Capítulo 51

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Décimo Día, 9: 56

—¿Eso es...? —pregunta un señor levantándose.

¿Por qué soy tan estúpido de creer que en realidad el maniático me dió un plato de comida como regalo por lo que ha pasado y el tiempo que he llevado en el laberinto, teniendo una luz en su interior? ¿Ah? ¿Por qué soy tan iluso?

—¡Un chico! —grita otro, hay más o menos quince hombres.

—Parece que hubiera comido... —susurra uno que está cerca de mí.

—Sí... Se le ve en su labio inferior, tiene trozos de... —empieza a oler otro señor desde su lugar—. Huele a puré.

—Con que comió ¿Eh? —pregunta el primero que habló acercándose.

Me comerán, me comerán, me comerán ¡¿Por qué comí?!

—¡Atrás! —grito retrocediendo, pero ellos se acercan hacia mí a pasos lentos, con una expresión obsesiva de comerme. ¿Cuánto tiempo llevarán aquí como para que estén con tal comportamiento?

—Ven, no tienes que preocuparte vamos a charlar.

¿Mientras ven mi estómago? No gracias.

Retrocedo hasta llegar a la otra puerta pensando en que estaba abierta, pero está cerrada, trato de abrirla, pero no se abre.

—Genial... —susurro volteándome viendo a uno muy cerca de mí.

Entonces saco el cuchillo apuntándolo hacia su ojo y él lo ve fijamente.

Al Paso de los DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora