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Viernes, 25 de Marzo.

Te habrás dado cuenta que en ninguna de mis cartas anteriores he puesto remitente.
Nadie desea leer el nombre de la persona que mas daño le ha hecho.
Ni siquiera por error.
Es por eso que nos he ahorrado a ambos el disgusto de tener el nombre del otro en la lengua.
Ya aclarado eso, seguiré con la carta.
Por fin he accedido a asistir al grupo de apoyo con el que tanto tiempo han estado insistiendo mis padres.

Yo no le veo el caso.

¿Para qué es necesario ir y hablar con personas, que no conozco, acerca de ti?
¿Es necesaria la humillación? ¿La vergüenza? ¿El dolor?
Aun así, me parece que es mejor darle un pequeño gusto a mi madre. No se ha separado de mi desde que tu no estas.
Es muy loco, ¿cierto?
Antes, siempre que nos veíamos, discutíamos por cosas insignificantes. La mas pequeña insatisfacción hacía estallar una enorme pelea que siempre acababa con ella berreando y diciendo que no volvería a visitarme y conmigo respondiendo que esperaba y así fuera.
Ahora es todo lo contrario.

El dolor te hace amar más.

Eso fue lo que ella me dijo en su última visita.
Yo no estoy muy seguro de que eso sea verdad.

Sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora