no dejan ver más allá de ellas, cebolla ya no esta, mi cama esta en una esquina con sábanas delgadas y por el otro lugar una estufa eléctrica con trastes por lavar, y comida hechada a perder.

Con mi trabajo de conserje no puedo pagar nada más que eso, pero por ahora me encuentro estudiando la Universidad. Aunque sea una vida difícil espero funcione.

El RetrocesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora