Extra

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Ambos jóvenes caminaban divertidos tomados de la mano hasta que llegaron a su destino, la humilde morada donde habían pasado tiernos momentos desde que habían iniciado su relación, hace ya algunos meses.

—Espérame en la sala —dijo (Tn) arrojando sus llaves al mueble que estaba al lado de la puerta.

—Vale —dijo Nathaniel, pero su novia ya se había ido.

El pelirrojo caminó hasta la sala de estar y se sentó en el sillón para tres esperando pacientemente a (Tn).

La muchacha no tardó mucho en regresar, con una gran sonrisa se posicionó frente a su novio ocultando algo en su espalda.

—Nath —Lo llamó dulcemente.

—¿Si? —El pelirrojo la miró, sonrió al verla, eso era algo que amaba. Su contagiosa alegría.

—¡Feliz cumpleaños! —Le extendió las manos sosteniendo una bolsa de regalo.

—¡Wow! —Nathaniel tomó la bolsa con gran emoción—. No te hubieras molestado —dijo con una gran sonrisa abriendo la bolsa, el regalo eran pinceles, colores pastel y acrílicos, perfectos para su pasión por el arte—. ¡Me encanta!

El joven levantó la vista y no encontró a (Tn) hasta que se dio la vuelta y la vio sentada en el sillón individual con su guitarra en mano.

—Mi regalo no es sólo eso —dijo con una sonrisa—. La compuse hace unas semanas, espero que te guste

(Tn) comenzó a tocar las cuerdas haciendo sonar una hermosa melodía, entonces comenzó a cantar.

Para complacerte que no haría. Te juro que hasta el cielo y las estrellas te daría, aunque sé que no son mías, por ti las conseguiría, que ironía... —Con los ojos cerrados se dejaba llevar por los acordes de la guitarra expresando de la mejor manera que pudo lo que le hacía sentir la compañía y el cariño de Nathaniel.

El pelirrojo observaba embelesado a su novia, las expresiones en su rostro con cada estrofa le enternecían y causaban un sinfín de emociones en su interior, apoyó su mentón en las palmas de sus manos sin apartar la vista de tan bella escena.

Para complacerte hablaría muchos idiomas, para que supiera la gente de nuestra historia —(Tn) tenía una manera de entregarse al cantar que nadie que la escuchara podría quedarse indiferente, su voz cautivaba y la interpretación dejaba fascinado a quien sea, especialmente a ese artista de ojos turquesa que tanto la adoraba.

El momento era solo de ellos para expresar tanto amor con palabras, miradas, sonrisas y corazones acelerados.

—Para complacerte, moriría si me lo pides —finalizó la castaña dando los últimos acordes a su guitarra, regresó su vista al único espectador mostró una tímida sonrisa.

—Cantas hermoso —dijo Nathaniel dando unos aplausos causando un sonrojo en la chica.

—Gracias —respondió (Tn) dejando su instrumento a un lado.

—¿Ya te dije lo feliz que me haces? —mencionó Nathaniel poniéndose pie acercándose a ella.

—Mmm hoy no —respondió la castaña con una sonrisa.

—Bueno, creo que te lo compensaré... —dijo Nathaniel para después tomarla del mentón y darle un beso cargado de amor, el pelirrojo la tomó por la cintura elevándola del sillón donde descansaba para acercarla más a él, por la falta de aire se separaron.

—Feliz séptimo mes —dijo (Tn) y unió sus labios en un apasionado beso, llevó sus manos al cuello de su novio y empezó a jugar con su cabello.

—Te amo —dijo Nathaniel sonriendo entre el beso.

—Te amo más —respondió (Tn).

Bien dicen que nunca sabes cuándo ni cómo te llegara el amor, para muchos sigue tratándose de algo irreal, un mito, pero muchos otros aseguran que cuando es amor verdadero, no hay espacio para las dudas.

El Lobo Que Se Enamoró De Caperucita Roja #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora